La investigación analiza la distribución del ingreso (laborales, de capital, jubilaciones y pensiones antes de impuestos y de transferencias no contributivas), con énfasis en el que captan los sectores sociales altos. Una novedad metodológica significativa respecto a otros estudios similares es que toma en cuenta microdatos de la Dirección General Impositiva (DGI) sobre el Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS). La información llegó a manos de los expertos del Iecon “desidentificada”, es decir que no estuvo asociada al nombre de cada contribuyente.
Algunos jerarcas del gobierno y varias agrupaciones del Frente Amplio son proclives a elevar la carga tributaria a los sectores de la población de ingresos más elevados. En esa dirección apuntan las “Bases programáticas” aprobadas el mes pasado por el partido de gobierno con vistas a las elecciones de 2014, en el enunciado que señala que “deben profundizarse los cambios realizados manteniendo el objetivo primordial de sustituir gradualmente los impuestos al consumo por impuestos a la renta y a la riqueza”.
Los autores sostienen que está ampliamente documentado que en Uruguay y en otros países la Encuesta Continua de Hogares (ECH) —en la que el INE basa su medición de los ingresos de la población y otros indicadores— suele captar adecuadamente las remuneraciones del trabajo dependiente y las transferencias que recibe la población, pero tiene mayor imprecisión para dar cuenta de ingresos de naturaleza más fluctuante, como aquellos derivados del empleo no dependiente y subestima los ingresos del capital (por inversiones financieras o alquileres de propiedades, por ejemplo).
La ECH es relevada de manera permanente por el INE desde 1968 y constituye una de las mayores fuentes de información socioeconómica del país. Entre otras cosas, a las personas se les pregunta para estimar su nivel de ingresos: “¿Cuánto recibió el mes pasado por alquileres de casas, edificios, locales u otros bienes”, o por algún otro ingreso corriente?”, y “¿Cuánto recibió en los últimos 12 meses por arrendamiento de terrenos o campos; intereses provenientes de cuentas bancarias o préstamos a terceros; utilidades o dividendos provenientes de participación en negocios en los cuales no trabaja, acciones, bonos o letras (...)?”.
El estudio hecho para el Centro de Estudios Fiscales contrasta lo que recoge esa encuesta (ajustado para hacer posible la comparación) con lo que aportan los microdatos de la Impositiva. De los resultados preliminares surge que la “apropiación del ingreso por parte de los estratos altos es mayor en el registro administrativo de la DGI que en la ECH”, señala el documento que consiguió Búsqueda. Las diferencias se acrecientan cuando se analizan desagregaciones mayores por percentiles de la población, especialmente en relación a los ingresos de capital.
Por tipo de ingreso del capital, se observa que la concentración en los percentiles altos es más elevada en las utilidades que reportan las empresas a sus dueños que en las rentas asociadas al arrendamiento de inmuebles.
En 2011 se observó una ligera reducción de la proporción de ingresos del capital apropiada por los estratos superiores, conforme con la investigación.
Los economistas del Iecon constataron también “diferencias significativas” entre los índices de desigualdad calculados a partir de los registros de la DGI y la ECH compatibilizada.
En su estudio evaluaron además la progresividad y redistribución asociada a los dos gravámenes que recaen sobre las rentas de los individuos (el IRPF, sobre los ingresos del trabajo y de capital, y el IASS, aplicado a las pasividades) en base al registro administrativo de la DGI y la ECH, con y sin ajustes.
La conclusión es que ambos impuestos redistribuyen aproximadamente dos puntos porcentuales del índice de Gini, con las dos fuentes de datos. La capacidad redistributiva se mantuvo en los tres años estudiados (2009 a 2011). El análisis basado en la encuesta podría sobreestimar el efecto redistributivo de la tributación a la renta.
Otra constatación es que los impuestos son “ligeramente regresivos” en el caso de las rentas de capital. Eso porque parecería que la composición de los ingresos de los estratos sociales altos está más volcada hacia aquellas rentas del capital con mayores exoneraciones.
Esta investigación “tiene implicancias en cuanto a la mejora de los sistemas de información para la realización de estudios distributivos en el país. (...) Si bien la ECH subestima ligeramente la participación de los estratos de muy altos ingresos en el ingreso total —y reporta una reducción de dicha participación durante el período estudiado, tendencia que difiere de la observada en DGI—, en la medida en que estas diferencias se amplifiquen, las tendencias de la desigualdad podrían llegar a distorsionarse”, advierten.
La renta gravada
La aplicación del IRPF tuvo efectos positivos en la distribución del ingreso y la equidad en la sociedad uruguaya. Pero si no se hace nada para fomentar el cumplimiento tributario de los sectores con mejor posición económica, “en unos años” puede verificarse “un deterioro de los niveles de desigualdad”, dijo a Búsqueda Jorge Onrubia, profesor en asuntos de hacienda pública y sistemas fiscales de la Universidad Complutense de Madrid.
Esa preocupación fue planteada también por otros participantes de un taller sobre esta temática efectuado el martes 1º y miércoles 2 en Montevideo. El evento, inaugurado por el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, fue organizado por la Agencia Española de Cooperación Internacional junto a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, y el Centro de Estudios Fiscales. Según la convocatoria, tuvo como propósito discutir la necesidad de avanzar en el “debate acerca de los instrumentos que poseen los países latinoamericanos para gravar a los altos ingresos junto con un mayor aprovechamiento de las bases tributarias para fines estadísticos, de manera de alcanzar un mapa más adecuado de la desigualdad” y posibles acciones para atenuarla.
Con la reforma tributaria de 2007, el IRPF sustituyó al “impuesto a los sueldos”; se aplica con tasas distintas para las rentas del trabajo —a partir de determinado monto no imponible— y las derivadas de incrementos patrimoniales, arrendamientos de inmuebles o inversiones financieras.
Originalmente este tributo gravó también las pasividades, pero tras ser declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia, el gobierno optó por crear un nuevo tributo —el IASS—para las jubilaciones y pensiones.
Onrubia tiene una visión positiva sobre el funcionamiento de estas imposiciones a las rentas personales en Uruguay: “Estoy sorprendido de manera positiva”, comentó el experto español a Búsqueda.
“Tener dos bases separadas (en alusión a las rentas de los activos y los pasivos) introduce una merma en la progresividad. Pero a pesar de todo esto, el comportamiento del IRPF es progresivo y con una capacidad redistributiva. No como a niveles de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero estamos hablando de una reducción de entre 2 o 2,5 puntos del índice de Gini. Eso, para un país de América Latina —donde la imposición sobre la renta personal ocupa poco—, es asimilable a los estándares de la OCDE”, analizó. Esa cifra fue comentada por los investigadores del Iecon durante el taller.
Posibles ajustes.
A partir de conversaciones que mantuvo con especialistas y también con funcionarios de la DGI, Onrubia se formó la opinión de que es posible mejorar el cumplimiento del pago del tributo por parte de los contribuyentes que tienen rentas elevadas en Uruguay.
Mencionó algunas posibles “líneas de acción” en esa dirección. Por un lado se debe aplicar el criterio de la renta mundial —según el cual se gravan las rentas obtenidas en el exterior— “si se quiere sujetar a las rentas más elevadas”. Ello porque “uno imagina que proceden de fuente exterior al territorio uruguayo”, explicó.
También sugirió cambios en la imposición a los trabajadores independientes. Contó que en España se está avanzando en una discusión para introducir reformas de ese estilo, ya que bajo el régimen actual “es evidente que se escapa parte de la recaudación”, entre otros problemas asociados con la “equidad horizontal”.
El académico español dijo que la “preocupación” que existe en Uruguay “por estos temas del reparto de la carga” tributaria “dice bien de las autoridades” del país.
“Parece razonable pensar en cómo fortalecer el impuesto, sobre todo para garantizar que no se irán produciendo en el tiempo aumentos de la desigualdad, que de alguna manera saquen a Uruguay de esa posición de referencia que tiene frente a otras economías de la zona”, añadió. Es necesario que “siempre” las “autoridades se muestren activas y dinámicas en esto”, adoptando medidas que “fomenten el cumplimiento tributario de los niveles de renta más elevados. Es allí donde identificamos que hay una parte de la renta que queda sin gravar”, señaló.
Economía
2013-10-10T00:00:00
2013-10-10T00:00:00