Estados Unidos ofrece a Uruguay buques oceánicos propios como alternativa a una compra histórica en la que tomó ventaja China

escribe Juan Francisco Pittaluga  

Luis Lacalle Pou lo calificó como “un hito importantísimo para la soberanía y la autonomía” del país. Hace exactamente un año, sentado en la sala de conferencias de la Torre Ejecutiva, informaba sobre el comienzo del proceso de compra de dos barcos nuevos para la Armada Nacional. Y no se trataba de dos barcos cualesquiera: buques de patrulla oceánica (OPV), los futuros símbolos de la flota, encargados de navegar en la zona económica exclusiva y la plataforma continental de Uruguay, allí donde hoy no hay autoridad y se acumula el narcotráfico, el contrabando, la pesca ilegal, el tráfico de personas, los accidentes de contaminación y también episodios que requieren misiones de búsqueda y rescate.

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