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El BSE modificó la forma de registrar los siniestros, lo que dificulta el análisis de los resultados de la polémica ley de “responsabilidad penal empresarial” que entró en vigor en abril del año pasado
imagen de Hubo casi 4.900 accidentes laborales menos
A mediados de mayo, representantes empresariales, académicos y un asesor gubernamental polemizaron en un seminario sobre los resultados de la ley que fijó castigos penales para los empleadores cuyos trabajadores resulten accidentados al realizar las tareas. La discusión giró en torno a una cifra que, sin embargo, no será la que constará en las planillas del Instituto Nacional de Estadística (INE), debido a un cambio en la forma de contabilizar los siniestros adoptada por el Banco de Seguros del Estado (BSE).
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Dicha ley —de “responsabilidad penal empresarial”— entró en vigor en abril de 2014 estableciendo que el empleador o quien ejerce en su nombre puede ser castigado con una pena de 3 a 24 meses de prisión si no adopta las medidas para preservar la salud y la integridad física de los trabajadores. Su aprobación fue defendida por los sindicatos y el oficialismo, y rechazada por las cámaras empresariales.
El 20 de mayo la Sociedad Uruguaya de Gestión de Personas organizó un foro para evaluar el primer año de vigencia de la polémica norma. Durante el debate se aludió a un informe del Ministerio de Trabajo —MTSS— elaborado en base a datos del BSE, según el cual en 2014 hubo 544 accidentes menos que el año anterior (ver Búsqueda Nº 1.816).
“Si tenemos que evaluar si la ley fue efectiva, fue efectivaza, no efectiva”, opinó en ese foro Nelson Loustaunau, asesor del MTSS.
“Nadie me explica la causalidad entre esos datos, que aparecieron hace tres cuartos de hora. (…) Los tenían con cerrojo, (…)” se quejó por su parte Juan Mailhos, asesor de la Cámara de Comercio y Servicios.
“Yo no veo que haya habido un efecto real. 544 casos es un dato que no puede verse como bandera de que bajó la siniestralidad en Uruguay. Capaz si hubiera habido cuatro días más de lluvia había más accientes”, sostuvo Juan Raso, catedrático en Derecho del Trabajo de la Universidad de la República. Admitió, no obstante, que la ley se transformó en un “cuco” para los empresarios.
Pero la información que el BSE envió hace pocos días al INE para la elaboración de sus estadísticas —y a la que accedió Búsqueda—muestra que en 2014 hubo 42.684 siniestros, es decir 4.890 menos que en 2013.
Consultado esta semana por Búsqueda, Loustaunau dijo que no conoce el estudio al que se hizo referencia en el seminario del 20 de mayo.
Aclaró que, más allá de las cifras que se manejaron en ese momento o el nuevo cálculo, tiene la “absoluta convicción” de que la ley “fue efectiva” y que evitó accidentes laborales.
El inspector de Trabajo, Gerardo Rey, fue cauto. “Yo no le atribuyo ese efecto a una ley”, aseguró.
La diferencia entre la nueva cifra y la que se discutió en el seminario de mediados de mayo puede deberse a que el MTSS se haya basado en la cantidad de denuncias que en forma mensual recibe del BSE y no en los casos “efectivamente aceptados” como siniestros, o bien que el cálculo arrastre la metodología histórica del ente, especularon los informantes.
Los datos.
Con la nueva forma de registración adoptada por el BSE, en todo 2014 hubo 42.684 siniestros laborales, de los cuales 38 fueron mortales y 628 generaron incapacidades permanentes para los trabajadores.
El dato global marca una caída de la siniestralidad de 10% en relación a las cifras de 2013 (47.574).
Por sector de actividad, hubo bajas en todos excepto en “Minas y canteras”, que registró siete siniestros más que en 2013.
Los mayores descensos se dieron en la “Construcción” (18%), “Agricultura, ganadería, pesca y frigorífico pesquero” (17%) y “Actividades financieras y de administración” (15%), entre otras.
En 2014 la mayor siniestralidad fue en las “Industrias manufactureras” con 9.619 casos, seguida por “Servicios personales y comunales” (8.977) y la “Construcción” (6.751).
Si bien disminuyó el número total de accidentes, fueron más serios que en 2013: las muertes aumentaron de 37 a 38, y las incapacidades permanentes de 524 a 628 (20% más).
El cambio.
A fines de 2013 el BSE cambió la forma de registrar los siniestros laborales y el sistema informático, explicaron fuentes de la institución.
La modificación consiste en que se computa como un accidente cuando recibe la denuncia, tanto del empleador como del trabajador siniestrado. Antes eso no era necesario; si el patrón llamaba al BSE para informar que ese día había ocurrido un accidente en su empresa, ya se contabilizaba como un siniestro laboral, aunque por distintas causas el trabajador luego no fuera a atenderse al sanatorio del organismo o a tramitar el subsidio, agregaron. “Desde la noche de los tiempos se hizo así”, dijeron los informantes, pero ahora “si no se arma el join de las dos cosas” no se configura un accidente laboral, remarcaron.
“A veces, aunque no exista denuncia patronal, si aparece un obrero lastimado lo atendés y hay una erogación del banco. Y aunque descubras que no fue en el trabajo la lesión, igual es discutible si hay que contabilizarlo como siniestro: desde el punto de vista del costo o erogación sí, pero no en lo que hace a la siniestralidad laboral”, ampliaron.
Sin embargo, el BSE aun no midió la incidencia de este cambio en la forma de registro en las cifras de 2014. Si bien las fuentes consideran que hay un efecto por ese motivo, piensan que puede haber una “baja real” de los accidentes por la desaceleración de la actividad en algunos rubros, como la construcción y la industria. Entienden que también jugó la ley de responsabilidad penal, ya que “quizás empresarios que jamás tuvieron una preocupación por el asunto de la seguridad pueden haber hecho algo y se evitaron algunos siniestros”.
En tanto, el consultor privado y asesor del Partido Nacional Alberto Sayagués estimó que la disminución de la cantidad de accidentes laborales en 2014 se puede explicar por un descenso del número total de trabajadores y por la pérdida de puestos en la construcción, más que por una mejor gestión de los riesgos, a pesar del esfuerzo que se ha hecho en materia de prevención.