• Cotizaciones
    sábado 12 de julio de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    El infierno es una casa

    No respires, de Federico Álvarez
    Colaborador en la sección de Cultura

    La historia es como una leyenda. En 2006, el uruguayo Federico Álvarez rodó un cortometraje, Ataque de pánico, donde un ejército de robots gigantes y naves de aspecto alienígena invaden y destruyen Montevideo. Por medio de un ensamble de tomas cada vez más urgentes y deses­peradas, la historia se cuenta en cinco minutos. Hay explosiones en escenarios reconocibles, nubes de fuego, gente corriendo despavorida, el Palacio Legislativo, la torre de Antel, y el Salvo estallando por los aires. El trabajo demandó un día de rodaje, un equipo técnico de 10 personas y la participación de 50 extras (multiplicados y expandidos a través de efectos especiales en 3D generados desde la computadora de Álvarez, que compró el fuego y las detonaciones en Internet). Pasaron dos años entre rodaje y posproducción. En 2009, el director subió Ataque de pánico a YouTube y Taringa. En cuestión de horas, el corto, que tuvo un presupuesto de entre 300 y 500 dólares, se volvió viral. Días después, Álvarez (Montevideo, 1978) había recibido correos electrónicos de Dreamworks, Fox, Warner, entre otros, interesados en reclutarlo. Finalmente decidió aceptar la propuesta de Sam Raimi, que lo convocó a trabajar con él. Y así, sin haber dirigido jamás un largometraje, se embarcó en la dirección de la nueva versión de The Evil Dead (Diabólico), la primera película de Raimi, producción de terror sobrenatural y presupuesto ridículamente bajo que precisamente le abrió al realizador de Dark Man, Spider-Man y Un plan simple las puertas de las grandes ligas de Hollywood. Álvarez cumplió: Posesión infernal, filme gore ejecutado con pericia, tuvo una muy buena recepción tanto por parte de la crítica como del público. Misión más que cumplida. El siguiente paso, sin embargo, era más difícil. Tras el éxito de Posesión infernal, le llegaron varias ofertas, desde retomar otras franquicias a realizar filmes de superhéroes. A la vez, proyectó su carrera hacia la televisión, dirigiendo un capítulo de From Dusk Till Down: The Series. Está confirmada su presencia tras las cámaras en la adaptación del popular y de culto juego de mesa Monsterpocalypse, que está poblado por monstruos enormes y, sí, robots gigantes.

    No respires, su segunda película en Hollywood, la escribió junto a Rodolfo Sayagués, también uruguayo, con quien había trabajado en Posesión infernal. La jugada, otra vez, le salió muy bien. O mejor todavía. Ha tenido una muy buena recepción crítica y durante dos semanas consecutivas estuvo en el primer lugar de la taquilla.

    Los personajes se definen en pocos minutos y pocos trazos. Ahí están Rocky (Jane Levy), su novio Money (Daniel Zovatto) y Alex (Dylan Minnette), veinteañeros metidos a ladrones en una Detroit que, como se ha visto en Te sigue, va camino a convertirse en una ciudad fantasma. Y, como en Posesión infernal, la acción se desarrolla mayormente en un único escenario. Los muchachos se dedican a robar casas cuando no están sus propietarios. Y sin forzar la entrada, porque cuentan con un recurso extra a su favor. Seducidos por la vieja trampa de Este Será Nuestro Último Trabajo, se deciden a realizar un robo que se sale de su método habitual: se van a meter en una vivienda mientras el dueño está. De todos modos, el plan parece criminalmente sencillo y con un altísimo porcentaje de éxito: quien la habita es un veterano de la guerra de Irak que quedó ciego. Y en algún lugar, este señor, interpretado con temperamento y músculo por Stephen Lang, esconde 300.000 dólares que recibió como compensación de parte de la familia de una joven que mató a su hija en un siniestro automovilístico.

    Desde el comienzo, el filme ofrece un giro interesante. La invasión a la privacidad presentada desde el punto de vista de los invasores, que, de golpe, de una forma inquietante, tendrán que luchar para salvarse de la furia paranoica y asesina del ex soldado. Además de tener un perro que es la ferocidad con dientes, una máquina asesina que incluso transmite dosis de intranquilidad y ansiedad con solo estar dormido, este hombre de ojos blancos y olfato perruno, por su pasado como militar dispone de una buena cantidad de tácticas para hacerles frente a estos mocosos. La primera intervención del veterano es amenazadora. Y simplemente está en su dormitorio. La tensión va en constante crecimiento, Álvarez sabe dónde colocar la cámara para generar suspenso y sorpresa. El silencio, resquebrajado por la respiración agitada o el inoportuno sonido de un celular, es un bien valioso: para mantenerse con vida, por favor, muchachos, no hagan ruido. La música es ejecutada con latas, cables, serruchos, elementos que pueden encontrarse en la casa, y alimenta la tensión y esa negra sensación de encierro. Una secuencia con las luces apagadas, al estilo de El silencio de los inocentes, que llegará más adelante, es una demostración del pulido trabajo técnico de Álvarez.

    No faltan los trucos que a veces se introducen en los filmes de suspenso y terror. Y, es una pena, tampoco algunas trampas poco sutiles, como esa tijera de podar usada como arma o la terrible facilidad con la que el ciego va empeorando su puntería conforme más disparos realiza. El último acto, con una rebuscada secuencia creada para ser más chocante que emocionante —y con un par de frases de un nihilismo lineal—, quizás no sea lo mejor, dado lo que la película venía ofreciendo: un preciso ejercicio cinematográfico dotado de una energía capaz de generar suspenso con muy poco.

    No respires (Don’t Breathe). EEUU, 2016. Dirección: Federico Álvarez. Guion: Rodolfo Sayagués. Con Jane Levy, Stephen Lang, Dylan Minnette. Duración: 88 minutos.