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El “dos, tres, cuatro, un” alinea los astros frente al micrófono, y surge la frase más sencilla que podía salir de su mano derecha. Es Apenas floto, un swing jazzero con letra nostálgica, de aires marinos, que evoca un viejo amor perdido: La inmensidad azul sin tu querer/ no sabe a nada/ y la distancia no podrá más que el tiempo/ tiempo tan precioso/ como la mirada tuya/ sobre un marfil. Así comienza Spinetta Los Amigo (Sony, 2015), el precioso y sencillo regalo que dejó el Flaco, compuesto por siete temas inéditos e interpretado en su clásico fomato trío eléctrico, junto a Rodolfo García en bajo y Daniel Ferrón en batería.
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Spinetta dirigió y produjo la grabación en vivo, en su estudio La Diosa Salvaje, instalado en su casa de Villa Ortúzar, el 4 y 5 de marzo de 2011, once meses antes de morir. Los tres músicos tocaron en directo, en una sola toma, a cargo de Mariano López, histórico ingeniero de sonido del Flaco. Tres años y medio después de su muerte, en octubre de 2015 sus hijos Dante, Catarina, Valentino y Vera, junto a García y Ferrón volvieron al estudio para concluir el trabajo. Invitaron para Bagualerita, el tema más eléctrico del disco, a Juan Carlos “Mono” Fontana, amigo íntimo y asiduo colaborador de su padre, quien llenó la canción de psicodelia setentera con teclados y efectos digitales varios. En Canción del lugar, una pieza más despojada y pop, con una clásica letra spinettiana, el invitado fue el pianista Claudio Cardone, otro viejo acompañante del prócer del rock argentino. “Oye, pídele al viento que cante la canción del lugar/ Con la esperanza de tu amor así”.
Iris es una balada dedicada a su hermana Ana, que cuenta con la aterciopelada orquestación de cuerdas de la Kashmir Orquesta. Además de las cinco canciones compuestas por Spinetta, hay dos temas instrumentales acreditados al trío Los Amigo: El Cabecitero y El Gaitero, dos piezas de jazz de pura cepa, con la guitarra limpia de Spinetta dibujando melodías, frases sueltas y punteos, entre el be bop y una especie de mambo que remite a I Want You (She’s So Heavy), de Los Beatles. Hablando de dibujos, las coloridas ilustraciones digitales del arte de tapa y el librillo, también son obra de Luis Alberto.
Su hijo Valentino toca el Rhodes en Río como loco, tema oculto del CD, una despedida tan rockera como discreta, pero profundamente emotiva. Este disco es una despedida que brilla no solo por su valor simbólico sino por sus canciones, a la altura de la generosa obra del creador de Pescado Rabioso, Almendra y Jade. Una estupenda última página.