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    INIA destaca la importancia de apuntar a los combustibles fósiles más que al sector ganadero para frenar el calentamiento global

    Según el vicepresidente del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Walter Baetghen, la producción ganadera en Uruguay tiene “una cantidad de atributos” que deben tomarse en cuenta al analizar la huella ambiental

    Las emisiones de gases de efecto invernadero constituyen actualmente el principal problema del calentamiento global; a escala mundial, alrededor de 73% de esas emisiones provienen del sector energético, mientras que cerca de 12% son producidas por la producción agropecuaria y 6% por la deforestación. El resto se reparte entre la gestión de residuos y la producción industrial. Sin embargo, la situación es muy distinta en Uruguay, donde se observa prácticamente lo opuesto: la mayor parte de las emisiones provienen del sector agropecuario, con el metano como el principal acusado, mientras que la energía se posiciona bastante por detrás.

    Los datos fueron presentados el 3 de diciembre por Walter Baethgen, vicepresidente del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y director del programa Investigación Regional y Sectorial del Instituto de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia, durante un evento organizado por la Sociedad de Productores Forestales.

    Consultado por Búsqueda, el especialista aseguró que el escenario uruguayo responde entre otras cosas a la poca población del país y a que cuenta con un parque industrial pequeño. Pero también a que posee alrededor de 12 millones de vacas y 8 millones de ovejas, y una matriz energética basada casi 100% en energías renovables.

    “Es lógico que porcentualmente el gran emisor sea el sector agropecuario. Si toda nuestra energía fuera a base de combustibles fósiles, el balance sería distinto”, explicó. Baethgen se refirió al tiempo que cada uno de los gases de efecto invernadero permanece en el ambiente; sostuvo que mientras el dióxido de carbono (CO2) se mantiene en la atmósfera 1.000 años y se va acumulando, el metano permanece solo entre 10 y 15 años y la mayoría de las emisiones se encuentra “en circulación” debido a procesos naturales.

    “Por tanto, la manera más práctica y rápida de bajar la temperatura del planeta es reducir las emisiones de metano. Pero cuando uno dice esto en Uruguay se prenden luces rojas y la gente piensa: ‘Nos quieren sacar todos los rumiantes, se acaba la producción de carne’. Y la verdad es que esa reducción no tiene nada que ver con las vacas”, afirmó.

    Justamente, el ingeniero agrónomo señaló que el total de las pérdidas de metano provenientes de fugas del sector energético (combustibles fósiles) a escala global “es igual a la suma de las emisiones de metano generadas por todos los animales del mundo”. Ambas constituyen alrededor de un 5,8% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta.

    Baethgen indicó que las principales fugas de metano de combustibles fósiles provienen de las minas de carbón, de los pozos de petróleo, de los yacimientos de gas natural, así como de su transmisión mediante las cañerías, y del fracking. En ese sentido, se refirió al estudio Global Methane Assessment publicado recientemente por Naciones Unidas, según el cual, si las empresas de combustibles fósiles capturaran el 30% de las fugas de metano que se producen, lo harían a “costo negativo, ya que ganarían plata al venderlo luego como gas natural”, explicó.

    “Con la tecnología que hay hoy, al menos un 30% de todo lo que pierde se podría capturar de tal manera que las empresas ganen plata cuando lo vuelvan a vender. No es casualidad que en la Cumbre Climática Mundial (COP26) se haya acordado justamente reducir la cantidad de emisiones de metano en ese porcentaje, porque son más o menos las pérdidas que podrían tomar las empresas para vender ese metano como gas natural”, dijo el ingeniero.

    Sin embargo, la excusa que plantean muchas de las compañías de combustibles fósiles para no poner en práctica este mecanismo es la dificultad que deben enfrentar para identificar dónde se encuentran esas fugas. Pero a entender de Baetghen “eso también se acabó” porque ya existen satélites internacionales que permiten detectar la ubicación exacta de esas pérdidas de metano.

    “Es por eso que en el próximo informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas que saldrá el año que viene una de las recomendaciones que haremos será reducir las emisiones netas de metano” a partir de los combustibles fósiles, agregó el experto.

    Consultado sobre la aplicación de esta estrategia en el ámbito local, Baetghen explicó que los pocos combustibles fósiles que utiliza Uruguay provienen del exterior, por lo que prácticamente no tiene fugas de metano. “Es algo que se aplicaría sobre todo a los grandes emisores como China, India, Rusia y Estados Unidos. Pensemos que solamente las pérdidas de metano de las minas de carbón en China producen siete veces más metano que todas las vacas del Uruguay”, ejemplificó.

    Para Baetghen, existe un gran desconocimiento de la población acerca de cómo se desarrolla la producción de carne en Uruguay. Según el experto, se trata de una manera “muy especial” realizada con base en pasturas naturales que “mantiene la biodiversidad de un ecosistema y fomenta el equilibrio”.

    “Es totalmente distinto a lo que pasa en la Amazonia con la deforestación, donde se emite mucho carbono nuevo que no se recicla en un sistema natural. Pero hay una imagen para la gente que no conoce de campo que ve a la vaca como algo que está envenenando, y no es así”, afirmó. Sostuvo que incluso muchas veces se habla de “la contaminación de la producción ganadera” como si fuera una sola, cuando en realidad eso sería como decir que “los autos contaminan”. “¿Qué autos? ¿El que da 4 km por litro, el híbrido que da 40 o uno eléctrico de cero emisiones?”, cuestionó.

    Nuevos indicadores

    Hoy los inventarios de gases de efecto invernadero se realizan en relación con el CO2 y a su poder de calentamiento. Sin embargo, desde hace no mucho tiempo la comunidad científica comenzó a rever estos parámetros de medición, tomando en cuenta que la vida útil del metano es mucho más baja. De esta manera, actualmente se utiliza tanto la unidad tradicional Global Warming Potential (GWP), como el nuevo indicador Global Temperature Potential (GTP), que según Baetghen “cambia drásticamente las mediciones de metano en Uruguay”.

    “El poder de calentamiento del metano con esta nueva unidad es cinco veces menor. Entonces, cuando se usa la medida tradicional para ver el poder de calentamiento de metano, Uruguay es un país emisor neto (las emisiones superan al secuestro). Pero cuando se mide con la nueva unidad Uruguay se vuelve un capturador neto de gases de efecto invernadero”, explicó. En esa línea, señaló que “es algo que en las próximas COP se va a tener que discutir más, porque a Uruguay le cambia la vida”.

    Otro de los puntos destacados por el ingeniero fue la importancia de que el país comience a manejar el concepto de huella ambiental integrada en lugar del de huella de carbono. Según explicó, es algo que ya conversó con el ministro de Ambiente, Adrián Peña, luego de que la cartera anunciara la puesta en marcha junto con el Ministerio de Ganadería de un equipo técnico interinstitucional de la huella ambiental en sistemas de producción ganadera.

    “El mismo día les sugerí que era más interesante que Uruguay no se quedara solo en el carbono, porque la forma en cómo se produce ganado en el país tiene una cantidad de otros atributos” que fomentan un valor ambiental agregado, señaló. Para el experto, el concepto actual promueve una “vista parcial”, por lo que para Uruguay sería mejor pensar en algo que abarque esos otros aspectos importantes desde el punto de vista ambiental.