En la primavera el Covid estará bajo control y Uruguay recuperará una relativa normalidad, pronostica Salinas

entrevista de Federico Castillo y Victoria Fernández 
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Las puertas del Ministerio de Salud Pública se abren a las nueve de la mañana. Pero son algo más de las ocho y el ministro Daniel Salinas ya está en su despacho sentado detrás de una computadora mirando y repasando números casi obsesivamente. Es miércoles, están por arribar las primeras 50.000 dosis de las vacunas de Pfizer, y Salinas se muestra levemente eufórico. Mira el monitor, hace cuentas en su calculadora, revisa papeles y concluye que con el ritmo de anotados para vacunarse con las dosis disponibles, más las que seguirán llegando en los próximos días, Uruguay será el segundo país en América Latina en alcanzar un nivel alto de inmunización y estará en el top five a escala mundial.

“¡Son buenas noticias!”, dice y le pega dos golpecitos a la mesa para reafirmar su entusiasmo. Pese a que los contagios de Covid-19 están experimentando una segunda ola y otra vez arañan los 1.000 casos nuevos diarios —con varios jerarcas del gobierno y legisladores positivos o en cuarentena—, el arribo de las vacunas da esperanza a Salinas.

El ministro, muy verborrágico detrás de su doble tapabocas que solo se quitará para tomar un par de tragos de agua, confía en que la primavera encontrará a los uruguayos con una inmunidad de rebaño que permitirá recuperar cierta normalidad. Y que además servirá para instalar en el exterior una marca país que sea atractiva para el turismo internacional. “Hay que imaginar ese horizonte”, dice.

Aunque admite que atravesó episodios tumultuosos durante este año de pandemia, que lo tuvo en la primera línea de combate, asegura que ha aprendido a manejar mejor las situaciones de estrés y que hoy lo reconocen en la calle a un grado que lo reconforta pero que también le limita su vida cotidiana. Dice que ya no puede ir a un supermercado, a cenar o detenerse en un semáforo sin recibir saludos o expresiones de aliento. “Pero es un feedback que me da fuerzas”, subraya. Y deja una puerta abierta para un futuro político que quizás no tenía pensado cuando asumió: “Creo que en teoría tendría que tener un voto de confianza por parte del gobierno, de la coalición y de la opinión pública”.

Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.

—Estamos a pocos días de que se cumpla un año de la emergencia sanitaria por la llegada del coronavirus a Uruguay. ¿Qué balance hace hoy de todo este proceso? 

—La verdad es que me gustaría que fuera la gente la que opinara. A mí me parece que el nivel de trabajo fue excepcional. Un trabajo sumamente serio desde el primer día. Se convocaron a los prestadores públicos y privados, se realizó un plan de contingencia, una actualización de asistencia respiratoria médica en enfermeros, distintos cursos de capacitación just in case, con casi 400 inscriptos. Se incrementó con los prestadores casi un 35% la capacidad de camas de CTI operativas. Se incorporó el PCR diagnóstico sin costo para las mutualistas, lo cual hubiera sido una traba. No hubo faltantes de test. Se desarrolló la técnica de test rápidos, que en 30 días va a estar disponible en las fronteras. Las respuestas de la ciencia han sido claves para desarrollar nuevos sistemas de diagnóstico y nosotros hemos estado rápidos de reflejos para adquirirlos. Cerramos hace unos días el consorcio de secuenciación genómica con la Universidad de la República y el Institut Pasteur. Eso nos va a permitir la secuenciación genómica de las cuatro variantes del virus: las dos de Brasil, la británica y la de Sudáfrica. De tal manera que estamos a la vanguardia en eso. Vamos a hacer entre 500 y 1.000 secuenciaciones genómicas completas que van a permitir ver entre tantas muestras si tenés la variante o no.

—Y con eso se va a poder saber qué grado de circulación tienen otras cepas del virus. 

—Sí, porque nosotros no sabemos si este pico de casos obedece a un evento biológico, con otra variante circulando, o si es social por las aglomeraciones. O si es sociobiológico. Lo que sí es seguro es que las aglomeraciones son un problemón, ¿no? Eso no cabe duda. Y a eso no hay que con qué darle, che. Es complicado.

—¿Está pensando en la marcha por el Día de la Mujer el lunes 8?

—No, no pienso en nada. Digo que las aglomeraciones son malas. Lo comentaron todos los periodistas, yo no quiero comentar nada.

—¿Puede tener un impacto negativo en el control de la pandemia la marcha del 8M?

—Es muy difícil en un pico decir que esto fue debido a tal cosa. Pero no está recomendado aglomerarse, está prohibido por ley, se recomendó, se sacó comunicado. Y además hace un año que todos sabemos que esto es un problema. Entonces, no hay necesidad de estar permanentemente recomendando cosas que ya se saben. Todos sabemos cómo comportarnos, somos grandes. Y además pienso en las variantes de expresión y en lo que está de fondo, que es la bandera del trabajo no remunerado, el tema de los cargos de dirección, lugares de preponderancia, que son banderas valiosas. Tuve durante 10 años una jefa mujer. Y yo era gerente y nunca tuve un problema. A su vez tenía tres subalternas, las tres señoras y lo más bien, la verdad. Acá tengo una cantidad de señoras trabajando, un equipo fuerte y es casi 50% y 50% entre asesoras y cargos de dirección. Además, no es un tema de cuotas, es una cuestión de convicción, por las capacidades que tenían y comparando los currículums.

—Pero eso no ocurre en todos lados…

—A mí me llevó dos meses trabajar en la selección de un equipo. Y la verdad es que este equipo que se formó, con el grupo de asesores, ha jugado un rol absolutamente clave. Cada uno de ellos ha tenido su aporte. Mire que acá se ha trabajado sin pausa. Yo sábado y domingo estoy todo el día con el WhatsApp, con esto, con aquello, con lo otro. Evacuando dudas del gobierno, gobernantes, de ministros, intendentes.

Foto: Nicolás Garrido / Búsqueda

—Están arribando las vacunas de Pfizer para el personal de salud, ¿qué expectativa tiene respecto a su cobertura? 

—Acá los tenés (señala el monitor de su computadora), hay 40.330 anotados (para la Pfizer y la Sinovac) y 50.000 prioritarios en el personal de salud. Alguno patea porque falta. Pero la semana que viene seguimos, esto no se termina, no hay que entrar en una angustia…, la semana que viene seguimos, si no es viernes o sábado de esta semana, es la otra. Ya está, o sea, ya está.

—Hubo una baja demanda de la vacuna china Sinovac, ¿a qué lo atribuye?

—Me parece que un poco fue al temor en el comienzo de la vacunación. Y luego a la desinformación también. Porque con toda la hiperinformación que hubo con el tema de la eficacia del 50,4 %, que es la eficacia normal de las vacunas, pero se comunicó basándose en trabajos en Brasil en el personal de la salud. Y eso ya tenía un sesgo.

—Esa información sobre su efectividad fue la que llegó a Uruguay. 

—Esa es la información que llegó. Pero, pero, pero, en Indonesia llegó al 84,5%. Y en Turquía, que hicieron el estudio en 40.000 personas en primera fase, llegó a una eficacia del 83,5%, casi superando a Astrazeneca. O sea, es una vacuna muy eficaz. Hasta para mí es difícil a veces explicar la terminología: la eficacia es en la generación de anticuerpos. Y eso no tiene nada que ver con la efectividad. Y la efectividad se mide en cantidad de muertos, internados moderados, internados en el CTI. O tener un cuadro de tipo viral liviano. Y si pensás 0% de ingresos al CTI y 0% de muertes…, dame esa. Dame esa. No hay problema. Yo inclusive tenía la duda razonable si darme una u otra. Estoy muy expuesto. He visitado todos los nosocomios del país, me he movido. Era una mala señal que yo me vacunara con Pfizer para ver si lograba un nivel de eficacia… ¡Yo sé que voy a andar bien con esta! Voy a estar inmunizado, voy a tener anticuerpos, voy a tener inmunidad celular, no voy a tener internación, y si tengo va a ser leve.

—¿Cree que era necesaria esa señal, que figuras del gobierno se vacunasen? 

—Casi todos los ministros se vacunaron.

—¿Y el presidente se debería vacunar ahora también? 

—Se va a vacunar cuando llegue su grupo etáreo. Pero no se olviden de esto que pasó con lo del jueves, viernes y sábado, que la segunda dosis caía en Semana Santa…, nos queríamos matar con eso. No, pero es increíble. El asadito. Y no hablemos de las colas en el puerto del Buceo, ya las veo, por la cazuelita de mariscos. El uruguayo tiene esas cosas, te transforma una tradición en otra tradición. Convertimos una tradición religiosa en una tradición gastronómica, la Semana Santa en la Semana de la Cerveza, en la Vuelta Ciclista, en la Semana de Turismo…

—Quizás ese fue otro problema al que se enfrentó la Sinovac, que coincida la segunda dosis con esos días feriados.   

—Sí, yo creo que como todo capaz hubo un tema de comunicación. Pero hoy por hoy estoy agotando las vacunas Sinovac, ¿no? Porque tengo 122.000 dadas, más 25.000 agendadas hoy, son 147.000. Voy a estar inmunizando todo el sector de personas privadas de libertad que empieza el jueves con la cárcel de mujeres. Luego seguimos con las principales cárceles del país. Mientras, seguimos vacunando en las fronteras. Tenemos muy bien diseñado el plan y creo que va a ser un éxito. ¿Por qué priorizamos al personal de la salud? Porque son los que van a domicilio, los que están en las urgencias, en el CTI. ¿Y por qué se eligió Pfizer para ellos? La verdad hemos tenido discusiones éticas, en buenos términos. Muchos médicos de mi generación se vacunaron con Sinovac, una cantidad. Muchos fueron a la primera que les tocó. Y hasta hoy la evidencia era hasta 59 años, pero estamos recibiendo información permanentemente para ver cómo seguimos.

—¿Pueden habilitarla para mayores de 60? 

—Sí, podemos siempre y cuando la comisión asesora de vacunas así lo determine en cuanto a evidencia. O sea, eso es posible.

—¿Y pueden llegar otras vacunas? ¿Pueden venir las Sputnik rusas, la de Johnson & Johnson? ¿Cuándo llegan las del Covax?

—Ya se pagó una primera remesa por las del Covax. Y en cinco semanas van a estar acá. Estuvimos estudiando otras. Sobre Sputnik el propio embajador dijo que habíamos manifestado interés, está aprobada desde el punto de vista técnico. Y por algo nos reunimos con Álvaro Delgado en la Torre Ejecutiva, no fue para tomar el té. Pero no voy a decir más nada. Falta el documento regulatorio. Respecto a la otra vacuna no puedo comentar.

—¿La de Johnson & Johnson?

—No puedo comentar. Es bárbara, es superseductora. Es de una dosis, te simplifica.

—Teniendo en cuenta que haya un buen horizonte de vacunados, ¿se piensa en abrir todas las perillas a corto plazo?

—No queda casi ninguna perilla por abrir…

—La del fútbol, la de los recitales masivos, la de las aglomeraciones.  

—Bueno, la del fútbol. Pero el problema no es el fútbol, ¿no? ¿Estamos claros que el problema no es el fútbol?

—¿En qué sentido? 

—En que es la actitud. Ir a un espectáculo alcoholizado o bajo los efectos de sustancias te modifica tu capacidad de juicio, de valoración y ponderación, que está en el lóbulo prefrontal y queda anulado.

—¿El problema es cómo se comporta la gente? 

—Pero yo puedo ir al fútbol, que hace años que no voy…, la última vez que fui fue al Campeón del Siglo para ver la inauguración. Pero para el espectáculo artístico, para ver a Fito Páez y eso. No me quedé al partido. Pero la verdad es que se ha transformado en una expresión de unos contra otros, de bronca, de válvula de escape. En algún momento esta sociedad se tiene que replantear que podamos volver a un partido de fútbol. A mí me gusta ver a la Celeste, mayormente.

Foto: Nicolás Garrido / Búsqueda

—A mucha gente le gusta ver a la Celeste y ese es un ámbito generalmente más pacífico. ¿Esa gente puede volver a los estadios a ver a la selección a corto plazo? 

—Y es lo que nos une, ¿no?  Creo que ese es el desafío de los políticos, de generar cosas donde confluyan intereses comunes para todo el país y embanderarnos con eso. En la medida que se politizan las cosas y se camisetea, no. Ese es un problema que tienen que resolver… Yo no sé nada de política ni me quiero meter en este tema.

—No maneja esas perillas. 

—No, he manejado lo sanitario lo mejor posible. Y para mí ha sido el desafío más importante de mi vida. No pasó en 100 años. Y ojalá no vuelva a pasar. Pero no hay ninguna duda de que el mérito más alto para un médico es dirigir el Ministerio de Salud Pública y además en estas circunstancias tan particulares. Si logramos salir bien de esto, va a estar todo bien.

—¿Y qué fecha maneja para volver a cierta normalidad? 

—La fecha en la que vamos a estar más o menos seguros, razonablemente bien, va a ser para la primavera. Porque ahí vamos a tener una gran cantidad de inmunizados. Estuve hace unos días reunido con la bancada de diputados de la coalición en Maldonado. Y empecé a hablar del tema turismo. Hubo muchas quejas. Pero si nosotros nos preparamos bien, y estamos todos inmunizados, y además muy probablemente va a existir un pasaporte sanitario, vamos a estar en condiciones de abrir antes. Se va a reactivar porque va a haber una avidez por un destino turístico seguro. Porque la gente cuando venga acá va a decir Uruguay que va a tener inmunidad de rebaño. Entonces tenemos que motivar a los intendentes de Rocha, de Canelones, de Montevideo, de Maldonado, de Colonia, el turismo termal. Si logramos trabajar bien ese aspecto, vamos a tener una gran afluencia, y antes de tiempo. Vamos a ser un destino turístico buscado, un destino seguro desde el punto de vista sanitario. Hay avidez por la marca Uruguay, por el Uruguay Natural. Tiene que ser una marca país. La persona que viene acá no viene a llevarse una enfermedad porque no vamos a tener una circulación viral. Hay que imaginar ese horizonte.

—O sea que estima que en setiembre vamos a estar en otro escenario. 

—Primavera dije yo. No pongo días ni mes. Es un horizonte la primavera. Cuando salió un informe británico que decía que Uruguay iba a tener inmunidad de rebaño en el 2022, yo lo desestimé de plano. No, vamos a ser de los primeros.

—Usted es uno de los ministros con más altos índices de popularidad de este gobierno, ¿cómo lo toma?, ¿tiene aspiraciones políticas? 

—La fama es puro cuento. No hay que creérsela. Estimo que en virtud del grado de exposición, el manejo de la situación pandémica, la buena disposición a trabajar que la ciudadanía ha visto, el esfuerzo físico y mental que hemos puesto, el liderar un equipo desconocido, haber tenido resultados muy buenos en comparación con otros países, pienso que hace a ese porcentaje de aprobación. Pero es transitorio todo. Es por estar en el candelero. Cuando esto pase, si Dios quiere, esto va a ir en un declive y no me preocupa mucho. Lo importante es haber hecho las cosas bien.

—¿No se le pasa por la cabeza seguir en política, ocupar un alto cargo en Cabildo Abierto? 

—Ahora estoy concentrado en el Ministerio. Hay que barajar y dar de vuelta en algún momento para ver cuál es el futuro, una vez que pase la pandemia y demás. Creo que en teoría tendría que tener un voto de confianza por parte del gobierno, de la coalición y de la opinión pública. No me importa ser popular por sí mismo. Es una consecuencia, pero no es un leit motiv.

  • Recuadro de la entrevista

“Yo no escribí ningún correo que le sacara preponderancia a Pfizer”

Contratapa
2021-03-11T00:55:00