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Saul Goodman es uno de esos personajes secundarios memorables: pelo teñido, camisas de colores llamativos, un cajón lleno de celulares descartables, labia de vendedor de autos y artimañas suficientes como para salir apenas salpicado de los chanchullos ilegales. Quienes vieron la exitosa serie Breaking Bad no pueden haber olvidado a Saul (Bob Odenkirk), el abogado de Walter White que se robaba la pantalla cada vez que aparecía. Ahora el personaje es protagonista de su propia serie: Better Call Saul. Esta comedia negra cuenta la historia de Goodman desde que era un tipo en la ruina, defensor de delincuentes aún más en la ruina, hasta que llega a ser un tipo poderoso, capaz de administrar el “imperio White”, liderado, como todos saben, por el mayor cocinero de metanfetamina de Nuevo México.
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La primera temporada de esta spin-off (serie derivada de otra) comenzó a emitirse por el canal para Internet Netflix en febrero, y todos los martes se publica un nuevo capítulo. Los cinco primeros ya muestran el talento de sus guionistas, Vince Gilligan y Peter Gould, los mismos de Breaking Bad, quienes han creado una serie con ecos indiscutibles de su anterior éxito, pero con un mundo propio, original y potente. Y el mayor logro es haber apostado a Odenkirk, un actor que se muestra capaz de ponerse la serie al hombro.
El territorio vuelve a ser la desértica ciudad de Albuquerque, en Nuevo México. Allí aparece Saul cuando aún no era Saul. Su verdadero nombre es Jimmy McGuill, un abogado con una triste oficina en el cuarto trasero de una peluquería atendida por coreanas. Cuando llega al cuartucho, en el que tiene que correr el escritorio si quiere abrir la cama, Jimmy hace pases mágicos sobre el contestador con la esperanza de encontrar mensajes de nuevos clientes, pero raramente eso ocurre. Y cuando por fin tiene un cliente para defender, se encierra en el baño del juzgado y frente al espejo se dice a sí mismo “It’s show time” como forma de darse ánimo y así ganar el caso, pero raramente eso ocurre.
Jimmy es un desgraciado que ha estafado y ha estado tras las rejas, porque aún es un tipo torpe que no tiene la suficiente maldad como para saber zafar de la cárcel. Esa maldad la irá adquiriendo con el tiempo, pero por ahora es una especie de pícaro que tiene como su mejor arma la palabra: habla sin parar y hasta el más terrible mafioso lo escucha. Y a veces eso sí le funciona.
Uno de los atractivos de la serie es su manejo del tiempo. El pasado delictivo de Jimmy aparece en momentos inesperados, con escenas que lo muestran con el pelo más largo y aspecto desprolijo. Ya desde el comienzo, las idas y venidas temporales marcan el ritmo. En la primera escena de la serie se ubica al personaje en el futuro, después de su huida de Albuquerque cuando la caída de White era inminente. Es una secuencia breve, silenciosa, en la que Saul aparece camuflado tras grandes bigotes y con uniforme de empleado, en lo que parece una heladería de shopping. Ese momento inicial está filmado en blanco y negro. Es que el futuro de Saul parece bastante oscuro.
Otro atractivo son los personajes secundarios, algunos conocidos por su participación en Breaking Bad. Uno de ellos es Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), quien será el duro investigador privado de Saul. Pero por ahora es un inconmovible empleado de un estacionamiento que ya deja entrever que con él no se juega. También aparece fugazmente Tuco Salamanca (Raymond Cruz), uno de los temibles narcos mexicanos que se enfrenta a White. En sus primeras andanzas, Jimmy se mete por accidente con la abuelita de Tuco. Y con la abuelita de Tuco nadie se mete.
Todo indica que en Better Call Saul el paisaje desértico tendrá su importancia y que allí se darán las situaciones menos risueñas, como ocurre en uno de los capítulos emitidos. También todo indica que Chuck, el hermano de Jimmy (Michael McKean), que vive encerrado en su casa sin electricidad ni celulares por miedo a las radiaciones, será un contrapunto interesante y tendrá su relevancia en la trama. Y todo indica que para dar el gran salto, Jimmy tendrá que transformarse en Saul, el abogado reconocido por su famoso aviso, aquel en el que se escuchaba su grito de guerra: “¡Better call Saul!”.
La serie tiene una destacada banda sonora a cargo de Dave Porter (el mismo de Breaking Bad), escenas de una belleza plástica propias del cine y una mezcla de tontos y malvados, ironía y sabor amargo que garantizan su éxito. Y por supuesto que la serie cuenta con lo principal: la estupenda expresividad de Odenkirk, un actor lleno de matices, capaz de crear climas de humor, angustia y desesperación de una escena para la otra.
Hasta el momento, Jimmy la está peleando, pero aún le falta mucho. En el cuarto capítulo piensa que está por conquistar a una pareja de clientes adinerados, pero la mujer le borra toda esperanza y le explica por qué no puede defenderlos: “Usted es la clase de abogado que contrata la gente culpable”. Tiene razón, y Jimmy lo sabe. Entonces, habrá que sufrir junto al personaje y ser testigos de su peregrinaje para convertirse en el señor Goodman, ese abogado que todos los que amasan grandes fortunas de dudoso origen quieren tener.
