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    El gobierno apuesta a sustituir mecanismos de compra estatal no competitivos, que son 90% en rubros como guantes, carne o papel

    El Estado es el mayor comprador del país en varios rubros. Para algunos, en los que gasta millones de pesos al año como el algodón o los guantes usados en los hospitales públicos o por la Policía Científica, el papel higiénico o distintos víveres, recurre muchas veces a las “compras directas” y “por excepción”, menos convenientes que otros mecanismos. Eso detectaron análisis de mercados efectuados por la Agencia Reguladora de Compras Estatales (ARCE), que llevó a proponer —y en algunos casos ya a implementar— la alternativa de convenios marco (CM) para las adquisiciones como forma de “bajar las barreras de acceso” y en espera de “que se genere una sustitución parcial importante” de los procedimientos no competitivos.

    La modalidad de CM, muy utilizada en varios países de la región, fue adoptada en Uruguay por decreto en 2018; el primero se usó para comprar computadoras. Buscando economías de escala, este procedimiento permite que distintas dependencias puedan adquirir productos o servicios incluidos en un convenio en las condiciones —técnicas y comerciales— establecidas, mientras esté vigente, accediendo a una “tienda virtual” de productos similar a las de comercio electrónico disponible en el portal de la ARCE.

    La agencia activó en junio el CM para carne vacuna y menudencias. En la actualidad están operativos convenios para papel sanitario; útiles de oficina; productos de limpieza; insumos informáticos; servicios de calidad de software y desarrollo; auditoría y gestión del riesgo; y remediación y hackeo ético. Según surge de estadísticas de la ARCE, de los $ 169.000 millones (unos US$ 4.223 millones) que el sector público adjudicó en compras en todo el año pasado, menos de $ 20 millones fueron mediante los CM (ver cuadro). Esa cifra ya fue superada, aunque levemente, en lo que va de 2023.

    La ARCE es un órgano desconcentrado de Presidencia de la República que sustituyó a la Agencia de Compras y Contrataciones Estatales (ACCE) creada por una norma del 2008. Con la Ley de Urgente Consideración la ARCE también absorbió a la Unidad Centralizada de Adquisiciones (UCA). Pero, en el marco de esos cambios institucionales, tuvo varias renuncias que algunas fuentes consultadas por Búsqueda atribuyen a un mal “clima” interno. La ARCE quedó acéfala a fines del año pasado tras la dimisión de la abogada Carina Pizzinat; el ingeniero en sistemas Carlos Petrella fue designado director en una resolución del 26 de abril.

    En respuesta a un pedido de acceso a la información pública, la ARCE entregó a Búsqueda los análisis de mercado de compras estatales elaborados más recientemente y que fueron la base para implementar o proponer nuevos CM. Son documentos técnicos, con metodología similar, que describen, para ciertos períodos —en general 2019-2021— los volúmenes y los montos adquiridos, el número de organismos (a escala de unidad ejecutora) compradores, así como la cantidad y el tipo de procedimientos de compra realizados. Por el lado de la oferta, evalúan básicamente el número de proveedores adjudicados.

    Tras la aplicación de un método de matriz y diversos filtros, los estudios de cada rubro concluyen proponiendo un listado de artículos a incluir en los CM buscando sustituir procedimientos no competitivos.

    Papel.

    El estudio en el rubro de papel analizó 10 productos, si bien dos se identificaron como los principales. En papel toalla, en los dos años estudiados hubo adquisiciones por $ 24,4 millones hechas por parte de 154 unidades ejecutoras; en papel higiénico fueron $ 16,2 millones que involucraron a 162 dependencias. El 90% se canalizó por compras directas comunes.

    El análisis constató que para cada artículo existe una “variedad de oferentes” —69 en el caso del papel toalla— que “permitiría una participación diversa”.

    El documento aclara que “no se cuenta con información respecto a la demanda futura” del rubro, o los “requerimientos o las necesidades previas para considerar” al evaluar realizar un CM. De todos modos, el estudio señala que un Convenio Marco de Productos Sanitarios de Papel podría “bajar las barreras de acceso a la entrada en el mercado de compras públicas”. De implementarse —agrega— “es de esperar que se genere una sustitución parcial importante” de las “compras directas” y “por excepción”, que “son procedimientos que resultan no competitivos, “mejorando la eficiencia en la adquisición al aumentar la participación de oferentes”.

    Carne.

    La nalga ($ 136 millones en promedio anual) y la “nalga de adentro” ($ 102 millones) fueron los dos cortes más adquiridos por una media de 22 unidades ejecutoras —sobre todo del Poder Ejecutivo—, a través de 12,5 procedimientos, determinó el estudio en este rubro. En los servicios descentralizados, la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) se destaca como comprador.

    El canal de la “compra directa común” fue usado en el 89% de los procedimientos en 2019-2020, aunque analizado por montos sobresalió la “licitación abreviada” (67%).

    La cantidad de proveedores estuvo muy concentrada en 2019, con un máximo de cuatro en el caso de la carne picada. Al siguiente año creció en todos los productos cárnicos, en particular en la picada (24).

    El estudio estimó, a partir del Plan Anual de Compras de 2022, que hay “un volumen de demanda esperada altamente significativa”, al menos para los artículos bola de lomo y pulpa de paleta.

    “Avanzar hacia un procedimiento competitivo podría bajar las barreras de acceso a la entrada, en la medida que una mayor proporción de las adquisiciones se efectúan de manera directa”, concluye, aunque sugiere un número limitado de productos cárnicos a incorporar en el CM.

    Químicos y fármacos.

    En este rubro, el estudio, fechado en 2021, se basó en datos de 2018 y 2019.

    El alcohol etílico en gel y el alcohol etílico (etanol) fueron de los más demandados, considerando la cantidad de procedimientos y el número de unidades ejecutoras compradoras. Si se considera la totalidad de los artículos, el 85% de las adquisiciones fue por compra directa.

    La cantidad de oferentes en los distintos productos fue de uno a 44; “existe para cada artículo una variedad de oferentes que permitiría una participación diversa” en un CM, establece. El estudio cierra con una lista de artículos seleccionados para que sean comprados por medio de ese procedimiento.

    Víveres secos.

    Fechado en agosto de 2022, el estudio del mercado de “víveres secos y levaduras” identificó como los más comprados por el Estado en 2017-2018 el agua mineral (382.808 litros), los fideos frescos (270.584 kilos) y la harina (966.628 kilos), cada uno por valores algo mayores a los $ 19 millones. A su vez, analizó que en 2019-2020 los fideos y el agua mineral fueron, en monto, los rubros principales ($ 27 millones y $ 21 millones en cada caso).

    El análisis plantea que es de esperar que un CM provoque “un impacto no solo en la mejora de la eficiencia en las adquisiciones y la obtención de precios más ventajosos para la administración (téngase en cuenta que el 88% de las compras del período analizado son directas para este grupo de artículos), sino también en la reducción de costos transaccionales típicamente inherentes a los procedimientos tradicionales”.

    Sondas.

    La ARCE también estudió el mercado de sondas desde la perspectiva del Estado como consumidor de ese material médico-quirúrgico.

    El informe, fechado en julio de 2022, menciona resultados de un análisis hecho por la UCA acerca de los antecedentes de las compras colectivas realizadas por esa oficina ya disuelta en dos grandes licitaciones públicas (en 2015 y 2016) y en una compra directa por excepción de 2020. “El hecho de considerar artículos que ya formaron parte de compras previas implica que estos ya han sido objeto de procedimientos competitivos y de agregación de demanda”, explica la ARCE.

    Dentro de este rubro, la “sonda foley de látex cubierta de silicona 2 vías” resultó el artículo al que más dinero se destinó ($ 1 millón en promedio anual), que fue adquirido por 27 unidades ejecutoras a través de 173 procedimientos de compra. La adquisición directa fue la vía para el 91% del rubro.

    Por el lado de la oferta, de medio centenar de 50 artículos, 29 tuvieron al menos tres proveedores con adjudicaciones en los últimos tres años, otros 16 fueron provistos por uno o dos y en cinco casos no se registran antecedentes de compra.

    La selección que hizo la ARCE llevó a proponer un CM para 51 artículos. Un mecanismo de adquisición como ese “podría, potencialmente y en mayor medida, incidir en la reducción de las transacciones vinculadas a compras directas, mejorando las opciones de los compradores públicos y permitiéndoles acceder a precios más convenientes”, alega.

    Guantes.

    La ARCE también tomó como antecedente un análisis de la UCA para estudiar un potencial CM para la compra de guantes de goma. La mitad del gasto en este rubro corresponde a “guantes de látex descartable no estéril” ($ 60,7 millones en promedio anual).

    En cuanto a los proveedores, en promedio, 40 empresas presentaron al menos una oferta en cada uno de los artículos seleccionados.

    El estudio —uno de los más exhaustivos de todos los entregados a Búsqueda — culminó identificando ocho productos con mayor gasto acumulado en el rubro que, al mismo tiempo, han sido adquiridos a través de un número significativo de procedimientos (493, sobre todo por “compra directa”) y presentan una demanda generalizada del Estado en los últimos tres años. Además, a partir de los planes de adquisiciones de 2022 surgió que existe una alta demanda esperada de estos artículos. Por eso, señala, un CM debería conducir a una “sustitución de procedimientos de compra directa. De este modo, es esperable un impacto significativo en la eficiencia en las adquisiciones, a través del incremento en la concurrencia y la participación de oferentes, así como de la generación de condiciones competitivas”.

    Material blanco.

    El análisis más reciente es de noviembre pasado y refiere al material blanco de uso hospitalario —algodón, vendas, gasas, cintas adhesivas y otros artículos médico-quirúrgicos— en el sector público. Se basó en datos de compras a través de la ex-UCA entre 2019 y 2021. Solo en algodón se gastaron casi $ 42 millones.

    ASSE y, después, el Hospital de Clínicas fueron los mayores adquirentes. Se identificó a un promedio de 10 proveedores adjudicados de estos artículos.

    El 63% del monto adquirido se ejecutó a través de una única “licitación abreviada UCA”, pero el procedimiento más empleado fue la “compra directa” (493).

    El estudio propone una nómina de 17 artículos a integrar a un CM en el entendido de que, como en los rubros anteriores, debería favorecer la “sustitución de los procesos de compra directa mejorando la eficiencia en la adquisición” pública.