—¿Qué es lo que más destaca de este día?
—Que Antel es la primera empresa que ofrece tecnología 5G a los uruguayos. Era un compromiso desde nuestro primer día de gestión, era un objetivo específico, una marca. Por otro lado, es la perspectiva nacional: esta es la primera vez que una nueva tecnología de generación de móvil desde el primer momento se despliega en todo el territorio, casi siempre se concentraba el comienzo en Montevideo. Nosotros ya en los próximos días vamos a estar iluminando y avanzando en los 19 departamentos, con mayor o menor presencia, pero vamos a estar en todas las capitales departamentales.
—Ustedes arrancaron en la costa de Montevideo, Maldonado, Canelones…
—Pero pasado mañana (por el viernes) inauguramos en Flores, la semana que viene... como si fuera la Vuelta Ciclista, va a pasar por todas las capitales. En menos de 30 días está en todo el país.
—En las capitales departamentales.
—Y en alguna otra ciudad también. La prioridad de esta gestión es que el interior también tenga acceso de calidad. En resumen, haber salido primeros y la visión nacional son los ejes.
—¿Cómo está Uruguay a escala regional? En mayo, el director por la oposición apeló a un informe (de la Global Mobile Suppliers Association) que decía que en Sudamérica estábamos penúltimos solo adelante de Venezuela en el desarrollo del 5G, que estábamos rezagados y demorábamos el despliegue a propósito, que ya estaba la tecnología. En 2019 ya hubo un lanzamiento.
—Uruguay hoy está junto con Chile, Brasil y México en el desarrollo del 5G. Y en forma rápida, casi inmediata, luego de las condiciones brindadas por la subasta de espectro (9 de mayo) Antel rápidamente acciona. Las etapas se recorrieron muy rápido: hacer los pagos, ir al Tribunal de Cuentas, pasar por la Ursec (Unidad Reguladora de los Servicios de Comunicación), solicitar la habilitación. Si hay algo que está muy claro son los reflejos casi inmediatos. Lo de hoy (por el miércoles 28) fue un hito. Lo del rezago del 5G se viene diciendo como una letanía... Lo de 2019, que las autoridades de aquel momento anunciaron que Antel iba a desarrollar 5G, fue un anuncio artificial, yo digo que fue un chasquibum (sic). No tenía nada que ver con el 5G móvil, eran dos conexiones fijas (en La Barra de Maldonado y en Nueva Palmira), se hizo un despliegue comercial y publicitario, se anunció que Antel estaba a la vanguardia, ¡y no pasó absolutamente nada! El 5G pleno, con las posibilidades de la supervelocidad, de la inmediatez, las comunicaciones en nanosegundos con la latencia baja y la hiperconectividad se podía hacer recién desde el momento que teníamos el espectro y es lo que estamos inaugurando hoy.
—¿Todo eso en qué se traduce?
—En una muy importante mejora de la experiencia del cliente para hacer cosas que hacemos todos los días en nuestro celular. Nuestros clientes hoy podrán jugar mejor, bajar más rápido archivos o películas… Pero hay cosas más importantes: el diferencial cualitativo está en las aplicaciones que van a cambiar cómo hacemos las cosas, cómo trabajamos. Ese futuro ya está en otros países, tiene que ver con una experiencia educativa con realidad virtual inmersiva, con autos que se conducen de forma autónoma, con ciudades inteligentes y su vida, con intervenciones quirúrgicas en forma remota y diagnósticos holográficos en telemedicina. Esto va a colocar a Uruguay en una posición de muchas más ventajas competitivas para seguir exportando trabajo y talento. Es darle al país otra herramienta, si nos capacitamos y actualizamos, para potenciar más el crecimiento en temas como la exportación en software, que hoy es un billón de dólares. Les damos una palanca a los jóvenes para crecer y desarrollar sus oportunidades sin tener que irse. La experiencia del cliente va a ser mucho mejor, pero también se potencia a la economía.
—A escala industrial, empresarial, ¿hay hoy tecnología que permita vislumbrar todo eso?
—A escala industrial y de salud ya van a surgir aplicaciones, y también las vamos a saber crear. Todo viene muy rápido. Es un aporte sustancial a un ecosistema innovador y emprendedor que es política de este gobierno. Luego hay experiencias personales que son producto de la supervelocidad y la conectividad, como estar en el estadio y ver las jugadas desde distintos ángulos, mandar videos, pero la diferencia cualitativa está en la logística, la industria y el agro.
—Sobre el despliegue de radiobases, el pliego de la subasta ponía requisitos: 70 de tecnología 4G o 5G en el primer año, dos en 10 departamentos en el segundo y dos en cada departamento en el tercero…
—Antel va a sobrepasar las exigencias mínimas.
—¿Pero no tiene ya eso cubierto? Según el informe de la Ursec de diciembre pasado, Antel tenía 1.311 radiobases en 4G.
—A partir de ahora vamos a comenzar un despliegue en materia de 5G para mayor cobertura. Pero también estamos trabajando en 4G, donde vamos a seguir durante un tiempo. Notoriamente esta administración avanzó mucho en cobertura de antenas LTE (4G) en un montón de localidades y zonas. El esfuerzo mayor en este momento es el avance del 5G, pero esto no quiere decir que no sigamos avanzando en 4G y en el aumento de sus capacidades. Ambas generaciones van a seguir subsistiendo. Esto es importante: no hay ninguna urgencia en salir a comprar teléfonos nuevos. El 4G va a seguir siendo una experiencia de nuestros clientes y también vamos a aumentar su capacidad.
—¿Cuánto ha invertido Antel en 5G?
—Es difícil decir. Llega un momento en que la inversión es parte de nuestra oferta. Concretamente, en este 2023 vamos a invertir unos US$ 15 millones en equipamiento para radiobases de 5G. Por supuesto, también está en lo invertido en el espectro adquirido (US$ 28 millones). Se hace difícil ver la inversión estrictamente en 5G, porque cuando uno invierte en un nuevo sitio o una red de transporte es difícil asignarlo a una tecnología en particular.
—Las antenas de 5G de menor alcance se van a tener que poner más.
—De arranque habilitamos casi cien. En las próximas semanas ya van a ser 125. Para fin de año serán unas 200.
—¿De qué origen es la tecnología que van a usar? Más allá de que el pliego lo permitía y que el país se adhiere a la neutralidad tecnológica, hubo presión del gobierno de Unión Europea y Estados Unidos para no usar la que viene de China.
—Desde hace muchos años, para la cobertura territorial del servicio móvil usamos tecnología de Ericsson (Suecia), Nokia (Finlandia) y Huawei (China). Lo que hoy hacemos es mantener las tecnologías ya existentes según la zona. Ahí donde ya estamos trabajando con una marca seguimos con esa marca. Hay una zona de Ericsson, otra de Nokia y otra de Huawei. Casi todo el casquete urbano, metropolitano, del sur, la zona de más densidad de población, básicamente es de Ericsson. Luego hay una gran parte del interior donde predomina Nokia. Y hay una zona que podría llamarse este-noreste, Cerro Largo, Treinta y Tres y Tacuarembó, donde hay más tecnología china, Huawei. Cualquier restricción no depende de un operador sino del gobierno.
—¿Cómo influirá esta tecnología en los planes comerciales?
—En este momento ponemos a disposición de nuestros clientes la experiencia 5G. Alcanza con tener un aparato compatible y estar en un área con cobertura para vivirla. En este momento no hay ninguna oferta comercial distinta. Naturalmente, en la medida que la cobertura avance, la penetración de smartphones se expanda y el universo de usuarios sea mayor, vamos a estar en condiciones de empezar a hacer ofertas de planes.
—¿Eso se va a limitar a 30 días? Eso es lo que dice la web oficial que va a durar esta experiencia en esta etapa de lanzamiento.
—Sí, no sé... por ahora son 30 días, luego veremos. Se harán los anuncios comerciales en su momento. Por supuesto que saldrán paquetes diferenciales incorporando esta tecnología en su debido momento, estamos en un mercado competitivo.
—¿Cuánto podrían salir esos paquetes?
—En un mercado competitivo las estrategias comerciales las vamos a anunciar en su momento. Se ejecutan y no se anuncian.
—La competencia, Movistar y Claro, decía que al ya tener Antel un bloque de 100 Mhz reservados (el de 3.600-3.700), podía adquirir equipamiento y montarlo antes que ellos, lo que representaba una ventaja. Fue así, efectivamente.
—Las reglas de juego para la subasta no las pone Antel, cumplimos con ellas. La modalidad en que se llevó adelante esta subasta no innovó en eso respecto a instancias anteriores.
—Pero por eso salieron más rápido.
—Y... Muchas veces no se cuenta que, para manejar una empresa pública, la pesadez del avance burocrático y las normativas que la rigen muchas veces son más una desventaja que una ventaja.
—¿Ha pensado Antel en arrendar su infraestructura a los competidores? Movistar lo pretendía.
—Esto ha sido hasta debate parlamentario. En la medida que competitivamente o económicamente a Antel le pudiera servir como negocio, no tenemos ninguna posición dogmática.
—Entonces, con el 5G van a arrancar en zonas más densamente pobladas…
—(Interrumpe) Perdón, es más que eso, vamos a salir en todas las capitales departamentales, las 19, va a ser una Vuelta Ciclista de 5G. Y también otras ciudades importantes como Young.
—Young es una ciudad importante. ¿Pero esto no es lo que en algún momento esta administración le criticó a (la expresidenta de Antel) Carolina Cosse, que ponía fibra óptica y antenas a los grandes centros poblados y no a localidades más chicas?
—Yo voy a hablar por la afirmativa. Como dije, esta es la primera vez que una nueva generación tecnológica móvil se realiza con un despliegue nacional desde los momentos iniciales, en todo el país. Ninguna otra generación anterior, 2G, 3G, o 4G, se hizo así. Vamos a tener banderitas de Antel a lo largo y ancho del territorio. Y solo seguiremos creciendo.