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    El gobierno espera un aumento “paulatino” pero “sostenido” del mercado legal de marihuana

    “¿A quién se le ocurrió esta cosa tan complicada?”, le dice entre risas Milton Romani a Julio Calzada mientras pone, uno tras otro, los dedos de sus manos en el lector biométrico instalado en la oficina del Correo, una de las etapas más engorrosas para registrarse como comprador de la marihuana que se venderá a partir de julio en las farmacias.

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    Romani y Calzada alternaron al frente de la Secretaría General de la Junta Nacional de Drogas entre el 2005 y mediados del 2015 y desempeñaron un papel clave en la aprobación y puesta en marcha de la ley que regula el mercado de cannabis con fines recreativos, medicinales e industriales. Pero el martes 2, en la oficina del Correo ubicada en Canelones y Ejido parecen dos niños grandes.

    “¿Te acordás que en marzo de 2015, antes de asumir en la Junta, me quebré un menisco y desde esa época sufro de mis rodillas como un viejo? Bueno, hoy es el primer día que no tengo dolores en las rodillas”, le dice Romani a Calzada después de completar el proceso de inscripción. “Es como que tenía una mochila en la espalda”.

    Con la apertura del registro de consumidores, el gobierno entra en la etapa final para activar la tercera vía de acceso a la marihuana, despejando las dudas que había en algunos sectores de que la administración de Tabaré Vázquez cumpliría con la parte más polémica de la ley aprobada durante el gobierno de José Mujica.

    Quienes se registren en las oficinas del Correo podrán comprar, desde julio, hasta 40 gramos de marihuana por mes a un precio de 1,30 dólares el gramo. El Poder Ejecutivo logró por el momento que al menos 15 farmacias y la cadena San Roque adhirieran al sistema de expendio de cannabis.

    En el primer día se inscribieron 568 personas interesadas en comprar marihuana por vía legal. La ley habilita otros dos caminos que son excluyentes entre sí: el autocultivo de hasta seis plantas y los clubes de membresía para obtener hasta 480 gramos de cannabis por año.

    Al 2 de mayo, el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) tenía registrados a 6.617 autocultivadores y a 51 clubes (que pueden tener un máximo de 45 miembros). Los que estén anotados en alguna de esas dos opciones, pero quieran comprar en las farmacias, deben solicitar la baja en el Correo y después esperar tres meses para anotarse como compradores.

    De acuerdo con las estimaciones de las autoridades, la distribución a través de las farmacias cubrirá a la mayor cantidad de consumidores interesados en conseguir marihuana legalmente.

    Aun así, en el gobierno esperan “un movimiento paulatino, progresivo e incremental” en la cantidad de personas que se suman al mercado legal de cannabis, dijeron a Búsqueda fuentes del Poder Ejecutivo. Señalaron que eso ha ocurrido con quienes se inscribieron en el registro de autocultivadores, abierto en agosto del 2014: fue aumentando de manera “incremental y sostenida”, pero “nunca exponencial”.

    Hay 160.000 personas que consumen marihuana mensuales, pero no habrá igual cantidad de personas inscriptas en las vías de acceso legal, según las estimaciones de las autoridades. Es que el autocultivo doméstico, por ejemplo, abastecería a dos o tres personas y los compradores en farmacias “seguramente compartan” el producto, explicó uno de los informantes.

    “Hoy la medida del éxito no es solo la cantidad de inscriptos, sino la muy buena aceptación”, opinó un integrante del gobierno.

    Cuando anunció los plazos para el comienzo de la venta, que se producirá más de tres años después de que se aprobó la ley, el prosecretario Juan Andrés Roballo dijo que para julio habría 400 kilos de marihuana lista para su comercialización, una cantidad que consideraban suficiente para cubrir la demanda inicial.

    No todos están de acuerdo con la proyección del gobierno. La semana pasada, durante una charla organizada por el Observatorio Latinoamericano para la investigación en Política Criminal y reformas del Derecho Penal, el integrante de Monitor Cannabis Martín Collazo dijo que hay más de 80.000 potenciales compradores de marihuana en farmacias, pero el gobierno no tiene un estudio que estime cuántos efectivamente pretenden ir a los puntos de venta. Si van todos, ejemplificó, se necesitarían varias toneladas.

    La doctora Raquel Pey­raube, que asesoró al gobierno durante la elaboración de la ley y en los primeros meses de su implementación, dijo el martes 2 durante el programa “Adelantate” de Radiocero que el Poder Ejecutivo ha sido “ineficiente” en la aplicación de la ley. “Me preocupa porque no le ganamos al mercado del narcotráfico. Hay un máximo de 30.000 personas en el mercado legal; y el mercado está arriba de las 280.000 personas”, añadió.

    “Abrir los ojos”.

    Mientras Romani y Calzada hablan en la oficina del Correo, Rafael Sanseviero, ex diputado del Frente Amplio y director de proyectos de la Fundación Friedrich Ebert en Uruguay, intenta sin éxito que el lector biométrico le tome las huellas digitales.

    —¡Che, Rafael, yo lo hice en dos patadas! —bromea Romani.

    —Hubieras hecho una ley mejor —responde Sanseviero, quien se irá del Correo sin lograr registrarse.

    —Te dije que trajeras los dedos limpios —acota Calzada.

    La demora en tomar las huellas de Sanseviero provocan una cola de seis personas que quieren anotarse. Son hombres de diversas edades, un veterano viste traje oscuro y un joven tiene un jogging y una riñonera con una hoja de cannabis dibujada.

    “Nos faltó un rastafari”, dice Calzada.

    La obligatoriedad de registrarse para comprar marihuana fue uno de los puntos que más debate generó en la interna del Frente Amplio cuando se discutía la ley en 2012. Los activistas que apoyaban la legalización cuestionaban la medida, pero en el gobierno de Mujica entendían que era una condición innegociable para apoyar el proyecto.

    La discusión se reeditó después en el Poder Ejecutivo para definir cómo instrumentar el registro. Las opciones incluían solicitar las huellas digitales, que el comprador presentara la cédula de identidad en la farmacia o entregar una tarjeta magnética.

    “Discutimos cuatro meses esto y yo era el mayor oponente”, dice Calzada, que al momento del debate era el secretario general de la JND, mientras ve la fila de personas que van a ingresar sus huellas digitales al sistema informático. Cuando empiece la venta de marihuana, prevista para la primera quincena de julio, el consumidor pondrá su huella digital en un lector y, si está registrado, hará la compra sin necesidad de presentar más documentación

    Calzada se convenció de apoyar esa idea después de que estudios sociológicos solicitados por el gobierno demostraron que dar la huella digital, en contra de lo que él pensaba, era la opción que generaba menos resistencia entre los posibles consumidores. “Lo interesante es que la sensibilidad de la gente de 18 a 40 años era otra” distinta a la que tenían quienes tenían edad adulta durante la dictadura, dice ahora que todo está en marcha.

    Menos de cuatro minutos es lo que lleva registrarse como futuro adquiriente de cannabis a través de farmacias. Edad, número de cédula de identidad y constancia de domicilio son los primeros datos que se verifican antes de contestar una pequeña encuesta que pide el barrio donde se reside, el nivel de educación alcanzado y si se trabaja en la órbita privada o pública. Luego un lector electrónico registra las 10 huellas digitales (porque al menos deben quedar cuatro en el sistema) y se imprime un ticket a modo de comprobante que apenas informa el número de la ley y una página web por “consultas sobre uso problemático de drogas”.

    “¿Qué te llevás? ¿Un papelito?”, pregunta una mujer que esperaba en la fila de una de las sucursales que el Correo tiene en Pocitos. A las 11 de la mañana del martes 2, de las dos personas que son atendidas, solo una quiere enviar una carta. La otra es una mujer de más de 70 años que relata a las funcionarias que ella quiere registrarse aunque no para su consumo personal, sino para ayudar a unas amigas que tienen artrosis y artritis. Pero el lector digital no le logra tomar las huellas, así que anuncia que volverá en la tarde.

    De camino a su trabajo en el ámbito privado, Pablo pasó por el Correo. Tiene 37 años y con su traje sport sabe que está lejos de la imagen estigmatizada del usuario de marihuana. Pero hace 20 años que consume y, salvo las contadas ocasiones que un amigo cultivador le regaló marihuana, siempre se vio obligado a comprar en el mercado negro. “El trámite es excelente y el trato bárbaro”, dice con su ticket en la mano. “Todavía no reconocemos que hay otras drogas tan potentes y dañinas (como la marihuana) a disposición de todos en un almacén”, opina.

    En la sucursal de Tres Cruces el ajetreo es mayor. Como es un punto de envío y recogida de encomiendas, los funcionarios del Correo optan por señalar un cartel informativo pegado en una de las columnas cuando alguna persona llega con la intención de registrarse. Alma tiene 72 años y es una de ellas. Con su valija en la mano, dice que aunque probó marihuana a los 20 años consume con más frecuencia desde hace ocho como forma de recuperarse de un cáncer de intestino. Gasta unos $ 500 al mes en aceites y quiere registrarse para que la gente “normalice” ese consumo. Como olvidó una constancia de domicilio, deberá volver a intentarlo. “Consumo pomadas y fumo, soy saludable, trabajo y no me comió ninguna neurona. La gente tiene que abrir los ojos”, dice ante la consulta de Búsqueda.

    “No al narcotráfico”.

    Junto con la apertura del registro, el Ircca inició una campaña de comunicación para advertir los riesgos de consumir cannabis titulada “Regular es ser responsable”.

    La elaboración del producto comunicacional no fue sencillo. En el gobierno no querían que pareciera una campaña de promoción de la marihuana, pero tampoco “demonizar” su consumo porque desalentaría la inscripción al registro, dijeron a Búsqueda fuentes del Poder Ejecutivo.