“Una nación es una serie de valores en los que estamos de acuerdo todos y forman como una bisagra y después de ese eje, salen todas las diversidades sociales”, dijo. Sin embargo, opinó que se puede ir camino a que existan “dos naciones dentro de un mismo país”. Puso como ejemplo la guerra civil española, que “fue cruel porque no tenían la sensación de estar matando a un español, sino a otro”. “A ese punto llegaron las diferencias”, recordó.
En el caso de Uruguay, Lacalle dijo que se está a tiempo de prevenir una división profunda, pero advirtió que se está ante una “situación en la cual hasta las palabras quieren decir algo distinto”.
“Se está alimentando la existencia de una escala de valores distintos. Muchas veces se refleja en el lenguaje, en la manera de hacer las cosas, en la eliminación de los símbolos nacionales, en el menosprecio de las fiestas patrias, donde todo vale, donde te digo una cosa y hago otra. Esas son erosiones al sistema de valores”, dijo el ex presidente y hoy senador por el Partido Nacional.
Sanguinetti, en tanto, dijo que hace 40 años la sociedad era “menos fragmentada”, tenía una “mayor cohesión y valores más comunes”.
“La radicalización de aquellos momentos fue una radicalización política. Un grupo que descreía de la democracia y que venía armado de todo un bagaje ideológico”, recordó.
Por su parte, Batlle agregó que había que tener en cuenta que el Frente Amplio tiene mayoría absoluta, cosa que los otros partidos no tuvieron. Esto generó un intercambio con alguien del público que le recordó que sí, que en 1966 los colorados la tuvieron y que los blancos, en tanto, en 1958 tuvieron la mayoría en el Parlamento. Un trabajo del politólogo Oscar Bottinelli indica que los colorados tuvieron mayoría parlamentaria en 1942, 1950, 1955 y 1966, mientras que los blancos en 1958.
“Los partidos tuvimos que hacer acuerdos siempre”, recordó Batlle y agregó: “Tener una mayoría propia, le hace creer al que tiene esa mayoría que puede hacer absolutamente todo sin escuchar ni atender al resto del Parlamento aunque prácticamente sea la misma cantidad de legisladores”.
“Además, hay un determinado sector dentro del gobierno que tiene una clarísima ideología de base marxista que no está igualmente representada en otros sectores del propio gobierno. Y eso está generando adentro de esa situación de gobierno la posibilidad de pensar por encima de la propia voluntad de los votantes del Frente Amplio, que en su mayoría salieron del Partido Colorado y el Partido Nacional, es decir, fueron votantes de coyuntura”, dijo.
Culpables.
Otro asistente consultó sobre el papel de los partidos previo al golpe de Estado y si había autocrítica por lo ocurrido.
“Yo creo que todos fuimos culpables en alguna medida, todos fuimos culpables. No era como un partido de fútbol, todos en la tribuna y los que estaban en la cancha eran policías, el ejército y los tupas y nosotros no tuvimos nada que ver. Muchas cosas las debemos haber hecho muy mal y ahí empieza lo que cada uno piensa que se hizo mal”, opinó Batlle.
El último presidente colorado aclaró no obstante que ninguno de ellos fue “culpable” de los hechos que “determinaron la existencia de la guerrilla”.
“La existencia de la guerrilla fue una decisión tomada fuera del país, tomada por una organización mundial que acá se hizo de una manera. Y la reacción militar fue algo que no lo pudimos impedir”, afirmó.
Recordó que el 25 de octubre de 1972 —día de su cumpleaños— denunció por cadena de radio y televisión que “se iba a dar un golpe de Estado”.
“Y lo iban a dar entre el Batallón Florida y el del Pantanoso. En eso, en alguna oportunidad nos juntamos y pensamos si no teníamos posibilidades con ciertos militares de enfrentarnos con las armas. Y fracasamos”.
“Críticas para hacernos esta lleno, pero las cosas gruesas y grandes no las decidimos nosotros, se decidían afuera del propio país incluso afuera del continente”, dijo.
Precisamente, esta idea fue el eje del discurso de Batlle en la conferencia. “Todo sucede acá porque sucede en el mundo”, dijo y sostuvo que “si no hubiera guerrilla no habría golpe de Estado”.
Batlle se remontó al final de la II Guerra Mundial. Sostuvo que Rusia fue la gran vencedora porque derrotó al ejército alemán y “vendió la idea” de justicia. Luego comenzó la guerra fría y “empezó el mundo de los buenos y de los malos”.
Más adelante se impuso la idea de impulsar guerrillas, un tema que en su momento en Uruguay no le dieron importancia, recordó.
Por su parte, Sanguinetti dijo que “una cosa son los errores políticos y otra cosa es usar la violencia”.
“Acá la violencia armada fue la de un grupo mesiánico. En el terreno de responsabilidades políticas todos tenemos aciertos y errores. Pero el tema es los que descreyeron de la democracia y usaron las armas y la violencia”, afirmó el ex presidente colorado.
“Una cosa que nos pasó a todos es creer que acá no iba a pasar. ‘Nosotros no’, ‘en el Uruguay no’. Había cierta soberbia de que acá no iba a pasar”, comentó en tanto Lacalle.
El ex mandatario blanco dijo que a partir de 1963, con la primera acción armada de lo que luego sería el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, “el país fue prisionero de dos modalidades minoritarias que querían ejercer el poder”.
“La soberbia de las minorías ha sido siempre un factor de sangre y traición”, dijo y recordó que en ese momento, pese a las dificultades, en Uruguay “se podía votar y opinar”
Dijo que los tupamaros, como no tenían campesinos en Uruguay, “inventaron los cañeros” en Artigas y luego se movieron por todo el país con “soberbia”. Agregó que “mataron muy pocas veces en enfrentamientos” y “torturaron” a quienes tuvieron presos en la “cárcel del pueblo”.
Luego, tras derrotar a la guerrilla, surgió “otra minoría” también “soberbia” que se creyó más importante que la “gente votando”.
En tanto, Sanguinetti dijo que hay que “ajustarse a los hechos”.
“Hay montadas muchas falacias”, afirmó y puso como ejemplo la idea de que “los tupamaros luchaban contra la dictadura” o lo que hacían los militares “justificando” su irrupción en el poder diciendo que era para enfrentar a la guerrilla cuando ésta ya estaba derrotada.