En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Un almuerzo en la casa del filósofo alemán Ludwig Wittgenstein junto a sus dos hermanas es la punta del iceberg de Ritter, Dene, Voss, la obra ganadora del Florencio 2014 al Espectáculo y a la Dirección (Levón). Así lo anunció el jurado de la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay el lunes 15.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
La obra del literato austríaco Thomas Bernhard, estrenada en Europa en 1984, fue dirigida en el Teatro Victoria por el histórico actor de la Comedia Nacional Levón Burunsuzián, con un tridente de excepción: Gloria Demassi, Estela Medina y Marcos Valls, un actor de presencia tan esporádica como intensa. Juntos hicieron emerger la parte oculta del témpano, la sordidez detrás de los gestos y las palabras. Allí radica el poder de esta historia sombría, profunda y densa —por momentos demasiado—, fruto del genial autor de Trastorno y Corrección.
En el anuncio de las nominaciones, la obra había ganado el premio Escena de la Unión Europea al mejor espectáculo de autor de ese origen, dotado de cuatro mil euros. A sus 82 años, Medina sigue tan activa como a los 40, actuando en Sangre joven —en el Teatro Circular— y en calidad de “fuera de concurso”, desde que recibió el Florencio de Oro.
El tiempo todo entero, de la Comedia Nacional, prevaleció en los rubros actorales con tres de cinco estatuillas. Esta actualización del clásico El zoo de cristal, de Tennessee Williams, firmada por la argentina Romina Paula y dirigida por Andrés Papaleo —uno de los nuevos talentos—, le valió a Stefanie Neukirch el premio a la Actriz. Su proyección da vértigo: en 2010 irrumpió en la camada joven de Teatro Alianza, entró al elenco oficial en 2012 y desde entonces ha demostrado una vez sí y otra también su temple y naturalidad tanto en el drama como en la comedia.
A su lado, lo de Roxana Blanco, Florencio a la Actriz Secundaria, no es novedad: es una de las máximas figuras de la actuación uruguaya en esta centuria, y agradeció el premio emocionada por el primer papel de madre en su carrera teatral. Esta historia acerca de una chica introvertida ganó también el Florencio al Elenco, completado por Diego Arbelo y Leandro Núñez, a esta altura una dupla clásica.
El Teatro Circular fue homenajeado por los 60 años que cumple esta semana. La actriz y crítica Gloria Levy recordó su fundación a cargo de Eduardo Malet y Hugo Massa, en 1954, donde funcionaba el Taller Torres García, en el mismo sótano del Ateneo de Montevideo, donde sigue emplazado. El veterano director Jorge Curi intervino en una entrevista grabada y se recordó a Walter Reyno, fallecido hace dos semanas. Su actual presidente, el actor Juan Graña, recibió el premio al Actor Secundario por Breve apología del caos por exceso de testosterona en las calles de Manhattan, de Santiago Sanguinetti, producción del Circular que también ganó en Escenografía por el gran trabajo de Laura Leifert y Sebastián Marrero, que instalaron una caja blanca dentro del recinto negro de la Sala Dos.
La composición del padre del psicoanálisis que hizo Diego Artucio en La última tentación de Freud le valió el premio al Actor e hizo posible el mejor y más lúcido discurso de agradecimiento de la noche, con cita incluida a Vallejo para animar a sus compañeros a seguir haciendo teatro. Es llamativo cómo en los últimos años se ha banalizado el momento en que los artistas agradecen los premios. Demasiado a menudo afloran aspectos intrascendentes y olvidables de la personalidad de los ganadores. Por eso se agradece lo de Artucio.
Marianella Morena ganó un merecido Florencio por primera vez en su carrera, al Texto de Autor Nacional, por No daré hijos, daré versos, de lo mejor que se ha hecho sobre Delmimra Agustini en el año de su centenario. La dramaturgia de Morena, rica en rescate de figuras míticas como Trinidad Guevara, Florencio Sánchez y Don Juan, despierta interés en Argentina con varias incursiones de sus montajes y ahora en España, donde la editorial Artezblai —con librerías en Madrid y Nueva York— acaba de publicar un tríptico con Trinidad Guevara, Yo soy Fedra y el texto laureado con el Florencio.
Lucía Trentini, actriz y cantante que ha demostrado su talento como frontwoman de La Tabaré, recibió el Florencio Revelación por su notable trabajo en Música de fiambrería, un unipersonal tragicómico escrito y protagonizado por la artista, quien interpreta todos los personajes de este entretenido policial. Como si fuera poco, a fin de año Trentini entró en la piel de Delmira Agustini, en la obra de Morena, y confirmó que lo suyo ya no es ninguna revelación.
Hotel blanco, de Sandra Massera, sobre texto del japonés Ryunosuke Akutagawa, ganó un solitario Florencio a la Iluminación para Álvaro Domínguez.
En los rubros Comedia, los premios al Espectáculo y Dirección fueron para Justo en lo mejor de mi vida, de Franklin Rodríguez, una de las obras más taquilleras del año en Espacio Teatro. Esta noche mejor no, que curiosamente no estaba nominada al Espectáculo, recibió dos Florencio por las actuaciones de Mariana Trujillo y Juan Gamero. En Musical ganó La jaula de las locas, de Nacho Cardozo, mientras que la argentina Qué me has hecho, vida mía resultó el mejor Espectáculo extranjero.
Más allá de la convincente actuación de la cantante Natalia Bolani, será muy difícil olvidar la penosa puesta en escena de la Compañía Teatral La Fábrica de Ilusiones, que intentó amenizar la ceremonia con números musicales de un nivel deplorable. Sería bueno que existiera un mínimo control de calidad en este tipo de trabajos por encargo. La representación de Alfonsina y el mar por una cantante sobre pista grabada, acompañada por tres bailarines y una coreografía fallidamente burlesca, queda entre lo peor de la historia del Florencio.