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    El referéndum por la LUC, Lacalle Pou y la pandemia son protagonistas de un carnaval reflejo de un “momento polarizado”

    El concurso oficial de carnaval tiene este año varias particularidades que lo hacen especial. Una de las marcas que lo atraviesa es la pandemia. En 2021 el certamen se suspendió cuando el país atravesaba su peor momento de contagios de Covid-19 y todavía no había logrado iniciar la vacunación. El virus que desde hace dos años se instaló en la vida cotidiana tiene un lugar relevante en los libretos de este año, a tal punto que Asaltantes con Patente —una de las murgas candidatas a definir el concurso— le dedica su retirada a los duelos en contexto de emergencia sanitaria.

    La otra particularidad que marca los espectáculos es la situación política del país. Después de tres períodos de gobiernos frenteamplistas y un carnaval suspendido, las murgas —género que tiene como una de sus características esenciales la crítica política— finalmente plasmaron en sus espectáculos su visión acerca de la gestión del nuevo gobierno.

    Los textos de las murgas son “una especie de termómetro social” que mide “el sentir popular”, dijo a Búsqueda Mathías Iguini, letrista de Araca la Cana. Uno de los saldos de ese termómetro, según la visión de Rodrigo Guillenea, de la murga Curtidores de Hongos, es que la agenda del nuevo gobierno “solo atiende a un sector privilegiado”.

    “Toca resistir, apretar los dientes y denunciar”, dijo en una línea que se ve reflejada y desarrollada en los libretos de varios conjuntos.

    Jorge Ferreira, directivo de la Asociación de Directores de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay (Daecpu), coincide en que la pandemia y el cambio de gobierno son dos de los temas que atraviesan este carnaval.

    La Ley de Urgente Consideración (LUC) es uno de los temas más abordados. “Es un hecho que la cercanía del referéndum marcó el pensamiento de los conjuntos”, dijo Ferreira pasando raya, y sostuvo que quizás eso no dejó espacio para que entraran otros temas en el foco de los espectáculos.

    Entre las tantas alusiones que hacen las murgas al asunto, Curtidores de Hongos se refiriere en su espectáculo a la LUC como una ley que “metieron de pesados” y “atenta y pisotea los derechos de la gente”. Araca la Cana habla sobre el referéndum como “un freno necesario” e invitó a esperar “que hablen las urnas”.

    Para Ferreira las diferencias de pensamiento que hay sobre la ley y que se expresan en los libretos no deberían ocasionar “grietas” que enfrenten a “artistas de un lado y del otro”.

    Jimena Márquez de Queso Magro como Graciela Bianchi. Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS

    El carnaval suele caricaturizar a los personajes públicos de mayor relevancia y en esa línea sobresale con distancia en este carnaval la figura del presidente Luis Lacalle Pou. Otras dos caras del gobierno que tienen pasajes destacados de espectáculos son la senadora Graciela Bianchi, representada por la actriz y dramaturga Jimena Márquez en la murga Queso Magro, y la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, interpretada por la actriz y comunicadora Emilia Díaz en la murga Doña Bastarda. Cabildo Abierto también es blanco de varias críticas, mientras el Partido Colorado está presente a través de las figuras de Ernesto Talvi como una pieza cómica y de Sanguinetti como una clase de marionetista, que en palabras de Curtidores de Hongos “te arma el equipo”.

    Uno de los conjuntos que desarrolla en profundidad una caricatura del presidente es Doña Bastarda. Su espectáculo de este año se llama Fiesta clandestina, un juego de palabras con el nombre que se le dio a las reuniones que no respetan los aforos sanitarios y con lo que la murga considera que es la impronta política que prevalece: una celebración entre algunas personas con privilegios “sin importar qué pasa afuera”.

    Es una parodia a los privilegios de “la clase poderosa”, explicó Camilo Abella, uno de los responsables de la murga. El anfitrión de esta fiesta clandestina es el rey Lewis, heredero del trono de La Tahonis, personaje que fácilmente se relaciona con el presidente de la República.

    Aunque sin alguien que lo represente directamente, también la murga Metele que son Pasteles caricaturiza al presidente con un tono monárquico, colocando una especie de trono sobre el escenario con una banda. “Uruguay está feliz, / lo tiene a Luis / con esa sonrisa que derrite al periodismo, / con esa guiñada que enamora al ruralismo, / la versión canchera y musculada del herrerismo”, canta el conjunto en un pasaje de su espectáculo Un mundo muy muy feliz.

    En el espectáculo de Agarrate Catalina, La involución de las especies, la figura de Lacalle Pou también es fuertemente explotada, sobre todo por el comunicador Rafael Cotelo, que hace de su defensor. La murga ironiza sobre la inquietud del presidente: sobre las inauguraciones permanentes de obras de todo tipo, sobre su presencia constante en los medios y también sobre su aspecto físico.

    Otras murgas, aunque con menos despliegue, también apuntan críticas contra Lacalle Pou. “El presidente en Navidad se fue al Congo y fue noticia, / mientras acá hubo incendios y se fundió Casa de Galicia. / Por suerte hizo un safari que lo dejó recontra feliz, / safari de los problemas de su país”, dice Cayó la Cabra en su salpicón.

    Entre las críticas a la gestión del gobierno se repiten la suba de los combustibles y las tarifas, el recorte de planes sociales, la pobreza, el manejo de la economía y la extensión de la concesión en la terminal de contenedores a la empresa belga Katoen Natie. También hay alusiones al aumento de situaciones de corrupción en la Policía. “Hay orden de no aflojar, decían en Cerro Largo, / mientras el jefe de Policía gestionaba el contrabando”, canta Curtidores de Hongos. “Y nos decían que está bueno cambiar”, dice el conjunto, que en su espectáculo asegura que el cambio de gobierno se votó “enojado” y significó para el país “un retroceso de 40 años”.

    Los cambios en las cabezas de los ministerios también tienen un lugar en los libretos. Araca la Cana canta que “eran tantas las ganas locas de renovar” que se cambian los ministros cada seis meses. “¿Usté no desconfiaría?, / si todas las ratas se iban escapando es porque el barco se hundía”, concluye la murga.

    En el marco de la gestión de la pandemia, La Trasnochada dedica un pasaje a la desvinculación del gobierno con el GACH a mediados del 2021, cuando ya no consideraban necesario su asesoramiento: “Somos del GACH y queremos… / No importa, háganla simple, tranquilita y corta. / Somos del GACH y analizamos… / Una mierda, acá el que sabe es el que gobierna”.

    Doña Bastarda, en tanto, toma para uno de sus cuplé el concepto acuñado por el presidente de “libertad responsable” para desarrollar un enfoque crítico del tipo de libertad que prioriza el gobierno. “Existe una libertad que no merece nuestra atención y otra que es de urgente consideración”, dice la murga.

    A pesar del relieve que tuvo en la agenda, el ministro de Salud Pública está poco presente en los espectáculos de carnaval.

    Murga Cayo la Cabra. Foto: Daniel Rodriguez / adhocFOTOS

    Polarización, autocrítica y género

    A lo largo de este mes el carnaval suscitó algunos debates acerca del alcance y los límites del humor. Ferreira ve una sensibilidad en la población. “Estamos en un país polarizado en un momento polarizado”, dijo el directivo de Daecpu.

    Al abordar el tema recordó que el reglamento señala claramente que para la categoría de murga se debe priorizar la cuota de crítica y sátira de los libretos sobre diversos tópicos del acontecer de la sociedad. En esa línea, invitó a analizar los cuplé detenidamente y no “tomarlos a la ligera”.

    El directivo comparó el papel de los carnavaleros con los bufones medievales, “los únicos que se atrevían a burlarse del rey”, y apuntó a que cada conjunto conoce cuáles son sus límites y “tienen que hacerse responsables” si los transgreden. “Cada uno de nosotros lo va a entender diferente, de eso se trata el arte”, señaló.

    La murga Cayó la Cabra fue una de las protagonistas en esta discusión. Para la prueba de admisión en noviembre había incluido una cuarteta en su salpicón con un chiste sobre las suspicacias que circularon entre la población sobre la muerte del exministro del Interior, Jorge Larrañaga, lo que molestó a su familia. Para carnaval omitió ese pasaje, aunque dedicó nuevos versos sobre el episodio en otro bloque en el que en tono humorístico dicen estar arrepentidos de su chiste pero también que “quizás lo volverían a hacer”.

    Otros conjuntos vinculan al presidente con el consumo de drogas y despertaron los comentarios del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, quién dijo a El País que “hay líneas que no se tocan”.

    Ferreira cree que la reiteración de estas discusiones y el hecho de que permanentemente se pongan bajo la lupa y se cuestionen los libretos “estigmatiza” al carnaval.

    Pocas agrupaciones ponen foco especial en el Frente Amplio, pero algunas de ellas sí le dedican algunos versos y en algunos casos deslizan críticas. “El frente se equivocó / también hay que asumirlo, / faltó ser mucho más de izquierda y no abrazarse tanto al poder”, dice Curtidores de Hongos.

    La Trasnochada, en su cuplé sobre políticos en una olla popular, le dedica una crítica breve a Carolina Cosse. La murga dice que en esa olla paró solo para sacarse una foto y “no probó ni un poquito”, por lo que concluyen que está “cada vez más parecida al Cuquito”.

    Un fenómeno que sacudió el ambiente en el último tiempo fue una cuenta de Instagram llamada @varonescarnaval, desde la que se denunciaron situaciones de acoso, abuso y violencia de género. Pese al peso que tuvieron las placas publicadas en esa red social, que incluso llevaron a que no salieran conjuntos o figuras relevantes, el tema aparece poco desarrollado en los espectáculos.

    La murga Mi Vieja Mula es la única que decidió hacerlo en profundidad y le dedicó un cuplé completo. Su letrista, Sebastián Meseses, contó a Búsqueda que sintieron la necesidad de decir algo sobre el fenómeno de @varonescarnaval y eso los llevó a tomar una decisión disruptiva de incluir un bloque con “una crítica de carnavaleros hacia carnavaleros”. El cuplé señala cómo este episodio interpela tanto a las murgas y al público como a las autoridades y el periodismo, pero, sobre todo, al “viejo carnavalero”.