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El 4 de febrero, con el sol pegando fuerte sobre el cemento limpio, casi inmaculado, el ex presidente José Mujica, el ex ministro de Transporte, Enrique Pintado, el presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Alberto Díaz, y el vicepresidente de la constructora Saceem, Alejandro Ruibal, cortaron la cinta del flamante muelle C del puerto de Montevideo. No era una inauguración más dentro de la cargada agenda que caracteriza cada cierre de gobierno: se concretaba un proyecto estratégico para el puerto y muy costoso, por el dinero y por el arduo proceso que recorrió.
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Las dificultades no terminaron ese día. Hasta hoy el muelle C no puede recibir a los grandes buques portacontenedores y graneleros por un problema de profundidad. Según contaron a Búsqueda varias fuentes del sector, hoy entran allí principalmente barcos pesqueros y los llamados “ro-ro”, que trasladan automóviles.
El problema es que en el entorno del muelle, donde debería haber una profundidad de 10,5 metros, hay picos de material duro en los que el calado disminuye a cerca de ocho metros. Las versiones sobre el origen son variadas: sedimento de la obra, arena cementada, lodo solidificado y una formación geológica son algunas de las que circulan.
En cualquier caso, la ANP intenta desde hace meses con distintos métodos romper esos picos para llegar a la profundidad prevista. Primero intentó con dragas de succión que no pudieron absorber el material. Luego probó colocar distintos grapos —herramienta que generalmente se usa para la carga de materiales a granel— que en algún caso pidieron a operadores portuarios privados. Según contó a Búsqueda Díaz, también solicitaron precios a dragadoras por el trabajo pero los precios que presupuestaron fueron “absurdos”, por lo que decidieron seguir intentando.
En la zona está trabajando ahora la grúa flotante de la ANP con un grapo de ocho metros cúbicos al que le añadieron “unos dientes” para raspar el fondo. Con ese método pudieron comenzar a extraer el material.
“¡Hay piedras! Piedras de más de un metro de diámetro. Son bien grandes. No es una cosa menor”, relató Díaz.
El jerarca afirmó que le están reclamando al consorcio que hizo la obra. Saceem, Dredging y Soletanche Bachy fueron las tres empresas que trabajaron en conjunto en la construcción del muelle.
Primero la ANP informó al consorcio sobre el problema y pidió soluciones. Luego decidió, además, documentar los materiales grandes que extraen llamando al consorcio, a escribanos y tomando fotos. También empezaron a dejar sobre el muelle las piedras más grandes para que se vean.
Díaz evitó responder si las formaciones son derivadas de la obra pero afirmó que no estaban ahí antes de la construcción. “Lo que sí digo es que el material que tenía que estar ahí tenía que ser material dragable. Cuando lo fuimos a dragar resultó que no se podía hacer con los métodos convencionales”, añadió.
Al margen de las dificultades, Díaz recordó que el muelle está en uso desde febrero. También sostuvo que el material está empezando a salir y se mostró confiado en que alcanzarán para diciembre la profundidad de 10,5 metros en el muelle C y de 12 metros en el canal de acceso al puerto de Montevideo.
Preocupación.
El muelle C tiene 368 metros de longitud, está fundado a 14 metros y tiene una explanada de 3,5 hectáreas en tierra. Juan Olascoaga, el gerente general de Montecon, la operadora de contenedores que se desempeña en los muelles públicos del puerto de Montevideo, sigue el tema con atención.
“Nos preocupa mucho porque se viene la temporada de los cruceros y justamente es un muelle que iba a servir para mitigar la demanda simultánea de uso”, dijo a Búsqueda.
Como el plazo de su inauguración, el costo del muelle C también se fue estirando con los años. En 2009 la obra estaba estimada en U$S 53 millones, de los que U$S 40 millones se financiarían con un aporte del Banco Interamericano de Desarrollo. En 2011, con las obras cerca de comenzar, el costo pasó a estar valorado en U$S 84 millones. Al cierre de 2013, con las obras aún en curso, el Tribunal de Cuentas verificó que ya se habían invertido U$S 101.310.851.
La longitud del muelle, que es más largo que lo previsto, y las diferencias de tipo de cambio fueron algunos de los motivos del incremento.