El impacto de la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia en el mercado de granos y de fertilizantes puso en alerta a los empresarios del agro y al gobierno debido al alza en los precios.
El impacto de la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia en el mercado de granos y de fertilizantes puso en alerta a los empresarios del agro y al gobierno debido al alza en los precios.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáTanto en el ámbito privado como del Poder Ejecutivo se sigue con atención el desarrollo del conflicto bélico y también la evolución de los valores en las pizarras de los commodities agrícolas y de los productos derivados del petróleo, considerando la incidencia en los costos productivos y en la inflación.
“Cualquier conflicto bélico es malo para la humanidad y también para el mundo de los negocios, porque le inyecta un factor de incertidumbre al concierto internacional, más allá de lo existente respecto al panorama de la pandemia Covid-19 y las presiones inflacionarias que sufren la mayoría de las economías”, dijo a Búsqueda el ministro de Ganadería, Fernando Mattos.
La tendencia al aumento de los precios de los granos en la Bolsa de Chicago de los últimos meses, por las proyecciones de menor producción en Sudamérica, especialmente en Brasil, Argentina y Paraguay, siguió su curso y esta semana el precio de la soja superó los US$ 600 la tonelada, el trigo subió a unos US$ 360 y el maíz a casi US$ 280.
El jerarca advirtió que “para un país como Uruguay, que precisa captar inversiones, cuando ocurre una situación de este tipo” (guerra), que causa “inestabilidad y volatilidad en los mercados y las bolsas que caen e introducen incertidumbre”, lo primero que ocurre es que “la inversión espera a que aclare el panorama”. Y “eso no es una buena noticia”, enfatizó.
Aludió también a las reacciones del gobierno ruso ante las sanciones económicas de Occidente, principalmente a la “prohibición de girar divisas”.
“Las compras que realiza Rusia en el exterior tendrán dificultades”, y “todo el flujo comercial que tiene Uruguay hoy está bajo cierta incertidumbre”, señaló Mattos.
Dijo a su vez que actualmente “no hay un intercambio comercial muy fuerte” con el mercado ruso, pero “hay un grado de significación por algunos productos de exportación como cárnicos y lácteos, que suman montos importantes”.
En 2021 el monto de las exportaciones cárnicas uruguayas a la Federación Rusa fue de unos US$ 50 millones, según datos del Instituto Nacional de Carnes. En 2011 el monto de esos negocios llegó a unos US$ 350 millones, de hecho, fue uno de los principales destinos de la carne vacuna de Uruguay entre ese año y 2014.
Algo similar ocurrió con las exportaciones de lácteos uruguayos, principalmente de manteca, quesos y leche en polvo en aquel momento, cuando los rusos fueron los mayores demandantes del primero de esos productos uruguayos.
Otro factor de preocupación es que “algunas navieras importantes decidieron no transportar más mercaderías” hacia la zona del conflicto, por “motivos de cobros, de seguridad y de costos adicionales”, considerando que los seguros registran un incremento “exponencial”, destacó el titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Mencionó los casos de “buques cargueros dañados” por ataques ocurridos en la guerra en Ucrania. “Todavía es temprano para ver lo que ocurrirá, pero claramente la preocupación está enfocada en los insumos”, por “la cantidad de fertilizantes adquiridos” y que “son fundamentales para la producción” del agro local, reconoció.
El rubro de los insumos químicos para el agro figuró en el segundo lugar entre los principales productos importados por Uruguay en 2021, con un monto de US$ 660 millones, y después de China fue Rusia el mayor proveedor de esos artículos.
Mattos dijo que “ya se venía un aumento importante en los costos de los insumos”, y también “hay un factor distorsionante en la oferta de granos”. El inventario granelero mundial “venía bastante estrangulado” por una mayor demanda que la oferta, y en este conflicto se trata de “dos actores relevantes” en la producción de granos, especialmente de trigo y maíz, resaltó.
Un dato elocuente de la importancia y la derivación de este conflicto es que “Ucrania produce unos 100 millones de toneladas de granos al año”, y “está en la víspera de la siembra de cultivos de verano, como el maíz, que seguramente no se va a dar”, alertó.
A modo de ejemplo, Mattos citó algunas proyecciones del mercado respecto a que ese grano pueda llegar a un precio de “US$ 400 la tonelada”. Eso es un “factor adicional de inflación”, sobre todo “impactará en las producciones más intensivas”, como la de cerdos, de pollos, de lácteos y en el engorde a corral de vacunos. “Es una muy mala noticia para la economía mundial”, afirmó.
Planteó: “Al que piensa que Uruguay se va a beneficiar de esta situación… A la larga nunca es beneficioso”. “Los costos, que ya eran elevados, van a crecer en forma exponencial”, vaticinó.
Pese a ello, el ministro de Ganadería admitió que la valorización de los granos favorece en el corto plazo al productor agrícola uruguayo, que puede captar los actuales precios a pocas semanas del inicio de la siembra de soja y de maíz.
Tras un período de déficit hídrico, a mediados de enero de este año se registraron lluvias que favorecieron el desarrollo de los cultivos sojeros, lo que provocó expectativas positivas en el mercado local (Búsqueda Nº 2.161) y los productores se animaron a comercializar una mayor parte de su cosecha futura del grano, aprovechando el alza en el precio de la oleaginosa.
“Uruguay viene beneficiándose de un mercado climático”, porque hay una “escasez importante de granos” debida a que “la región del Mercosur fue impactada por la sequía y son varios millones de toneladas que no estarán en la producción regional”, dijo Mattos.
Comentó además que esto “será beneficioso” porque “generará unos cuantos millones de dólares en forma adicional” y que “tal vez haya algún impulso geopolítico que se agregue al factor climático”.
“De repente en una venta puntual se puede hacer un beneficio, pero esto puede variar al alza y a la baja” en los valores, y este tipo de conflicto “afecta mucho más en el rubro de la energía que en el de la alimentación”, indicó.
El titular del MGAP se refirió en ese sentido a que “el gobierno tuvo la necesidad de aumentar el precio de los combustibles”, y “eso también produce una presión inflacionaria interna”.
“Vamos a tener un incremento importante en los (costos de los) insumos, como fertilizantes, combustibles y agroquímicos hacia las próximas zafras, (entonces) el productor va a tener que afinar muy bien las cuentas y tratar de tomar recaudos”, recomendó.
El jerarca habló sobre la próxima siembra de cultivos de invierno (trigo, cebada y colza), en la que los productores tendrán que “gastar mucho más en su presupuestación, mientras que no está muy claro si los precios se podrán mantener”.
“Algunos se podrán asegurar” un precio mediante las herramientas de “cobertura a futuro”, pero “otros no”, consideró.
Una de las políticas estratégicas de la actual administración del MGAP es el impulso de los seguros agrícolas, para tratar de minimizar el riesgo en la producción. Este año desarrolló un plan piloto de seguros de rendimiento para los cultivos agrícolas que comprende un subsidio en el costo de la prima en predios de hasta 300 hectáreas.
Consultado sobre la reciente visita a la Expo Dubái y las potenciales inversiones de esa región del mundo en la eventual adquisición de empresas uruguayas del sector alimentos, Mattos respondió a Búsqueda que eso “está en la cartera de posibilidades” y en el “abanico de opciones que ellos están manejando”.
“El Estado no hace negocios, lo que el gobierno debe hacer es generar el marco adecuado para que las inversiones ocurran”, dijo. Destacó que es “bastante sintomático que fue una delegación de más de 80 empresarios que acompañó la visita del presidente” Luis Lacalle Pou.
Son “países altamente capitalizados”, porque “tienen reservas muy importantes” al ser “grandes exportadores de energía, pero también de servicios”, como el caso de Dubái, que “se transformó en un centro mundial de logística y de negocios” que es “muy diversificado”, comentó.
Advirtió que los países de esa región tienen la intención de “diversificar sus posibilidades de inversión en varias partes del mundo”, y en ese sentido Uruguay fue a mostrarse en la Expo Dubái, que es de carácter universal y que ya recibió a 14 millones de visitantes.
Es una “gran vitrina para Uruguay” en cuanto a enseñar sus características, con el “mensaje de diferenciarse en relación a los demás países latinoamericanos”, específicamente, en “materia política y económica, lo que le da confianza al inversor”, valoró. Y agregó que esos aspectos están vinculados al “funcionamiento” de las “reglas fiscales”, mediante avances “en acuerdos de protección recíproca de inversiones” o evitando “la doble tributación”, que es “uno de los principales reclamos de esos países para que la carga tributaria no inviabilice la posibilidad de la inversión”.
Tienen una “alta sensibilidad en los temas de seguridad alimentaria”, porque tienen una región estratégica y fundamental al tener una “gran migración” de pobladores de la zona y de Asia que van a trabajar a esos países, señaló.
Argumentó que al darse un “crecimiento de población” y estar en un lugar “limitado para producir”, por su ubicación en “pleno desierto”, entonces “se abre un abanico de oportunidades para invertir en distintos rubros de Uruguay, entre ellos, el de los alimentos”.
Al ser interrogado sobre la posible compra de tierras y empresas en el mercado uruguayo, el ministro de Ganadería reafirmó que está dentro de las alternativas de inversión, como “lo manifestaron” en los intercambios de las “cámaras de comercio”, “tanto en Emiratos Árabes Unidos como en Egipto”, donde estuvo en una etapa previa a la misión oficial en Dubái.
“Somos países complementarios, ellos son grandes productores de energía y de muchos de los insumos que nosotros necesitamos”, como “los fertilizantes, ya sean minerales o de síntesis de petróleo”, especialmente de la “urea, que es un elemento esencial para la producción de las gramíneas”, con una “industria petrolera y petroquímica importante”, consideró.
Otro asunto que “estuvo arriba de la mesa”, según Mattos, fue la “estrategia de Uruguay” en cuanto al “desarrollo del hidrógeno verde”, vinculado a las energías renovables, que “puede generar un negocio atractivo para fondos de inversión” del sector energético.
Las intenciones del gobierno de captar esas y otras inversiones se enfrentan ahora al desafío de ver cómo sigue para adelante el conflicto bélico en Ucrania, así como el impacto negativo de esa situación y las tensiones entre las potencias económicas mundiales.