—¿Con eso sugiere menos confianza en la democracia, lo que también se refleja en esas encuestas?
—No, no. Nosotros respetamos y defendemos el sistema de partidos, pero a veces estas instituciones no canalizan las inquietudes de la gente. Y muchas veces se van cerrando los caminos hasta que alguien ve la solución. Eso es lo que hicimos: Cabildo Abierto se mostró como una opción de cambio que pedía la gente, pero siempre dentro de un parámetro democrático.
—Manini Ríos dijo que por “la ley del péndulo” la gente que después de la dictadura “odió” a la autoridad hoy pide que “alguien ponga orden en el relajo”, sobre todo en inseguridad, tema que su partido supo explotar. ¿Comparte esa visión?
—Más que explotar... Cabildo Abierto supo interpretar un problema que preocupa a muchísima gente, independientemente de su ideología, y tanto en Montevideo como en el interior, donde Cabildo se hizo fuerte. La gente ve que no hay respuesta del Estado en muchas situaciones, y ahí hablo a escala de todos lo poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, donde la gente encuentra señales ambivalentes.
—Usted conoce a Manini Ríos desde hace 43 años. ¿Uruguay pide un referente de formación militar como la suya?
—Manini siempre fue un líder natural nato. El tema era si podía transformarse en un líder político. Y demostró durante toda la campaña su capacidad de adaptarse a las necesidades de la política, que no son las mismas que requiere un líder militar. Aparte de su capacidad intelectual, Manini es una persona muy práctica y capta muy rápido las ideas. Y tiene un carisma importante que la gente valora. Si es un caudillo o no el tiempo dirá.
—¿Qué puede aportar usted en Defensa?
—Yo puedo aportar un conocimiento profundo en muchos temas, y sin actuar desde el desconocimiento o el prejuicio del mundo militar que muestran algunos dirigentes políticos, que no tienen una real dimensión de los problemas. Le diría que puedo aportar una visión holística de los problemas; con información profunda y sin ligereza ni superficialidad.
—¿Sugiere que las autoridades políticas suelen actuar con ligereza y superficialidad?
—Yo no digo que otros dirigentes sean superficiales, pero muchas veces son sobrepasados por las problemáticas y toman decisiones con base en un tiempo y una información limitados. Pasó con la reforma de retiro, que se llegaron a decir barbaridades, y no podemos quedarnos con pequeñas visiones de los temas, a veces prejuiciosas, desinformadas y malintencionadas.
—Tanto el ministro saliente, José Bayardi, como el entrante, Javier García, son civiles, médicos de profesión y con larga trayectoria parlamentaria...
—Sí, pero el señor García, que es un poquito menor que Bayardi, ha trabajado mucho tiempo en los temas militares en el Parlamento y ahora como ministro tomará un conocimiento más profundo y diario. Quiero decir que hoy, por ejemplo, el Ministerio atiende el tema del robo de nafta en la base aeronaval, pero aparte de eso tiene otras temas: la campaña antártica, las misiones de paz, entre unas cincuenta direcciones. Entonces, muchas veces las autoridades ministeriales terminan tomando decisiones en poco tiempo y no se llega a la profundidad de los temas, y eso tiene un efecto sobre las Fuerzas Armadas.
García tiene una visión del ministerio y yo otra, pero ambas son complementarias.
—Usted de hecho es el primer militar que ocupa un alto cargo en Defensa desde hace ya 30 años. ¿Por qué cree que llama tanto la atención ese dato?
—Hay mucho prejuicio instalado. ¿Quién dijo que un militar retirado no puede hacer actividad política o no sirve para ocupar cargos de responsabilidad pública? Hay un prejuicio hacia los militares que no tiene ningún sustento. ¿Por qué llama tanto la atención que un exjefe del Ejército sea legislador, ministro o presidente? ¿Por qué Manini no puede ser un buen senador?
—Y hay quienes, como el expresidente José Mujica, aunque luego, matizó, los llamó “carne con ojos y uniforme”...
—Hay una mirada muy reduccionista. Lo de “carne con ojos y uniforme” es la expresión máxima de esa idea equivocada sobre los militares. Los militares demostramos que no solo somos disciplina y orden, visión tan básica y elemental. También el Frente Amplio ha tenido a militares destacados en sus filas: Líber Seregni estaba rodeado de militares. Nadie se puede horrorizar por eso. Quien dice eso, que mire a sus orígenes.
—¿A quién representará usted en Defensa?
—A Cabildo Abierto, y al gobierno. Yo no soy representante del Ejército en Defensa, insisto.
—¿Qué se necesita para tener unas Fuerzas Armadas modernas?
—En estos años existió una desinversión en las Fuerzas Armadas. Tenemos capital humano, pero no recursos materiales para aprovechar mejor ese capital. En parte, el problema es por falta de recursos, de dinero. Nos cuesta muchísimo formar ese capital humano y luego, por los salarios que tenemos, no somos capaces de retenerlos, incluso dentro del Estado. Los soldados siguen siendo los servidores públicos más postergados.
—En Defensa aseguran que las actuales escalas salariales son más justas y equitativas desde 2005...
—Mejoraron mucho más los salarios de los maestros y de la policía, que históricamente fueron similares. Por eso es muy importante poner la información en contexto.
—El equipo económico designado ya ha anunciado que buscará recortar gastos y la tónica será la austeridad. ¿Qué margen hay para recortar en Defensa?
—No le puedo decir porque todavía falta información. Evidentemente, Defensa no es de los ministerios que tiene mayor asignación presupuestal y la mayor parte de su gasto es para salarios. La desinversión en estos años fue muy importante, por ejemplo en tecnología de la Fuerza Aérea y en los materiales de la Armada. ¿Qué podemos recortar? Primero tenemos que ver en qué gastamos.
—¿Cabe reducir personal militar?
—En todo caso habrá que definir qué misiones tomaremos, y ahí veremos si tenemos excedente de personal o no. Pero disminuir la cantidad de efectivos de las Fuerzas Armadas es poner la carreta delante de los bueyes.
—Defensa decretó el jueves pasado una nueva misión con el patrullaje militar en la frontera.
—Hay que ver el nivel de seguridad que queremos darle a la frontera, hasta dónde tenemos los recursos adecuados, porque para esa nueva misión hay que disponer de información para saber de dónde saldrán los recursos. Ese decreto es muy general y no establece, por ejemplo, las reglas de enfrentamiento del personal que hace el control, cómo puede hacer uso de la fuerza y hasta dónde, qué tipo de armas puede usar. No hay un protocolo de actuación, que tendría que definir el ministerio en el marco del decreto.
—“Tengo confianza” en que Lacalle Pou continuará “la búsqueda de la verdad” sobre los crímenes de la dictadura, dijo Gerardo Bleier, hijo de Eduardo Bleier, cuyos restos fueron identificados en 2019 en predios militares, ¿Comparte esa expectativa?
—Sí, vamos a tratar de que los familiares puedan recuperar los restos de sus desaparecidos. Eso va a ser nuestro máximo esfuerzo y a eso nos comprometimos en Cabildo Abierto.
—¿En qué se reflejará ese compromiso?
—En lo que vamos a hacer para conseguir información fidedigna, para obtener datos que permitan recuperar los restos. Vamos a colaborar en eso.
—¿Cree que el Ejército se debe una “autocrítica” en derechos humanos?
—Yo creo que el Ejército ya hizo eso. Y los oficiales que están ahora no tienen nada que ver con lo que pasó. No puede ser que estén permanentemente siendo preguntados y recordándoles hechos sobre lo que muchos de ellos ni siquiera habían ni nacido cuando pasaron. ¿Qué autocrítica pueden hacer ? ¿Qué más? La autocrítica no tiene espacio donde no existen responsabilidades. En el Ejército de hoy no hay responsables de violaciones a los derechos humanos: ninguna. Aparte es al único sector de la población al que se le sigue exigiendo algo... Otros no han hecho autocrítica, por el contrario, se alaba esa etapa del enfrentamiento interno.
—¿Se refiere, por ejemplo, al documental de Kusturica sobre José Mujica El Pepe, una vida suprema?
—No solo no hay una autocrítica, sino que aparece allí una glorificación de sus acciones. Y si realmente queremos aprender en relación con las violaciones a los derechos humanos que se cometieron, ¿fueron solo de los militares?
—¿Usted adscribe a “la teoría de los dos demonios”?
—No. Yo creo que hubo responsabilidades de muchas partes y también de la conducción política del momento para enfrentar... A ver, la Guerra Fría se trasladó al país y ese enfrentamiento se llevó puesta la democracia. Hubo un enfrentamiento en el marco de esa guerra y el nuestro fue con una guerrilla urbana; de acá iban a capacitarse y formarse a Cuba. Pero no se puede decir que fueron unos y otros, y el resto miraba el partido y no hizo nada. Cuando el presidente (Juan María) Bordaberry pidió el apoyo en febrero de 1973 quedó solo. El estado de guerra interno se declaró en 1972 por un gobierno democrático y lo votó un Parlamento elegido en 1971. Habría que hacer un análisis profundo sobre las responsabilidades de cada actor y ver. Hay hechos que demuestran que no todos los actores políticos tenían espíritu democrático, y eso muchos lo han reconocido. Ahora es muy fácil hablar a cincuenta años de los hechos. Es muy fácil... Yo no me voy a poner a juzgar.... Cada uno habrá pensado que hacía lo mejor.
—¿Cree que desde su nuevo rol puede ayudar en volver a recuperar la confianza de la sociedad en las FF.AA.?
—Los mandos militares en su momento hicieron su autocrítica, el general Medina la hizo, y eso podemos decir que fue la visión o la expresión de los mandos militares que tenían responsabilidad directa en ese período. Seguir exigiendo a los mandos militares de hoy no me parece justo para la institución. Seguir con este tema —que entiendo muy importante y no va a cesar para los familiares— está bien, pero ahora el país tiene otros problemas también.
Información Nacional
2020-01-16T00:00:00
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