Sobre el proceder del Frente Amplio en el tema, asegura que no “subestimaron” la amenaza de Katoen Natie de un arbitraje internacional. Sin embargo, ante la pregunta de por qué no se formó el ámbito de negociación amistosa que la compañía pidió en una carta a Tabaré Vázquez en agosto de 2019, dice que no sabe ni puede responderlo él.
Lo que sigue es un resumen de la entrevista con Rossi.
—¿Qué opinión tiene del plan de obras viales anunciado como récord hace algunas semanas?
—El plan presentado por Luis Alberto Heber en 2020 era sustancialmente el mismo. Quizás el de José Luis Falero está más armado. No es la intención ironizar, pero efectivamente es así. Creo que el gobierno ha sido poco generoso en el reconocimiento con la situación que recibió. Yo pretendo en mi comentario no cometer el mismo error. Hay cosas que han previsto que me parecen necesarias y buenos proyectos. Como la doble vía en la Ruta 5, que considero un muy buen proyecto, o la Ruta 6 y la conexión con el puente que tenemos de monumento en el río Negro, que me parece una necesidad. Creo que hay también una adecuada continuidad de proyectos que estaban en marcha. El país se tiene que ir construyendo con esfuerzos que se van acumulando, mejorando los resultados y la calidad.
—Durante estos dos años se han repetido cuestionamientos a la calidad de algunas obras realizadas en su gestión.
—Hablan mucho de que van a hacer cosas de calidad, que no se les van a romper. Eso es publicitario, muy publicitario, pero uno primero hace de acuerdo a la plata que tiene y segundo que hay desgaste, imprevistos. Entonces, yo digo que el estado de la caminería surge de las gráficas que ellos mismos presentaron. Si vos mirás las gráficas, ellos casi no avanzaron en estos dos años. El nivel que tienen es el que nosotros les dejamos. Lo dicen las gráficas, no yo. En la presentación reciente ponen un mapa donde van recorriendo con distintos colores las principales rutas donde han actuado. Está muy bien. Algún pocito han tapado, en algún caso algún tramito. En algún lugar, como en la Ruta 1, están anunciando que van a hacer la doble vía de Tarariras. Pero la Ruta 1 la dejamos de punta a punta con mantenimiento. Si hacen esa doble vía, bienvenida, pero no pueden pintar todo de colores. Son poco generosos en el reconocimiento.
—En algún momento, también referentes del gobierno han aludido al poco margen económico que tenían por proyectos que heredaron como “arrastre” de su gestión. Hablaban de recursos comprometidos como los ingresos por peajes.
—Es importante terminar el período con obras en curso. Si no, el que viene atrás está dos años tratando de hacer proyectos. Me pasó a mí en los dos períodos. ¿Qué hubiera sido de estos primeros años de gobierno sin las obras del Ferrocarril Central, las del viaducto de la rambla portuaria, las excelentes obras portuarias, las PPP en todo el país? Sobre los recursos, el gobierno ha puesto gran eje desde el inicio en el déficit fiscal. Bueno, se ha abierto en esta gestión un camino de endeudamiento como nunca en vialidad se había abierto. Es decir, se le soltaron las riendas. Si vos leés el plan del gobierno, con la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) se hace un convenio que habilita a la Corporación Vial del Uruguay (CVU) hasta el año 2051 —era un convenio que nosotros también teníamos, pero lo extendió— con US$ 88 millones por año y hasta lo que alcance. Tienen la posibilidad de gastar ese monto. Es cierto que nosotros usábamos el mecanismo, pero teníamos plazos mucho más restringidos. Es cierto también que la vialidad y la infraestructura necesitan un financiamiento que, si no tenés ahorros, tenés que hacerlo hacia adelante. Pero hay que ser cuidadoso porque no se termina el mundo en un año ni en un período. No te podés hundir en un camino de endeudamiento. El ministerio no es solo Vialidad.
—Uno de los grandes temas de transporte de este período es la renovación de la concesión a Katoen Natie. ¿Qué opinión tiene de esa decisión?
—Me resulta inexplicable. No encuentro razón.
—¿Por qué? Si su gobierno estaba estudiando también una ampliación…
—Era absolutamente lógico que se analizara una prórroga. Reiteramos muchas veces que estábamos a favor de estudiarla. Pero era la prórroga de un contrato de concesión, no otro contrato. Por otro lado, teníamos 10 años por delante, no era una situación de emergencia.
—¿La amenaza de juicio no le daba un tono de emergencia?
—A lo largo de los años puedo demostrar, recogiendo artículos de prensa, que permanentemente se anunciaba por parte de los representantes de Katoen Natie el camino de la reclamación judicial. En el último tiempo sucedió un cambio. Se presentó por parte de Katoen Natie el 15 de agosto de 2019 una carta dirigida al presidente de la República, cumpliendo con el requerimiento del preaviso, de que tenían la disposición de recorrer el camino del arbitraje. Para eso solicitaban que se abriera el período previsto de negociación de buena voluntad entre las partes. El tema se lo planteó al presidente de la República, que encargó al secretario de Presidencia (Miguel Ángel Toma). El secretario de Presidencia en algún momento se reunió con nosotros para interiorizarse y creo que también se reunió con la empresa. El 14 de febrero de 2020 mandaron una nueva carta al presidente diciendo que habían pasado cuatro meses y no se había instalado la negociación de buena fe. No quedaba nada para el cambio de gobierno. Nosotros, a su vez, teníamos seguimiento de los distintos asuntos que estaban en discusión con la empresa. Ellos no repartían las utilidades que se generaban en TCP, de las que el 20% le correspondía a la ANP. Hubo también problemas porque ellos cambiaron los criterios de capitalización del patrimonio que eran usuales para el cierre de balance de una manera que perjudicaba a la ANP. Aún con opiniones técnicas que cuestionaban esa forma, la impusieron por mayoría. Tenían una actitud de imponer sin tener en cuenta la consideración del socio. Había muchos temas en discusión, pero nosotros estábamos convencidos de que cumplíamos rigurosamente nuestras obligaciones.
"Alguna vez dije que Katoen Natie era un mal socio y que se creían los dueños del puerto. Esta es la demostración de que no solo lo querían sino que había quienes estaban dispuestos a conceder esas pretensiones. Por miedo, por equivocación, o no sé por qué"
—¿No tenían temor a un juicio?
—Nunca es bueno un juicio. Nunca lo quisimos. Siempre intentamos atender los reclamos. Pero de ahí a sacar la conclusión de que si se concretaba el juicio —que nunca se concretó— inexorablemente perdíamos… ¡Eso de ninguna manera! Por cierto, habíamos analizado los elementos que aparecen como argumentos principales del posible juicio. Por lo tanto, teniendo en cuenta que la reclamación no existía, que había un plazo de negociación amistosa y de entendimiento…
—¿Ahí no hay una urgencia? Katoen Natie planteó en la carta de febrero que el ámbito de negociación amistosa no se había instalado…
—En esa carta pedían que el gobierno designara un responsable y se pusiera en marcha en las mismas condiciones que habían planteado en agosto de 2019. Esto fue el 14 de febrero, ya había presidente electo. La carta que recibió el presidente Vázquez se la hicieron también llegar al presidente electo. Ellos ya estaban pensando en el gobierno que llegaba. La carta del 15 de agosto también se la hicieron llegar a Luis Lacalle Pou.
—Habrá escuchado que uno de los argumentos del gobierno actual es que fue una sugerencia de Miguel Ángel Toma la de llegar a un acuerdo con Katoen Natie.
—Lo que dijo Toma lo he leído, que en la conversación con los asesores del presidente electo les transmitió que el planteo de Katoen Natie debía tomarse en cuenta cuidadosamente. Si en general nunca es bueno tener un juicio en contra, si además es en organismos internacionales, con todos los costos que implica, y con una empresa que tenía contratados a los principales asesores, había que tenerlo en cuenta. Eso lo comparto. Nosotros nunca menospreciamos la posibilidad de un juicio. Nunca subestimamos el asunto.
—¿Por qué entonces no se formó ese ámbito de negociación?
—No sé lo que pasó. No lo puedo decir yo. Ellos le mandaron la carta al presidente. Yo pensé que se había formado ese grupo. Pero ahora revisando la documentación me encuentro con la carta del 14 de febrero en la que se reclama que no se formó esa comisión de buena voluntad. Esto para mí le resta importancia a las declaraciones de Toma. De la declaración de Toma no se puede concluir que el intercambio de buena voluntad entre las partes se pueda tramitar pasando por arriba la institucionalidad. El gobierno cuando negoció con Katoen Natie llegó a dos actas que definieron los puntos del acuerdo. Afortunadamente esos puntos resolvían la posible reclamación. Pero esos puntos tenían que recorrer los caminos correspondientes. No se puede firmar un acuerdo y trasladar facultades, que en algunos casos hasta están otorgadas constitucionalmente. Por ejemplo, cuando hay una potestad como la del Reglamento de Atraque, que es de la ANP y la capitanía de puerto, no se puede modificar transfiriendo esa potestad a otros actores.
—Entiendo que una de las cosas que le resultan inexplicables son presuntos vicios formales del acuerdo. ¿Del contenido, qué le resulta incomprensible?
—No me voy a meter a hablar de las ilegalidades que conlleva todo esto, sobre las que ha habido discusiones en el Tribunal de Cuentas y Edison González Lapeyre ha escrito con mucha precisión. Había que resolver la renovación de un contrato, todos estábamos de acuerdo con la prórroga, pero teníamos tiempo para la decisión. Si teníamos tiempo, ¿qué es lo que justifica que se hayan pasado por alto tantos procedimientos y se haya transformado de la forma en que se transformó el contenido del acuerdo? ¿Cuál es la razón del apuro y la generosidad con que se consideraron todas las aspiraciones de la empresa? A mí me resulta incomprensible. Más allá de los procedimientos, es incomprensible el apuro para resolver una cuestión que tiene una enorme incidencia en la política del país. Lo que se está cediendo es un control monopólico y exclusivo, de la actividad que tiene el 80% de la incidencia económica del puerto. No es que hayan renovado el acuerdo, se tendría que haber hecho un llamado nuevo, porque las modificaciones son de tal entidad que es un contrato absolutamente nuevo. Se le quitó prácticamente todas las obligaciones que tenía la empresa y se incorporan derechos que son regalías. Se le quitan las obligaciones de mínimo volumen de movimiento, o se reducen casi totalmente. Se renuncia a un instrumento que desde 1985 hasta acá se modificó muchas veces, que es el Reglamento de Atraque. Resulta que ahora esto no se puede hacer sin consultar al privado y tener su visto bueno. Eso sí es comprometer potestades y soberanía. Si hay una cosa que siempre estuvo en el medio de la discusión es que Katoen Natie, cuando llegó a subastar, subastaba por una terminal especializada en contenedores. Especializada. En ese momento había otros operadores que movían contenedores, lo hacían antes y lo siguieron haciendo después. Quiere decir que cuando llegó Katoen Natie no podía argumentarse que fueran exclusivos. Sin embargo, ellos siempre pretendieron y soñaron que la terminal especializada fuera exclusiva. Y hay una diferencia entre esas dos cosas. Es más, se discutió en 2008 y 2009 hacer un nuevo llamado a subasta para una segunda terminal de contenedores. Yo invito a repasar las actas de la discusión que se dio ahí, incluso las intervenciones de quienes no votaron la ley. Es decir, era evidente que no había una terminal exclusiva de contenedores. Pero Katoen Natie aspiraba a actuar como si fuera dueña del puerto y pretendía que sus negocios lograran el óptimo de rentabilidad. Es legítimo, pero la ANP debe preocuparse porque toda la actividad portuaria tenga el mayor rendimiento. Katoen Natie siempre lleva la discusión a las inversiones que ellos han hecho y menosprecian la poca inversión que hacen otros —algo de razón en eso tienen. Menosprecian también las inversiones de la ANP, que han sido muchas y muy importantes. ¿Por qué menosprecian, por ejemplo, al muelle C? Porque es una amenaza de competencia y entonces lo encuentran mal. Esta actitud hace muy importante la decisión que se ha puesto en marcha por parte del gobierno, porque ya se empiezan a ver los coletazos. Si es verdad algo de lo que se ha venido sosteniendo últimamente, es que la competencia genera resultados favorables para hacer más eficaces y beneficiosos los servicios. ¿Por qué van a ser distintas las cosas en el puerto? Las tarifas eran un problema en el puerto —y no por la ANP—, ahora con una posición no solo predominante sino abusiva el tema de las tarifas…
—¿El Estado selló las pretensiones de Katoen Natie de tener una terminal exclusiva?
—No tengo dudas. Una terminal monopólica y abusiva. Yo alguna vez dije que Katoen Natie era un mal socio y que se creían los dueños del puerto. Esta es la demostración de que no solo lo querían, sino que había quienes estaban dispuestos a conceder esas pretensiones. Por miedo, por equivocación, o no sé por qué. Esa es la realidad.