El placer de romper los códigos

escribe Milene Breito  
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Carteles de neón como los del Moulin Rouge no cuadran con una Montevideo cuya vida comercial se acaba a las siete de la tarde, pero la entrada de lo que alguna vez fue un cabaret sobre la calle San José no se maneja con esa misma lógica. Club de París Erotic Art no puede ser discreto, ese no es el mensaje que la galerista Diana Saravia quiso dar al abrir la primera exposición permanente de arte erótico del Uruguay. Ubicada entre Andes y Convención, la estampa non sequitur de una puerta circular con marco rojo invita a sumergirse en un submundo de risas nerviosas, esas que afloran cuando romper con los códigos establecidos funciona.

“Muchas personas me tildaron de valiente por abrir una galería como esta siendo mujer”, dijo Saravia a Búsqueda. Para ella el arte erótico es la propuesta artísticadel momento. Obras de este género fueron las más premiadas el año pasado en ferias internacionales. La galerista resumió la tendencia en términos sencillos: “Ir a ver y disfrutar de algo tan simple como es la vida misma”.

Saravia no piensa en términos de si existe o no un público para este tipo de exposiciones. “Nuestra sociedad, nuestro medio, las necesita”, explicó, y recordó que los artistas abocados a lo erótico no tenían posibilidad de mostrar su trabajo, por lo que la apertura de esta galería fue “muy deseada”.

En junio expondrá Los errores del Paraíso, una muestra sobre botánica erótica. A través de estas obras se puede “liberar la imaginación” con “un toque divertido”. La idea es presentar una nueva propuesta artística cada mes y darles un mayor protagonismo a los artistas, quienes a fin de año serán fotografiados en un “calendario erótico”.

Lo global de la propuesta es “algo pretencioso y difícil”, pero no imposible “a la hora de generar ventas”, señaló la galerista, apoyándose en las más de 300 personas que asistieron a la inauguración. Varias exposiciones “con el mismo tenor”, como Rara Avis de Ulises Beisso en el Centro de Exposiciones Subte o el festival de arte lésbico de la Intendencia de Montevideo, llevaron a que Saravia intuyera “tiempos de cambio”.

No es porno

El rótulo de erótico no significa sexo explícito, por lo que Club de París no debe adoptar aires de “cine condicionado” ni de “revista dentro de una bolsa negra”, señaló Saravia. La pornografía es la representación gráfica de un acto sexual, pero no deja lugar al mayor detonador del placer que es la imaginación. El erotismo, en cambio, la explora con la estimulación de todos los sentidos, se preocupa por lo estético y concibe al cuerpo como una obra de arte.

La propuesta no necesita más que una habitación rectangular de tres metros de ancho por nueve de largo, buena iluminación y buenos artistas para generar “algo”. Los sentidos y la libre interpretación de las obras exhibidas es lo que da verdadera dimensión al apretado espacio rosa. Un color de moda extraído del video de Emiliana Rat, la artista uruguaya de 27 años que está detrás de Manifiesto, la muestra con la que se inauguró la galería y que se puede visitar hasta mediados de julio. “Inmediatamente supe que quien debía dar el primer paso era ella”, dijo Saravia, al recordar el momento en que vio su arte.

Su obra apunta al quiebre de los límites entre el espacio público y el privado en busca de nuevas perspectivas entre el erotismo y las relaciones humanas. “Es ir en contra de la heteronorma, en contra de los conceptos impuestos de lo que es o tiene que ser el placer en su sentido más amplio”, explicó Rat a Búsqueda.

Con la incomodidad que produce la gigantografía de una lengua lamiendo un ojo o los ruidos de la gelatina al ser aplastada por manos y pies, Rat se propone reconceptualizar lo erótico al poner en juego los sentidos y percepciones individualidades.

En un video, que condensa el mensaje de la exposición, la artista alimenta a su pareja —que hace de “mesa de postre”— durante el “juego previo”. Con la posibilidad de escucharlo con auriculares, el video exhibe un ritual privado y busca provocar más incómdidad que una lengua enroscada entre los dedos del pie.

La obra principal es Manifiesto. Quien ingresa a la galería encuentra en un atril con forma de columna griega una pila de manifiestos para los visitantes. El texto funciona como invitación a “hackear los códigos”, escucharse a sí mismo y no sobrepensar el sexo. “Manifiesto es una declaración de mi interpretación de la sexualidad”, dijo Rat. La artista, que dice pertenecer a la generación que creció “viendo Disney por un lado y Pornhub por el otro”, reivindica que nadie decida “cómo hacer el amor por nosotros”, una sexualidad más libre, con más sentimiento, en la que exista una búsqueda real del placer.

Más de 18

Rat está convencida de que la mayoría de la gente es capaz de entender la propuesta y que las personas que ven con “recelo” estas manifestaciones artísticas son una minoría. Sin embargo, Saravia aseguró “pecharse” con la legislatura “poco aggiornada” que tiene el país en cuanto a estos temas. Apenas abierta la galería, el Instituto del Niño y Adolescente (INAU) inspeccionó la muestra y prohibió la entrada a menores de 18 años.

Con casi 50 años y dos hijos, la galerista sabe lo que expone. “Los adolescentes ya no son lo que fuimos nosotros. Ellos tienen los medios para acercarse a lo que quieren, son capaces de saber si lo que ven es bueno o malo y si lo aceptan o no”. “Señores, los chicos de hoy comen waffles con forma de pene. No los tratemos como bobos, porque bobos estamos siendo los adultos”, concluyó.

Vida Cultural
2022-06-01T19:53:00