Interior atribuye la baja de los delitos a la aplicación de dos de sus propuestas policiales más cuestionadas

REDACCIÓN  

Descentralizar el Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO) y abrir nuevas seccionales fueron las dos principales propuestas que Jorge Larrañaga transmitió a la Policía Nacional apenas asumió como ministro del Interior. Ambas, anunciadas largamente en la campaña electoral, rompieron a la vez con la política de seguridad de los gobiernos anteriores. El PADO regía los patrullajes a partir del mapa de calor del Centro de Comando Unificado; cederlo a las decisiones de cada jefe departamental suponía el riesgo de basarse más en la intuición que en la estadística, opinaba la oposición. Tener más seccionales, por su parte, era sacar policías de la dinámica de calle, en donde ocurre el delito, para sentarlos en una habitación.

Esta nota es exclusiva para suscriptores de BÚSQUEDA y GALERÍA
Elegí tu plan y suscribite

Suscribite

¿Ya sos suscriptor? Iniciá sesión

Probá nuestro servicio, registrate y accedé a una nota gratuita por semana.