El senador advierte que está en juego la unidad del oficialismo y dice que el proyecto de seguridad social es “demasiado importante como para que no se respete un acuerdo”
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl senador blanco Jorge Gandini dedicó varios meses de su trabajo en el Parlamento a hincarle el diente al pesado asunto de la reforma de la seguridad social. Integró la comisión que trató el tema y ayudó a pasar en limpio y en papel un proyecto que fue definido como uno de los pilares del gobierno.
Hoy, a horas de que se ponga a consideración en el Palacio Legislativo, Gandini navega entre el optimismo y la alarma. Dice que confía en la negociación con Cabildo Abierto para que la coalición vote en bloque y la reforma se apruebe, pero también advierte de los riesgos que corre la unidad de los partidos de gobierno si las conversaciones no prosperan. “Lo que puede pasar es que el viernes unos voten con la coalición y otros voten con el Frente. Y si pasa eso, el proyecto no saldrá. Y si no sale, cada uno tendrá que explicar por qué tomó esa decisión. Acá es muy claro: se vota con la coalición o se vota con el Frente. Cabildo no gana, gana el Frente. Gana la coalición o gana el Frente. Es lo que está en tensión”.
En entrevista con Búsqueda, el senador también habla sobre la interna blanca y se calza la responsabilidad de representar a “lo otro” que no es el Herrerismo en una competencia que se presagia polarizada en un mismo sector. “Yo lo que veo es que hoy hay una tendencia muy pronunciada de ir todos hacia el fogón de la Torre Ejecutiva”, dice, y asegura que el partido tiene que presentar “otra opción en el menú”.
—La discusión del proyecto de reforma de seguridad social y la postura de Cabildo Abierto, imponiendo condiciones para votar, ocasionó un ruido importante en torno al futuro de la coalición. ¿Qué puede pasar ahí?
—La coalición es un proyecto político tan importante y tan trascendente que espero que no se ponga en juego por una diferencia en un proyecto de ley que ya teníamos acordado. Ni tampoco que se introduzcan elementos de negociación espurios o externos. Soy optimista en que la sangre no llegue al río. Tengo claro que los plazos que se fijaron se van a mantener y que este viernes se tiene que votar tal como estaba estipulado.
—Sí, pero Cabildo parece inamovible.
—Y yo creo que hay un proyecto y una decisión que también es inamovible: el viernes se vota. Y que cada uno vote lo que le parezca que tiene que votar.
—¿Y si se no se vota se pone en juego la coalición?
—Yo creo que sí. Es un proyecto demasiado importante como para que no se respete un acuerdo político de esta naturaleza.
—¿Ya estaba acordado entre todos los partidos que el proyecto se votaba?
—Estaba acordada la filosofía del proyecto.
—Usted ha estado en reuniones con el presidente Luis Lacalle Pou, con el líder de Cabildo, Guido Maníni Ríos, y el resto de los socios de la coalición donde se destacó la importancia de la reforma.
—Es que estuve en todo el debate en el Senado. Integré la comisión, que llamativamente no integró Manini Ríos pero sí Cabildo Abierto. Y salió aprobada por unanimidad. Con el voto de todos menos de Manini Ríos, que justo esos tres días no estuvo en el Senado, no actuó.
—¿Faltan instancias de diálogo con los socios de la coalición?
—No, se habla mucho. Hablar se habla. En todos los niveles.
—¿Y usted dice que el proyecto es tan trascendente que es más importante aún que el futuro de la coalición?
—Bueno, es que es uno de los proyectos más importantes de la coalición. Y por lo tanto tenemos que encontrar la manera de votar todos juntos.
—¿De aquí al viernes se van a suceder instancias de negociación para destrabar esto?
—Soy optimista de que se converse mucho y se encuentre la manera de que el viernes la coalición vote junta. Pero lo que puede pasar es que el viernes unos voten con la coalición y otros voten por el Frente. Y si pasa eso, el proyecto no saldrá. Y si no sale, cada uno tendrá que explicar por qué tomó esa decisión. Acá es muy claro: se vota con la coalición o se vota con el Frente. Cabildo no gana, gana el Frente. Gana la coalición o gana el Frente. Es lo que está en tensión. Ya nos pasó con la Ley de Presupuesto, con la Ley de Urgente Consideración (LUC). Y en todas esas instancias supimos superar nuestras diferencias y construir acuerdos. No podemos poner en juego la coalición por un proyecto de enorme importancia, que es uno de los tres o cuatro pilares del gobierno.
—¿Y hay una posibilidad de darse más plazo para discutir?
—¿Y vamos a seguir en esto? Los plazos también ponen en riesgo el proyecto. Ya le dimos muchos plazos. Recordemos que esto empieza con la LUC en el 2020. Estamos por promediar el 2023. No podemos llevar este tema al tiempo electoral. Ya hemos tenido mucho tiempo y esto ahora no se arregla con tiempo, se arregla con decisiones. Y las decisiones las toman los líderes.
—¿Se demoró el oficialismo en designar un fiscal de Corte?
—Pero no es solo una tarea del oficialismo. El sistema ha sido lo suficientemente inteligente para obligarnos a un acuerdo más allá del partido que gobierne. Lo hace para toda la Justicia. Nos pide que nos pongamos de acuerdo. Se han manejado nombres, con prudencia, para no manosearlos. Esos nombres no han encontrado acuerdos, a veces en la propia coalición. Pero cuando se encuentran en la coalición no se encuentran en el Frente Amplio. Entonces hay una situación de obstrucción del sistema.
—La semana pasada el diputado colorado Gustavo Zubía acusaba al presidente Lacalle Pou como el responsable por esta falta de acuerdo para designar al fiscal.
—¿Al presidente? Si hay algún tema en que es el Parlamento el que decide es este. Somos nosotros los que nos tenemos que poner de acuerdo. Y si aun el presidente pusiera un nombre sobre la mesa, eso no quiere decir que el Frente Amplio lo vote. Es un tema nuestro. No hay que poner todo sobre el presidente. A lo mejor hay una parte del sistema que quiere cambiar y otra está cómoda con lo que tiene.
—¿Ustedes quieren cambiar?
—Sí. Hay otros que en su visión pierden si cambian y ganan si no se cambia. La otra parte no necesariamente tiene la misma motivación que nosotros para cambiar al fiscal de Corte, Juan Gómez. Creo que fueron muy reveladoras las reacciones que se generaron con el cambio de la fiscal Gabriela Fossati. A nosotros nos pareció inconveniente e inoportuno ese cambio. Y el Frente lo apoyó. Eso quiere decir que tenemos una mirada exactamente opuesta a la del fiscal de Corte. Y eso se debe reflejar en las ganas o no de cambiarlo.
—¿Gómez perdió el respaldo del Partido Nacional?
—No es que perdió el respaldo, Gómez mismo debe saber que no le está haciendo bien a la Fiscalía que tanto quiere. Ha sido cuestionado y no tiene los respaldos suficientes.
—¿Y cómo ha observado usted el desempeño de la Fiscalía en general en torno a un caso tan importante para el sistema político como el del excustodio presidencial Alejandro Astesiano? ¿Cree que estuvo a la altura?
—A ver, yo creo que el caso no fue Astesiano sino los pasaportes rusos. Y ahí la fiscal llegó a la conclusión de que tenía que detener al custodio personal del presidente de la República, cosa que hizo sin filtraciones y sin obstáculos del sistema político. Eso avanzó y a todo el mundo conformó. Hasta que la fiscal actuante avanzó por otro lado que a la oposición no conformó y ahí empieza todo el problema. Más allá de que estuvo todo teñido por demasiada exposición mediática, tuits y opiniones personales que yo hubiera preferido que no se dieran. También asistimos a una especie de transparencia de todo lo que estaba sucediendo dentro de un juzgado a través de la publicación de chats y audios que los medios publicaban al ritmo de su conveniencia periodística y no al ritmo de la investigación fiscal. Eso fue modificando la actuación fiscal. Eso fue muy novedoso para el sistema político uruguayo. Por primera vez se incautan celulares, se perician, y esas pericias que integran carpetas fiscales y son de acceso a los abogados defensores hicieron que dejáramos de hablar del ruso y el escribano y empezáramos a hablar del presidente y Astesiano. ¿A quién le interesó sacar esa información de adentro? Yo tengo mi teoría. Fue a quienes tenían acceso a esas carpetas, a los abogados defensores. Es una opinión.
—¿Dice que están los abogados de la causa de los pasaportes detrás de las filtraciones de los chats de Astesiano?
—Y si yo soy abogado de los rusos, lo que quiero hacer es que hablen cada vez menos de mi cliente y hablen de otra cosa. Es miel para las abejas.
—Sacando todo el ruido mediático, estas filtraciones supuestamente interesadas que señala, ¿cómo cree que impactaron en el gobierno y cómo pueden seguir impactando?
—Creo que se cometió un error importante. Pero creo también que el tiempo ha demostrado que lo que dice el Frente Amplio es un intento de utilizar políticamente esto. No fue un caso de corrupción gubernamental ni mucho menos el más grande de la historia de este país como repiten varios de sus dirigentes. El caso de Pluna, la regasificadora, lo de Sendic y demás fueron lamentables episodios que involucraron a autoridades de gobierno con responsabilidades. Que el hijo putativo de Mujica, que vivía en la misma chacra, fuera el operador de una empresa que recibía fondos públicos y que se vanagloriaba en el Parlamento de viajar 85 veces a Venezuela y que tenía gente trabajando en negro, ese es un ejemplo de corrupción de una persona, electa, político, vinculado al presidente de la República de ese momento. Nada de esto pasó en este caso. Es una persona que estaba al lado del presidente pero no hay un solo caso de un jerarca político vinculado a sus gestiones. Sí hubo policías, sí hubo funcionarios, sí hubo intenciones de esta persona, pero nada llega a descalificar al gobierno como tal. Hubo delitos pero ninguno calificado como corrupción. Si hay algunos, que me señalen cuál fue.
—¿Cómo observa la polarización electoral que se está dando en el Herrerismo de cara a las elecciones internas?
—Bien dijiste, polarización dentro del Herrerismo, no dentro del partido.
—Pero es una polarización significativa de las intenciones de voto.
—Y bueno, es legítimo. Creo que el movimiento que llevó a Lacalle Pou a tener la mayoría del partido y a la presidencia después está buscando la manera de volver a posicionarse y, como no puede hacerlo con un solo candidato, lanza a dos. Para que todo quede en casa. Pero quizás se estén olvidando de que en la elección que ganó Lacalle Pou en 2019 lo votó el 52% de los blancos y hubo un 48% que votó a Sartori, a Larrañaga o a Antía. En el partido electoral es muy importante, que llámenlo cómo quieran, pero es lo otro. Y lo otro, que nosotros llamamos wilsonismo, aunque no lo sea, tiene un espacio importante en el partido. Que podrá ser un 48%, como lo fue en 2019, o podrá ser el 30%. Yo lo que veo es que hoy hay una tendencia muy pronunciada de ir todos hacia el fogón de la Torre Ejecutiva. Hacia ese entorno. El entorno del gobierno, que obviamente brinda seguridad, calor, posibilidades, sueños a los dirigentes. Pero la gente no necesariamente se mueve con los dirigentes. Y creo que el partido tiene que presentar en el menú otra opción. Hoy no la está presentado. Pero la tiene que presentar para crecer, ganar y levantar un muro de contención para mantener todo lo que tuvo.
—¿Cuáles son los potenciales candidatos de “lo otro”?
—Yo tenía la esperanza de que pudiéramos reorganizarnos. La voy perdiendo de a poco.
—Lo ve disperso a ese espacio.
—Y veo a muchos de ellos buscando acordar con algunas de esas dos corrientes polarizadoras.
—¿A Beatriz Argimón cómo la ve?
—A Beatriz la siento proclamar esto y eso me entusiasma. Por ahí capaz queda una esperanza. Después no veo que este sea el camino que vayan a tomar algunos otros queridos compañeros. Veo que hay como un imán en la Torre Ejecutiva.
—¿Y usted qué va a hacer?
—No tengo plan B. Yo sigo creyendo que tenemos que hacer otra cosa. Vamos a ver, cuando esa mayoría partidaria termine de consolidar su propuesta, qué espacio hay para crear otras. Pero repito: no tengo plan B. Por tanto, veremos con quién y cómo nos expresamos de otra manera. Wilson decía: “La gente te tiene que buscar donde miran para encontrarte”. A mí me tienen que encontrar donde estuve toda mi vida.