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La laguna Merín es el segundo lago más grande de América Latina. Con más de 3.750 kilómetros cuadrados de superficie, su cuenca es compartida por Uruguay y Brasil y constituye actualmente un recurso ambiental y económico fundamental para ambos países.
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El manejo de este cuerpo de agua presenta desde hace años importantes desafíos para los gobiernos, como la presión sobre los ecosistemas debido al uso inadecuado de la tierra, la falta de controles ambientales o la gestión insuficiente de las aguas residuales.
El próximo domingo el ministro de Ambiente, Adrián Peña, y el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, firmarán un proyecto binacional para establecer las condiciones necesarias para la gestión conjunta de la cuenca de la laguna Merín.
La iniciativa, que tendrá una duración de cinco años, será ejecutada junto con el gobierno de Brasil y financiada en parte por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) con US$4,85 millones, a los cuales se suma el cofinanciamiento de Uruguay y Brasil, que es mayor.
Su principal objetivo será obtener una visión más clara sobre los problemas que afectan la cuenca para luego elaborar una hoja de ruta “negociada”.
Lubetkin dijo a Búsqueda que el acuerdo implicará invertir recursos “que combinen beneficios sociales y ambientales” para las más de 850.000 personas que dependen del agua de la laguna. A su vez, esperan que el proyecto ayude a “fortalecer las capacidades” del sector público y privado de Brasil y Uruguay, al hacer énfasis en el uso eficiente del agua, la preservación del ecosistema y la adaptación al cambio climático.
“Las aguas, como cualquier recurso compartido que no conoce fronteras, no pueden cuidarse de manera unilateral”, opinó Lubetkin, al celebrar el acuerdo alcanzado.
La firma del proyecto es el resultado de una discusión de larga data que involucró a las cancillerías, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y la Universidad de la República..
“Este camino hacia la gestión y gobernanza acordada y compartida podría marcar un hito y un ejemplo a seguir”, comentó Lubetkin.