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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo hay duda. Si Pasteur viviera hoy día en Uruguay estaría preso por incitar a delinquir; a violar la “Ley de Tolerancia Cero”.
Es que Pasteur sostenía repetidamente, luego de su “Études sur le vin”, que “hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino que en todos los libros”. Y, asimismo, expresaba que “el vino es el más saludable e higiénico de los brebajes”.
Pero, junto con Pasteur habría que procesar a muchos médicos —uruguayos y foráneos (hasta tenemos un acuerdo de investigación conjunta con el Instituto Pasteur)— cuando recomiendan consumir hasta dos copas de vino diarias con las comidas ya que si el vino tinto se toma con moderación puede ayudar a proteger el corazón, a reducir el colesterol “malo” y a prevenir la formación de coágulos de sangre. Y todavía quedan los estudios sobre el resveratrol en el vino y sus propiedades.
Pero el proyecto de ley de “tolerancia cero” —siguiendo los pasos de la “ley anti-tabaco— aspira a la prohibición total del alcohol cuando se conduzca aunque no altere sus sentidos.
Y es aquí donde se produce la confusión que llevará a que esa prohibición total sea declarada inconstitucional. Sí, hay que prevenir los excesos. Y en el mundo como regla general se acepta una tasa de tolerancia de 0,5 g de alcohol por litro de sangre (Francia, incluida).
Es que el tabaco es de por sí dañino para quien lo consuma, pero el alcohol no lo es.
Y tanto que acabamos de transcribir conceptos y recomendaciones médicas en favor del consumo moderado de alcohol lo cual establece la gran diferencia entre el alcohol y el tabaco.
Mientras que el tabaco siempre es dañino para quien lo consume y para terceros, el alcohol no es de por sí dañino —ni para quien lo consume ni para un tercero— y hasta puede resultar beneficioso para el consumidor e indiferente para el tercero.
Véase que, en realidad, de lo que se trata es de prevenir la eventual ocurrencia de daños a los terceros. Que bien pueden no ocurrir —como sucede la mayor parte de las veces— pues se usa un índice genérico, de aproximación, de 0,5 g de alcohol en la sangre, que no es válido para todas las personas y que, además, tampoco asegura que los efectos reales sean los predichos.
Por todo ello es que la prohibición a rajatabla, la “tolerancia cero”, sin tener en cuenta que el consumo moderado queda fuera de toda regulación legal pues no atenta contra el consumidor ni contra los terceros, resultará inconstitucional.
Es que “las acciones privadas de las personas que de ningún modo atacan el orden público ni perjudican a un tercero están exentas de la autoridad de los magistrados”, dice la Constitución.
Ha de tenerse en cuenta, asimismo, que en Uruguay los bares y restoranes están autorizados a vender bebidas alcohólicas y que habrá farmacias autorizadas a vender marihuana.
Pero, si pese a todo se pretende seguir adelante con la “tolerancia cero”, sin perjuicio de las declaraciones de las inconstitucionalidades que corresponda deducir habría que demostrar que “todos somos iguales ante la ley” y, para ello, la norma debería incluir algunos agregados imprescindibles.
Por ejemplo: establecer una guardia permanente de control de alcoholemia en las inmediaciones para todos los conductores que concurran a locales como “El Quincho de Varela” y otros bares y restoranes muy frecuentados.
Igual guardia habría de implementarse a la salida de las fiestas celebradas en las embajadas y los eventos a los que concurren las autoridades de gobierno.
Y sería necesario, asimismo, que por lo menos todo legislador, ministro o director de entes autónomos y servicios, informe —con 48 horas de anticipación— a qué fiestas y reuniones donde se consuma alcohol va a concurrir estableciendo la ley, además, la obligación de las autoridades de gobierno de comunicar a la Policía toda reunión o celebración programada en la que se consuma alcohol a efecto de instalar los controles del caso.
Y todo con las mismas penas —multas y privación de la libreta de conducir— que se piensa aplicar al común de la gente.
¡Salud!
El Bebe