Capacitando a deliveries, mozos, productores agropecuarios, carnavaleros, transportistas, clasificadores, trabajadores de los medios de comunicación, del software, la construcción, de energías renovables, e incluso a presos —entre otros de diversas actividades—, el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) prevé alcanzar este año unos 120.000 beneficiarios, más del doble que en 2016.
, regenerado3
Además, en junio, pondrá en funcionamiento cuatro aulas móviles en el interior del país (dos en Juan Lacaze), una modalidad con la que apuesta a acercar el instituto a localidades con carencias de empleo y formación. Se prevé que esos módulos también llegarán a parques industriales.
Con ese aumento de actividad —asociado al incremento de los convenios firmados con entidades públicas y privadas—, la profesionalización de la gestión y el uso más intensivo de los recursos que administra, el Inefop viene reduciendo el costo promedio de capacitación por beneficiario: pasó de $ 14.360 en 2015 a $ 12.595 en 2016.
Todo esto lleva a su director general, Eduardo Pereyra, a sostener que el instituto se ha “consolidado” como un “actor importante” en la política de formación profesional de recursos humanos y que “va camino a convertirse en una referencia” en la materia, según dijo a Búsqueda.
A su juicio, en este período de gobierno el Inefop —una persona pública no estatal creada en 2008 que tiene su órgano de conducción tripartito— “está cumpliendo el rol que no se visualizaba” tiempo atrás. “Recuperó en la práctica el lugar que tenía que tener” porque tanto empresarios y trabajadores como gobierno hicieron “los deberes”.
El instituto está teniendo un “rol preponderante” en la política pública que es el resultado del trabajo con “interlocutores válidos” del sector empresarial y de los trabajadores, señaló el jerarca.
“Son logros de una institución con integración tripartita que se dio cuenta de que uno de sus problemas era que no tenía una relación fluida con el sector empresarial. No se puede hacer a ciegas política activa de empleo sin reconocer el rol clave de las empresas”, reconoció. Alegó que con la “planificación estratégica” que se realizó las propuestas de formación “no caen descalzas”, ya que surgen del “diálogo” que se produce en los ámbitos tripartitos. Según Pereyra, el Inefop “articula con los actores públicos y privados para desarrollar formación en un aula o al costado de un alambrado, con modalidades flexibles e innovadoras para hacerlo dentro de un centro penitenciario, en una fábrica o a distancia”.
El instituto se encarga de administrar el Fondo de Reconversión Laboral que se constituye con los aportes de trabajadores —descontado obligatoriamente del sueldo— y empleadores del sector privado por partes iguales. Para financiar sus planes de capacitación laboral, se recaudan unos U$S 30 millones anuales; actualmente, dicho fondo acumula cerca de U$S 85 millones.
Pereyra indicó que se está haciendo un uso más intensivo de los recursos dado el aumento en la cantidad de beneficiarios, pero afirmó que se está “cuidando” el fondo. Indicó que si bien el mercado de trabajo se ha deteriorado y eso demanda más recursos para capacitar a personas en situación de desempleo, no se nota una “caída tan abrupta” de los ingresos, ya que tampoco hubo un aumento fuerte de la informalidad.
Presos, deliveries, carnavaleros.
En sus primeros años el Inefop recibió cuestionamientos por los escasos resultados alcanzados, que reflejaban los problemas políticos y de gestión interna. Eso empezó a cambiar con una reforma posterior.
El aumento de la cantidad de capacitaciones se dio principalmente a partir de 2015. Ese año hubo 28.501 beneficiarios, 55% más que el año anterior, y en 2016 llegó a 47.590 personas (aumento de 67%). Para 2017 se prevé que la cifra trepe hasta cerca de 120.000; el crecimiento se explica —principalmente— porque unos 70.000 funcionarios de la salud (médicos y no médicos) serán capacitados en la modalidad no presencial, como parte del convenio colectivo sectorial firmado en la última ronda de Consejos de Salarios. El acuerdo dispone que quienes se capaciten cobran este año una partida salarial extra de 1,5% (2% en 2018).
Esta es la segunda edición de la capacitación a los trabajadores de la salud, pero este año el Inefop comenzará a financiar y participar en esta modalidad on line, lo que justifica que los contabilice como beneficiarios de sus planes en 2017, explicó Pereyra. El Inefop invirtió U$S 1 millón en el desarrollo de la plataforma informática sobre la que se darán los cursos —de 16 horas por trabajador— en temas como los fundamentos del Sistema Nacional Integrado de Salud, bioética, el uso racional de recursos preventivos, diagnósticos y terapéuticos, seguridad del paciente y cultura del trabajo.
Esta experiencia, que dejará conocimiento para seguir creciendo en cursos a distancia, será la “más importante que va a desarrollar” el Inefop, indicó su director.
También destacó el convenio que recientemente se firmó en la construcción, que abarcará a 7.200 personas: 6.000 que trabajan o aspiran emplearse, en el sector y 1.200 que se encuentran privados de libertad.
Contó que se prevé contratar a capataces jubilados para dar cursos a los presos dentro de los centros de reclusión y a personas liberadas recientemente tras cumplir su condena. A ellos, señaló, se suman otros 1.600 presos que se vienen capacitando en distintos oficios, también como parte de convenios alcanzados con las instituciones públicas. “Quiere decir que el instituto está capacitando a más de 20% de la población privada de libertad”, puntualizó Pereyra.
En otro orden, mencionó la inauguración de la Escuela de Artes y Oficios de Carnaval, que se realizó ayer miércoles 17, como parte del convenio con la gremial que agrupa a los directores de ese tipo de espectáculos. En ese marco se dictarán cursos de maquillaje, vestuario y escenografía, por ejemplo, por parte de figuras del Carnaval.
El Inefop también lleva adelante acciones de capacitación para 2.600 deliveries (en práctica de manejo, seguridad vial, atención al cliente), la formación para empleados del Mercado Agrícola de Montevideo, de empresarios y trabajadores del rubro de transporte de carga y de pasajeros, de personal de las firmas instaladas en la cuenca del río Santa Lucía, a 1.000 jóvenes programadores con el Plan Ceibal, y a trabajadores del sector turístico, de servicios de testing y desarrollo de software, entre otros.
“No va quedando nada, prácticamente, sin considerar el sector público, donde no esté el instituto, con capacitación a medida, financiando o con algún tipo de intervención”, subrayó.
Aulas móviles.
En la medida en que el Inefop viene contratando gran parte de la oferta privada de formación laboral, Pereyra mencionó la dificultad de llegar con capacitación a lugares del país donde no existe capacidad de las instituciones para dictar más cursos. Para enfrentar dicha debilidad es que en junio, el instituto, en convenio con la Universidad del Trabajo, echará a andar cuatro aulas móviles en el interior del país con infraestructura y equipos para dictar cursos de electricidad, hidráulica, neumática y automatismo. Las primeras dos irán a Juan Lacaze, donde, tras el cierre de la planta fabril de Fanapel, la problemática de empleo y formación se tornó “urgente”, señaló.
Por otro lado, en este período de gobierno el instituto empezó a focalizar más esfuerzos hacia los trabajadores en actividad. Dijo que dos tercios de las capacitaciones totales se dirigen a personas activas y un tercio a desempleados. Evaluó que capacitar a los trabajadores activos puede redundar en “alargar los procesos de empleo, apostar a que mejore la organización del trabajo, la productividad y la competitividad de los negocios”.
