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    Hay una “persistencia residual” de la brecha de ingresos entre hombres y mujeres

    Aunque se redujo la disparidad desde 1990, todavía pesan “prejuicios, sesgos o discriminación”, según una investigación del BID

    El nivel educativo de las trabajadoras, que en promedio supera al de los hombres, pudo haber contribuido a achicar la brecha total de ingresos entre ambos géneros. Del mismo modo habrían operado factores como la experiencia, el porcentaje de empleo formal —que es más alto entre las mujeres—, así como las ocupaciones en las que se desempeñan la mayoría de las mujeres. Pero, por otro lado, la “persistencia residual de la brecha podría explicarse plenamente por factores no observables en las encuestas permanentes de hogares” y estaría asociada a normativas diferenciadas por género, prejuicios, sesgos o discriminación. “Enfrentarlos es una tarea urgente”, plantean los autores de una investigación publicada hace pocas semanas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

    El estudio analizó datos de las encuestas continuas de hogares de Uruguay, armonizadas por el propio organismo, desde que empezaron a hacerse en 1990 hasta julio de 2021. Constató a su vez que el ingreso por hora promedio de las mujeres pasó de ser el 78% del percibido por los hombres al inicio del período a representar el 98% al final de la serie. Sin embargo, matiza que persisten “brechas más pronunciadas en ciertos grupos”; por ejemplo, la brecha es más elevada (87%) entre las personas de 56 a 65 años y en sectores como la industria manufacturera (78%) y comercio, restaurantes y hoteles (78%), establecimientos financieros, seguros e inmuebles (78%).

    Algunos resultados que podrían parecer contraintuitivos, como el hecho de que en el sector de explotación de minas y canteras ellas ganen en promedio 190% del ingreso por hora de los hombres, responderían a un sesgo de selección: cuando existen pocas mujeres en un sector de la economía o en ciertas regiones, no es extraño que lo hagan en rangos jerárquicos más altos y con mejor paga.

    En 2019 existía una diferencia a favor de los hombres en casi todas las ocupaciones, con excepción de los trabajadores agrícolas y las Fuerzas Armadas.

    A lo largo de las décadas analizadas, “ha persistido una brecha de ingresos por género no explicada por las características observables, y las variables explicativas han desempeñado un papel en la reducción” de la diferencia, aunque su impacto puede variar en diferentes momentos. Esta constatación “refuerza la evidencia de que posiblemente existe una discriminación de género y otros factores no observables siguen influyendo en la brecha de ingresos en Uruguay”, concluyen los investigadores de la División de Mercados Laborales del BID.

    En esa línea, agregan que la brecha en el sector informal puede deberse a la falta de una legislación laboral que norme las relaciones de dependencia y las prácticas empresariales que prevalecen allí.