Alguien tenía que hacer una película sobre esto. Sobre The Room. Sobre su rodaje. Sobre los individuos que se embarcaron en el proyecto. Y claro: tenía que ser James Franco.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAdemás de ser un popular actor de Hollywood, Franco es productor, guionista y escritor. Músico y fotógrafo. Un tipo inquieto. Dirigió videoclips para R.E.M, un acercamiento biográfico a Charles Bukowski, una adaptación de El sonido y la furia y una película sobre el último día de Sal Mineo, entre otras realizaciones (más de 30). The Disaster Artist: Obra maestra, su última película como director, parece un paso natural dentro de una carrera especialmente interesada en explorar vida y obra de personajes peculiares.
El filme aborda la enigmática figura de Tommy Wiseau, una de esas criaturas insólitas y extrañas que la maquinaria de Hollywood adora crear, alimentar, destruir (y, si lo amerita, incluso traerlas de nuevo a la vida). Wiseau es productor, guionista, director y protagonista de The Room, catalogada como “El ciudadano de las películas malas”. O sea, es el ejemplo de todo lo que no se debe hacer.
The Disaster Artist se introduce en el insólito rodaje de esta insólita obra, que a 14 años de su penoso estreno todavía sigue en pantalla. The Room se exhibió por primera vez en 2003 en Los Ángeles, en solo dos salas. Pocos días después fue barrida sin piedad de la cartelera. Había costado seis millones de dólares. Recaudó 1.800. Pero, como muy de tanto en tanto sucede, el mamarracho devino en producto gourmet, fenómeno de culto para sibaritas del mal gusto. Wiseau logró lo que quería y hoy su filme se proyecta en decenas de salas en funciones especiales a las que asisten fans vestidos como los personajes, que recrean escenas y recitan algunas jugosas líneas de diálogo. Fans que, como parte de un estrafalario ritual, arrojan cucharas a la pantalla.
Escrita por Michael H. Weber y Scott Neustadter, The Disaster Artist se basa en The Disaster Artist: My Life Inside The Room, the Greatest Bad Movie Ever Made, libro escrito por Greg Sestero, amigo, cómplice y colega de Wiseau, y coprotagonista de The Room. En su versión cinematográfica, Sestero es interpretado por Dave Franco, hermano del actor/director.
Los hermanos Franco se transforman en sus personajes. Aunque es obvio que el trabajo de James es demasiado sobresaliente. No por nada se llevó el Globo de Oro como mejor actor. Franco desaparece en el rostro vagamente petrificado y la melena entintada y mortecina de Wiseau, de quien logra extraer ese acento confuso y esa personalidad un tanto border, intrigante, entusiasta, ligeramente chiflada. Como Ed Wood, el peor director de la historia del cine, que también tuvo su homenaje cinematográfico con el filme de Tim Burton, Wiseau es, en cierta medida, un personaje de ficción.
La historia comienza en San Francisco. Y con Greg (Dave Franco), aspirante a estrella cinematográfica que se cruza en el camino de Tommy (James Franco), un hombre de aspecto vampírico y risa incómoda, también actor en ciernes, que irradia una confusa autoconfianza a pesar de ciertas peculiaridades (la insistencia en llamarlo Baby Face, la resistencia a hablar de su vida personal, el carácter infantil y oscuramente posesivo), parece tener ideas bastante claras acerca de la actuación, el cine y el arte en general. Greg ama la actuación y sabe que es eso lo que quiere para su vida. Lo sabe desde aquella vez que vio Mi pobre angelito. Wiseau, o Tommy, como se hace llamar, lo comprende perfectamente. Pero él quiere más. No solo un papel en una película. “Quiero mi propio planeta”, sentencia. Y, por unos días, unos meses, lo tuvo.
Cuando Greg caiga en cuenta de que tal vez su referente no es ni la mitad de lo talentoso y genial que dice ser, ya será tarde. Pero antes: los nuevos mejores amigos hacen un pacto de meñiques, se mudan a Los Ángeles, a una de las propiedades de Tommy, dispuestos a triunfar. Y como no es tan sencillo, deciden hacer su propia película. Wiseau escribe el guion en poco tiempo, una historia de amor, celos, traición y muerte, la financia con billetes de su propio bolsillo, la protagoniza y la dirige. Y pone a su amigo, a su mano derecha, como coprotagonista. Y compra equipos en vez de alquilarlos. Y contrata y despide gente. Usa una escenografía que es una berretada cósmica, ignorando que tiene escenarios naturales bastante mejores. Durante la filmación de las escenas de sexo, insiste en que se vieran sus nalgas, argumentando que contribuirá positivamente en el éxito comercial de The Room. A medida que avanza el filme se suceden las manifestaciones de locura, excentricidad y demencia que, en definitiva, son manifestaciones de las inseguridades, los miedos, los deseos ocultos del propio Wiseau.
The Room es una de esas películas espantosas que da gusto ver. Trata sobre el amor, la amistad, la traición, la ambición, etc.: los Grandes Temas. Los Temas Sensibles. Por su factura y por lo demencial del rodaje, también puede ser vista como una suerte de Plan 9 del espacio sideral sin ciencia ficción, sin efectos especiales y sin un director con apuros económicos detrás. Porque es evidente que a Wiseau (al menos durante el rodaje de The Room) no lo acechaban los problemas económicos. De dónde sacó la plata para financiar su película soñada (que incluso quiso postular al Oscar) es uno de los misterios mayores que rodean a este artista del desastre. Y no es el único enigma. Su país de procedencia, su fecha de nacimiento, su verdadero nombre y una buena suma de detalles de su vida privada se mantienen dentro del ámbito de lo enigmático. El filme de Franco no ofrece respuestas a estos misterios. Aunque sugiere algunas pistas, en realidad lo que hace es dotarlos de un atractivo mayor.
Al trabajo de los Franco Bros. hay que sumarle el de una troupe de muy buenos intérpretes, entre los que se incluye a Seth Rogen, Alison Brie, Sharon Stone, Melanie Griffith, Bryan Cranston, Zac Efron. Judd Apatow aparece en un breve papel interpretando a alguien que bien podría ser Judd Apatow.
Wiseau quiso hacer un dramón que es visto como una comedia. Su drama, a su vez, se convierte en una comedia simpática, amable, una broma entre amigos. No es necesario haber pasado por la experiencia de The Room para ver y disfrutar The Disaster Artist, pero ayuda. Y es posible que después de ver el filme de Franco, el espectador busque la forma de acceder al extraño y retorcido planeta de Tommy Wiseau.
The Disaster Artist: Obra maestra (The Disaster Artist). EE.UU., 2017. Dirección: James Franco. Guion: Scott Neustadter y Michael H. Weber a partir del libro The Disaster Artist: My Life Inside The Room, Greatest Bad Movie Ever Made, de Greg Sestero, Tom Bissell. Con James Franco, Dave Franco, Seth Rogen y Alison Brie. Duración: 106 minutos.