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La combinación de una economía mundial “menos dinámica” y un contexto regional también “más frío en materia de actividad”, sumado a la restricciones comerciales de los vecinos, “configuran un claro indicador” de que el “panorama internacional favorable” que disfrutó Uruguay en los años recientes “ha quedado definitivamente atrás”. Aún así, según el gobierno, la próxima administración que se instalará en marzo de 2015 heredará una economía que “transita un fuerte proceso de crecimiento y cambio estructural, con menos vulnerabilidades en los ámbitos fiscal y financiero, y una sociedad que progresivamente se muestra más inclusiva e igualitaria”.
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Así lo planteó en el informe económico-financiero que acompañó el proyecto de Rendición de Cuentas de 2013 remitido al Parlamento el lunes 30. Por ser un año electoral, el texto no puede incluir aumentos de gastos y se limita a reportar un balance de $ 20.510 millones correspondientes a la ejecución presupuestal y otros $ 6.806 millones por concepto de operaciones extrapresupuestales.
En ese documento el Poder Ejecutivo refuerza la idea de que esta “nueva realidad internacional” se “diferencia notoriamente del contexto global previo a 2009 identificado por algunos analistas privados como ‘viento de cola’ para la economía uruguaya”.
Un aspecto adicional en este escenario menos favorable es el paulatino desarme de los estímulos monetarios en Estados Unidos, cuya consecuencia concreta para Uruguay —dice— será un aumento de las tasas de interés internacionales, que hará menos atractiva la llegada de capitales al país. También podría hacer bajar el precio de las materias primas.
Pero, según el Poder Ejecutivo, las “fortalezas” que desarrolló el país han “permitido mantener una senda de crecimiento significativo en comparación histórica y regional aún en el deteriorado escenario económico internacional post-crisis” de 2007-2008. Recuerda que el Producto Bruto Interno (PBI) se expandió 4,4% en 2013, si bien aclara que en parte fue por una mayor generación hidroeléctrica favorecida por el clima.
Señala que la moderación del crecimiento no es “preocupante”. Y menciona como “señales” de la sostenibilidad de este ciclo, que aumentó la inversión en capital físico y que el sector exportador “debería retormar dinamismo”.
Al analizar los datos del PBI del primer trimestre —cuando el crecimiento fue de 2,4%—, varios sectores presentaron caídas que “responden a fenómenos coyunturales que se revertirán durante el resto del año”, observa el Ejecutivo. Y señala la expectativa de que la economía en su conjunto se expandirá 3% en el promedio de 2014, un registro que “continúa siendo importante tanto en términos históricos como en la comparación regional”. En 2015 el PBI crecerá 3,3% y lo hará 4% en 2016, según sus proyecciones.
En el informe deslizó algunas comparaciones con el último gobierno del Partido Colorado —por ejemplo en el monto de las exportaciones y el PBI por habitante— para mostrar los avances en la economía. También en materia de inflación, la principal piedra en el zapato del gobierno del Frente Amplio: el registro de 8,8% promedio anual esperado “contrasta totalmente con la situación que se observaba en el Uruguay al finalizar las dos primeras administraciones posteriores al retorno de la democracia (80,5% en 1989 y 40,7% en 1994)”.
“Hay confianza en el porvenir económico” del país, comentó el martes 1º el presidente José Mujica en su audición en radio Uruguay.
Inflación.
El control del aumento de los precios al consumo “seguirá siendo el principal desafío de política económica para la actual administración”, admite en el informe. Estima que la inflación se incrementará 8,8% en promedio en 2014, un registro que bajará gradualmente en los próximos años, en un contexto de ligero aumento del desempleo y menores incrementos en el poder adquisitivo salarial (ver cuadro).
El gobierno reitera en el documento su visión de que el gasto público ha sido un factor “muy marginal en materia de inflación”, en discrepancia con lo que han señalado el Fondo Monetario Internacional y varios analistas privados. Al respecto apunta que, tomando las estimaciones hechas por ese organismo internacional, se requeriría realizar un recorte equivalente a “eliminar la educación pública o partidas de similiar magnitud dentro del presupuesto” (4,5% del PBI) para abatir en dos puntos porcentuales la inflación. “Plantear un ajuste fiscal para resolver el problema inflacionario no se sostiene ni técnica ni políticamente”, remarca con negritas en el documento.
Fiscal.
Las últimas cifras fiscales, publicadas por el Ministerio de Economía el lunes 30, mostraron una ligera ampliación del déficit en los 12 meses cerrados en mayo. El desequilibrio anual ascendió a U$S 1.799 millones, lo que representa 3,22% del PBI.
El deterioro fiscal obedeció a que si bien mejoraron las finanzas del gobierno central, las principales empresas públicas arrojaron un resultado negativo en mayo (que contrastó con un superávit en el mismo mes de 2013). Ancap y Antel dieron pérdidas por unos U$S 35 millones cada una, considerando las transferencias que hacen a Rentas Generales.
Para todo 2014 el Poder Ejecutivo estima que el déficit fiscal global ascenderá a 3,3% del Producto, algo más de lo que había proyectado meses atrás. El ajuste obedece —entre otros factores— a un peor desempeño de las empresas públicas por el impacto de la decisión de postergar aumentos en las tarifas procurando contener la inflación, explicó en el informe enviado junto al proyecto de ley de Rendición de Cuentas. El mantenimiento de altos niveles de reservas “impone un costo de intereses” equivalente a medio punto del PBI; también lo tiene la estrategia de desdolarización de la deuda, señaló.
En ese contexto, el gobierno modificó las proyecciones fiscales para 2015 y ahora estima que el déficit se situará en torno a 3,2% del PBI.
El resultado estructural de las cuentas públicas —es decir, contemplando el ciclo económico— será un déficit equivalente a 3,5% del PBI este año y de 3,3% el próximo. Para ambos años también se proyecta un saldo negativo en términos primarios (–0,6% y –0,2%, respectivamente).
El Ejecutivo alega en el informe, que si bien el déficit fiscal del país se amplió desde 2009, lo hizo menos que otras economías de la región.
Añade que en la situación actual, el “esfuerzo fiscal para sostener el endeudamiento público en valores razonables es mucho menor que el requerido 10 años atrás y el aumento reciente del déficit (...) no cuestiona la sostenibilidad de la deuda”, señala. Estima que, en términos netos, la misma se ubicará en torno a 25% del PBI en 2014 y 2015.