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Durante la reciente presentación de la segunda edición del Monitor Laboral TI —un análisis del mercado de trabajo en empresas vinculadas a la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI)—, el presidente de dicha gremial empresarial, Leonardo Loureiro, aseguró que la distribución geográfica de los llamados no le sorprendió. Es que, sostiene, cada vez más empresas buscan radicarse fuera de Montevideo, con lo que se van configurando polos tecnológicos en el país.
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Actualmente, hay más de 20 empresas tecnológicas instaladas en menos de cuatro ciudades del interior, según Loureiro. Las hay en Salto, Paysandú y Canelones, principalmente. Los resultados del Monitor Laboral de la CUTI, presentado el miércoles 16 junto con la consultora Advice, resultan coherentes: dejando de lado a Montevideo (6.068), fue en estos tres departamentos donde se registraron más llamados vinculados al sector tecnológico entre noviembre de 2020 y octubre de 2021: 1.028, 830 y 529, respectivamente.
También en Colonia, Maldonado y Rivera se han instalado algunas firmas del sector TIC. En total, entre las que son “propiamente del interior” y las que tienen “centros o equipos de desarrollo” fuera de Montevideo, hay “entre 30 y 40 empresas” radicadas fuera de la capital, estimó el presidente de la CUTI. Sin embargo, el porcentaje de llamados laborales de este tipo de empresas representa casi la cuarta parte del total (24,3%), según el informe. El documento señala como “posibles” factores explicativos el “menor uso” de tecnologías fuera de la capital y la “alta centralización” de actividades.
Según Loureiro, los motivos por los que estas empresas deciden instalarse en el interior son “muy variados”. El principal, resaltó, es la presencia de centros de formación calificados que permiten contar con “recursos y talentos muy buenos”, que al no tener oportunidades laborales en su lugar de nacimiento no podían trabajar para el sector y terminaban haciéndolo en otro tipo de actividades. Citó el caso de firmas que decidieron abrir una sede a raíz de la mudanza hacia el interior de un solo empleado.
Bantotal se instaló en Guichón porque había una persona con “un cargo alto” que tenía “cercanía” con esta localidad en Paysandú. Quanam —la empresa de Loureiro— se radicó en Bella Unión, Artigas, porque una de sus ingenieras “principales” tuvo que mudarse por motivos familiares. En Salto y Colonia, aunque muchas firmas son originarias de esos departamentos, en algunos casos nacieron en Montevideo pero los socios principales eran oriundos de sus capitales. “¿Por qué no hago la apuesta a desarrollar? Mientras haya fibra óptica se puede trabajar para cualquier parte del mundo”, razonó el presidente de la CUTI.
Respecto a la ubicación de las empresas dentro de las localidades, Loureiro precisó que, salvo aquellas instaladas en el Parque Tecnológico de Rivera, la mayoría están ubicadas fuera de estas zonas. “En el caso de Salto, están distribuidas en toda la ciudad. Hay unas 10-12 empresas. Algunas son socias de CUTI, otras no”, comentó.
Aunque la mayoría están concentradas en las capitales de Salto, Paysandú y Río Negro, también hay empresas que comienzan a instalarse en otras zonas del país. Incluso hay algunas extranjeras que se han instalado, y la CUTI ha recibido contactos de “varias” otras que buscan concretar su llegada al país, informó Loureiro.
Un caso es el de la colombiana Sofka, radicada en Paysandú, que ofrece servicios de analítica, inteligencia artificial, consultoría y desarrollo de software, entre otros. Según consta en su página web, tiene más de 600 empleados. En Uruguay “ya tienen 20 gurises” y aspiran a alcanzar los 100, destacó el titular de la CUTI. De concretarse, casi un 15% de la plantilla estaría radicada en la capital sanducera.
Desde hace algunos años funciona el llamado grupo Norte Tecnológico, articulando entre actores públicos y privados. “Los estudiantes pueden vivir acá y trabajar para el mundo, eso nos sirve como región, para que no se vayan. Estos últimos dos años han demostrado que se puede vivir donde cada uno quiere y trabajar en el área que le guste, ya que la pandemia extendió el teletrabajo”, dijo su presidenta, Ana Bartaburu, en la edición del 25 de febrero de la revista Empresas & Negocios del semanario Crónicas.
Jacarandá
Pero además el interés de las intendencias y municipios por atraer empresas y de la administración central y la CUTI por descentralizar el mercado también juega un rol importante. Desde el período de gobierno anterior, el Poder Ejecutivo y la cámara comenzaron a trabajar en el proyecto Jacarandá. En mayo de 2018, la entonces ministra de Industria, Carolina Cosse, junto con Loureiro y el presidente de Antel, Andrés Tolosa, presentaron la iniciativa, que apostaba a “conectar empresas TIC con equipos de trabajadores de todo el país para desarrollar el sector y promover el empleo calificado”.
En este sentido, el presidente de la CUTI dijo a Búsqueda que —pese a que “obviamente” con la pandemia “eso bajó un poco”— espera continuar este año con el proyecto y sumar nuevos programas “de este tipo”.
En cuanto al apoyo recibido, el presidente de la CUTI mencionó también organismos como la Agencia Nacional de Desarrollo y el Inefop.
