El gobierno tendrá “tres años perdidos” por la pandemia y deberá hacer “una gestión a fondo” en el tiempo que le quede

entrevista de Federico Castillo 
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Además de ser dirigente político y de estrenarse como intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez es escritor. Y quizás por eso acuda a la literatura para tratar de explicar qué es lo que está ocurriendo en esta temporada de verano incrustada en una pandemia mundial. “Parece que viviéramos en un mundo de ciencia ficción”, dice. “Como si esto fuera una novela escrita por Isaac Asimov. Te pasas corriendo gurises para ver cómo los separas y que no se junten. Y le dedicas horas y cuerpos inspectivos, policías, esfuerzos. Parece que detrás de todo estuviera una mano maestra de ciencia ficción”. Aun cuando en esta primera quincena de enero los números no son tan dramáticos —el intendente afirma con datos que apenas hubo 6% de turistas menos y que los visitantes locales han casi empardado al extranjero— Umpierrez cree que la pandemia y su devenir le ha llevado la mitad del tiempo de su gestión que recién inicia.  El coronavirus lo ha atravesado todo. Lo que se proyectó está en riesgo. Si mira a su departamento ve cómo tambalea su plan maestro de conseguir por fin que Rocha tenga una hotelería de cinco estrellas. Y si se proyecta a nivel nacional también es crítico. Por más que haya un horizonte auspicioso con la llegada de las vacunas “de todas maneras vamos a tener siempre tres años perdidos”, sostiene.

Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.

—¿Ya se puede hacer un balance primario de esta temporada de verano tan atípica?

—Ha sido un verano muy próximo a la normalidad en cuanto a número de visitantes. En los primeros días del año, de acuerdo a los números del peaje de Garzón, pasó apenas un 6% menos de turistas que el año pasado, sin contar la presencia de argentinos y brasileros tan habituales todos los años en Rocha. Prácticamente los números fueron compensados por los turistas uruguayos. Esto hablando en números, en personas, después obviamente otro tema es la raya económica que habrá que pasar: la cantidad de plata gastada por los turistas. Y que uno presume que hay un menor gasto del turista uruguayo respecto al extranjero.

—El primer dato, entonces, es que se compensó la falta de turistas extranjeros con los locales.

—Sí, hubo prácticamente un 100% de ocupación en la primera semana del año. Y un 70% después. Ahora, en esta segunda quincena ya va a caer el nivel de ocupación, posiblemente vayamos al entorno del 50%.

—¿Cómo se las han arreglado para cumplir con los protocolos sanitarios, qué le han comentado los hoteleros y los gastronómicos?

—En el caso de Rocha además de los protocolos nacionales sacamos una cantidad de normativas departamentales propias para cubrir algunos casos, incluso algunos que no estaban considerados a nivel nacional como el tema de los campings, por ejemplo. En términos generales podemos decir que ha habido un buen nivel de acatamiento. Desde el 23 de diciembre, nuestro cuerpo inspectivo hizo más de 3.000 inspecciones en comercios y se detectó un 4,25% de incumplimientos. Obviamente que a raíz de esos incumplimientos sobrevinieron varios cierres de comercios en el Polonio, La Pedrera, La Paloma. En el tema playas hicimos una campaña específica, con una cartelería especial con los consejos del GACH en todas las playas. Y hubo un excelente nivel de acatamiento, no fue noticia la aglomeración en las playas.

—Pero sí hubo desbordes en la noche, hubo problemas en Punta del Diablo, en La Pedrera…

—Sí, esas fueron zonas problemáticas. Básicamente el primer fin de semana. Pero estructuramos a través del Cecoed un conjunto de operativas que nos permitió trabajar junto al Ministerio del Interior y Prefectura y lograr un buen encauce de esta situación.

—O sea que más allá de episodios puntuales, la cosa se ordenó.

—Sí, se ordenó. Y después hubo una decantación natural por el cambio de público. Después de las primeras semanas, Rocha pasa a recibir un público más familiar. De todas formas, y vale aclararlo, salvo casos excepcionales no hubo incidentes, no hubo agresiones. Las aglomeraciones se dieron en una situación de espontaneidad, pero no en un grado de provocación salvo en un par de casos puntuales que hubo cánticos agresivos. Pero lo demás siempre se dio en un marco sustancialmente de respeto. Una desobediencia pasiva, por decirlo de alguna manera.

Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS

—Usted tuvo que cesar al subdirector de Turismo, Juan Calvo, porque les alquilaba locales a jóvenes para fiestas clandestinas. ¿Qué le dejó ese episodio?

—Y, nada. Hicimos lo que teníamos que hacer. Tenemos una gran tranquilidad de conciencia. Porque aparte antes de tomar la resolución fuimos personalmente a recorrer el lugar y a hablar con los vecinos y constatamos que la resolución que íbamos a tomar tenía fundamento y veracidad. No me arrepiento de un ápice de lo que hice, por más que uno sienta una profunda decepción porque cuando uno integra un grupo de trabajo, uno desposita un grado de confianza en la gente.

—¿Y qué tal es su relación con el actual director, Federico Zerbino?

—Es muy buena, de permanente diálogo. Tiene un gran empuje y una gran creatividad. Quizás sin las características políticas que adornan a los políticos, es una persona que quizás no tenga todas las palabras políticamente correctas para hacer declaraciones. Pero es un tipo de una gran capacidad de trabajo.

—Y con el ministro de Turismo, Germán Cardoso, ¿cómo se lleva?

—Tenemos una excelente relación, que me atrevo a caracterizar de amistad. Un diálogo muy fluido. Y eso es buena cosa para el departamento, sin perjuicio que el ministro trabaja en todo el territorio nacional como corresponde.

—En el entorno del intendente de Maldonado, Enrique Antía, hablan de un favoritismo de Cardoso hacia Rocha. ¿Es así?

—No, no. Una cosa es tener corrientes humanas de simpatía y otra es que esas corrientes se materialicen en hechos concretos. Más allá del trabajo coordinado, no hemos tenido ningún privilegio especial ni ningún desembolso económico diferencial.

—Una de las prioridades del presidente Luis Lacalle Pou es recuperar a La Coronilla como punto turístico, solucionar el desagüe contaminante del canal Andreoni. ¿Cree que se puede lograr en este período?

—Bueno, los trabajos para ello ya están comenzando. En los bañados, en la zona de la Horqueta y arroyo San Miguel para derivar aguas a la Laguna Merín. Tenemos la firme esperanza que eso continúe. Ha sido un compromiso del presidente que estas obras se realicen y nosotros vamos a ser muy tenaces en la materia. Para nosotros la regulación hídrica del norte de Rocha, que involucra todos los bañados, pero que también en su parte final impacta en La Coronilla tiene un valor central. Hay un tema muy importante para nosotros y es procurar que Rocha logre tener hotelería cinco estrellas. Eso naturalmente dependerá de los inversores la última palabra, pero desde nuestro rol y desde el Estado empujaremos para lograrlo. Va a ser uno de los puntos centrales y además bisagra en la historia turística departamental.

—El hotel cinco estrellas en Rocha es otro de los objetivos del presidente. ¿Lo ve viable para este período, por qué le ha costado tanto conseguirlo a un departamento turístico como Rocha?

—Yo creo que Rocha tiene obviamente un problema de infraestructura de servicios y que eso ha sido muy importante al momento de captar un segmento de turistas de alto poder adquisitivo. Y que la única alternativa de entrar en ese nicho va a ser a través de una hotelería cinco estrellas, una hotelería que obviamente no tiene que tener el mismo perfil que tuvo en Maldonado sino una identidad propia, que es Rocha, su imagen ambiental, su entorno paisajístico y mil cosas más. Pero el salto de calidad lo daremos cuando logremos capitalizar algo que impacte en materia laboral, económica. Y lo vamos a hacer cuando concretemos esa hotelería cinco estrellas.

—¿Y lo ve cercano o es algo que en este período no se concreta?

—Mirá, si la pandemia no hubiera existido, lo hubiera visto con mucho más margen de que se concretara. La pandemia desestimula y ha impactado fuertemente en toda la industria turística del mundo. Hoy en día es hacer un poco de Quijote contra los molinos de viento intentar concretar esto. Pero es parte de un tema central en la campaña y queremos llevarlo hasta las últimas consecuencias.

—Su decisión de correr la aduana unos kilómetros desde el Chuy a la Coronilla generó ruido. ¿Qué lectura hace ahora?

—Sí, pero es un ruido que se produjo más a través de declaraciones puntuales de la Dirección Departamental de Salud, con toda razón preocupada por el tema sanitario. Pero desde el sistema político rochense no salió ningún cuestionamiento de fondo. De alguna manera, explícita o implícita lo que hubo fue un apoyo y que genera una suerte de pulmón que generó un alivio económico y laboral para la frontera. A veces lo que cuesta es comunicar las medidas. Migraciones quedó en el mismo lugar, lo que se corrió fue la aduana, que es el ingreso de mercaderías.

—Esto favoreció a comerciantes en el Chuy.

—Sí, a la comunidad entera. Favoreció el desarrollo de una comunidad.

—¿Pero hubo presión de los comerciantes para esto?

—No, lo que hubo no fue una presión de los comerciantes, fue un desespero de la comunidad. Se estaban por organizar marchas en la calle para encontrar una salida a la solución que fue la que encontramos de esta manera.

Umpiérrez junto a Lacalle Pou. Foto: Presidencia

—La victoria en Rocha fue una de las que más celebró el presidente. ¿Se considera luisista, alguien del riñón de Lacalle Pou? 

—Sí, sin ninguna duda. Un integrante del sector más firmemente ligado a la gestión de gobierno. Sin ninguna duda. No estoy acá para jamás pensar en que me voy a casar o no casar eventualmente según cómo sean o no las cosas. Integro un sector, participo de su filosofía política y de sus ideas y programas.

—¿Qué le pareció la experiencia del grupo de los intendentes blancos?

—En principio una expresión legítima en la política. Obviamente que el partido ha tenido siempre un peso muy importante en el interior y no está mal que se haga sentir la voz del interior dentro de su estructura interna. Pero, sin perjuicio de ello, también tenemos que tener en cuenta que con el interior solo no nos es suficiente. Tenemos que tener un partido que hay que modernizarlo en sus posiciones políticas, en su dialéctica, en su visión programática, en su cabeza de cosmopolitizarse, de urbanizarse, para realmente llegar a aquello que se nos ha manifestado muy difícil, tanto, que solamente logramos ganar en 1958, como es Montevideo o Canelones, donde la historia nos marca que tenemos tres victorias.

—La historia también manda que a los intendentes, salvo el caso de Jorge Larrañaga, les ha costado proyectase para ganar terreno nacional.

—Lo que pasa es que ser intendente es muy absorbente. Y obviamente que te enclaustra demasiado, te confina dentro de las fronteras de tus límites y muchas veces ello hace perder perspectiva nacional, en su trabajo y hasta en su discurso o en su diálogo, o en su manejo político global.

—¿Usted se siente con ganas de proyectarse a nivel nacional?

—Yo, como siempre digo: sin prisa y sin pausa. Uno en política trata de llegar tan lejos como las circunstancias lo permita. Es una regla de oro. Y para ello vamos a trabajar. Yo tengo una vocación parlamentaria muy fuerte, disfruté mucho del trabajo parlamentario y me gusta pensar la política en canon de país. También soy un hombre ejecutivo, porque hay una posibilidad de hacer cosas concretas para cambiar la realidad. Me gusta el abordaje de los grandes temas nacionales. Igual me parece muy temprano para hablar de todo esto, creo que, en definitiva, estamos condicionados a los éxitos de la gestión y a eso estamos abocados.

—Usted como parlamentario trabajó en la Ley de Urgente Consideración. ¿Cuánto de lo que planeaba este gobierno se podrá concretar en un contexto de pandemia?

—Y bueno, la economía siempre es la condicionante central de todos los procesos. Hay cosas que dependen de tu capacidad de gestión y hay otras que dependen de un contexto económico. En un marco donde veamos afectada la recaudación, la caída del Producto Bruto, veamos impactado el marco laboral, obviamente que no se dan las condicionantes para pensar en un contexto de desarrollo. También hay que saber en política jugar a la defensiva cuando las circunstancias lo exigen y creo que el gobierno lo ha hecho muy bien. Más allá de muchas críticas que se han hecho en cuanto a de encontrar soluciones por la vía de más gasto público, creo que el gobierno ha hecho un manejo de lo más prolijo con lo que las circunstancias permiten. No hay posibilidad de salir de esto sin mayor déficit fiscal y el gobierno lo ha hecho en un delicado equilibrio entre las condiciones económicas y las condiciones sociales.

—¿Pero cuánto de lo que programó se puede concretar?

—Y va a depender mucho de lo que resulte este año con el tema de la vacunación y el tema pandemia. Si esto se soluciona, de todas maneras vamos a tener siempre tres años perdidos. Porque si nos vamos a un año y medio de depresión y si al año y medio lográramos tener una vacunación para volver al mismo lugar donde partimos, obviamente vamos a tener tres años perdidos y nos va a quedar muy poco tiempo por delante para una gestión de fondo. Yo creo que igualmente estamos capacitados para eso.

Información Nacional
2021-01-20T22:35:00