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    Italia está en “guerra” con el coronavirus y aunque hay una luz al final del túnel, todavía está “muy muy lejos”

    “Los países deben tener en consideración” que “cuando salgamos de esto la situación económica va a ser muy semejante a lo que provoca una guerra en términos económicos y, en una medida muy limitada pero lamentable, también de vidas humanas”, advierte el embajador Giovanni Iannuzzi

    La voz del médico se quiebra. “Tenemos miedo porque el viernes, solo en mi hospital, tuvimos 20 muertos por coronavirus”, dice como puede Fabiano di Marco, jefe de la unidad respiratoria del Hospital Juan XXIII, durante una entrevista con The Daily, el podcast de The New York Times. Su hospital está en Bérgamo, en la región italiana de Lombardía, uno de los lugares donde la propagación del coronavirus (Covid-19) causa más estragos.

    Es un hospital con mil camas y más de la mitad están ocupadas por pacientes que tienen dificultades respiratorias provocadas por ese virus. “Intentas encontrar una solución, pero día tras día no es suficiente. Mis colegas, médicos y enfermeras, lloran todos los días”, relata.

    Di Marco, sus colegas y las enfermeras son los “héroes” en la primera línea de la guerra que se lleva adelante para contener la pandemia, dice a Búsqueda el embajador de Italia en Uruguay, Giovanni Iannuzzi. Con más de 2.500 muertos por coronavirus —345 solo el lunes—, su país es el segundo con más víctimas fatales desde que estalló la crisis.

    Algunos especialistas acusaron a Italia de no tomar medidas a tiempo para contener la propagación del virus, lo que hubiera evitado que el sistema de salud quedara saturado de pacientes como ocurre ahora.

    Iannuzzi sostiene que si se critica por eso a su país, se podría hacer lo mismo con otros como Francia y España. Incluso se podría cuestionar al gobierno de Uruguay, “donde hasta el viernes seguía llegando gente a Carrasco y no le explicaban tampoco con un folleto lo que tenían que hacer”.

    El embajador dice que todos los gobiernos están aprendiendo sobre la marcha y que ahora las medidas restrictivas de Italia son un ejemplo por sus vecinos. Son restricciones que Iannuzzi nunca pensó que pudieran aplicarse en un país como el suyo, más propias de estados “dirigistas” como el de China.

    La decisión de las autoridades italianas fue intentar reducir al mínimo el contacto social. “Es una lucha contra el tiempo”, dice Iannuzzi sobre la necesidad de contener la pandemia y así evitar la saturación del sistema de salud.

    Pero la crisis no terminará cuando el frente sanitario esté controlado, advierte. “Cuando salgamos de esto la situación económica va a ser muy semejante a lo que provoca una guerra en términos económicos y, en una medida muy limitada pero lamentable, también de vidas humanas”.

    —¿Cuál es la situación en su país en este momento?

    —Lo que puedo informar es lo que se sabe de fuentes públicas, porque el gobierno italiano desde el primer día ha decidido ser totalmente transparente, algo que está en el espíritu de la coalición de gobierno. Tenemos más de 26.000 enfermos, más de 2.500 víctimas. En el mundo, desde diciembre, tuvimos más de 8.500 muertos por esta pandemia, esto quiere decir que somos el segundo país en cantidad de víctimas. Esta es la situación. Hay algunos datos positivos a partir de las medidas que ha decidido el gobierno hace más o menos una semana. El incremento de los enfermos es mucho más lento. Como la incubación de esta enfermedad es, más o menos, de una o dos semanas, los efectos de las medidas que se han decidido van a ser evidentes sobre el fin de esta semana. Hemos tomado medidas poderosas, que no hubiera pensado que se hubieran podido aplicar en países diferentes de China, con sistemas dirigistas como ese. Los italianos están actuando con un sentimiento popular de unión y de responsabilidad.

    —¿Cuáles son esas medidas?

    —En la práctica se ha decidido que todos los italianos tienen que quedarse en sus casas. Están excluidos aquellos que tienen que hacer algún tipo de trabajo, por ejemplo, conectado con la comercialización de bienes esenciales tales como alimentos y medicamentos, la información sigue abierta —los puntos de venta de diarios están abiertos—, los bancos siguen abiertos y la circulación de los bienes económicos sigue siendo libre. Se está empujando el teletrabajo, el trabajo hecho a distancia, en casa. Lo que sigue siendo posible, por ejemplo, es hacer las compras necesarias para sobrevivir, lo que quiere decir ir al supermercado, comprarse el periódico. Al límite también se puede dar vuelta a la manzana, pero hay una obligación que es que cada persona tiene que estar alejada del otro por lo menos un metro. Cuando uno sale de la casa tiene que hacer una declaración jurada, oficial, que explica el motivo por el cual ha salido. Y si esa declaración, que puede ser de ir al trabajo o de ir a visitar a una abuela que está sola, se averigua que es mentira, la persona va a enfrentar una persecución penal.

    —Las noticias que llegan del norte de Italia parecen complicadas. En un capítulo de este martes de The Daily, el podcast de The New York Times, un médico relataba la situación crítica que enfrentan allí por la expansión de la pandemia, describía una situación de guerra. ¿Eso va a cambiar con estas medidas?

    —No escuché ese podcast en particular. La región donde se encuentra Milán, la Lombardía, es una de las regiones que tiene los más avanzados sistemas de salud pública, pero están enfrentando una situación muy difícil. Sé que los CTI prácticamente han sido todos ocupados, ahí hay una lucha contra el tiempo. O sea, hay que lograr que las camas que hay no estén todas ocupadas a la misma vez. El objetivo es que sobre el fin de esta semana ya no estemos en el pico de contagio y que la tasa de enfermos sea menor para poder tratarla mejor.

    Los héroes en esta guerra son los doctores y las enfermeras que están haciendo un trabajo maravilloso. Quiero también mencionar los gestos de solidaridad extraordinarios que los italianos están haciendo. En estos días se dan cita en las ventanas y en los balcones de las casas a una misma hora para aplaudir a esos profesionales. Todo empezó el viernes pasado cuando, a las 18 horas, todos se pusieron en los balcones a cantar el himno nacional. Es todo un pueblo unido. Es increíble que en este drama nos estamos dando cuenta de esto.

    coronavirus

    —Algunos dicen que Italia demoró en la aplicación de medidas y que estaban con la guardia baja cuando el virus comenzó a expandirse.

    —Eso podría ser, pero si así es, me parece que ningún país… solamente Francia hoy (martes) a mediodía empezó a tomar medidas como las italianas. Tal vez se puede pensar que nosotros estamos retrasados, me gustaría también decir a los otros: ¿por qué no toman las otras medidas entonces? Se podría también decir por Uruguay, donde hasta el viernes seguía llegando gente a Carrasco y no le explicaban tampoco con un folleto lo que tenían que hacer.

    —¿Cree que están todos aprendiendo sobre la marcha?

    —Exactamente. Me permito además también tomar los ejemplos de otros países europeos que al principio consideraron otras estrategias, pero que en las últimas horas se enfrentaron con la realidad de lo que era no tomar medidas para salvar vidas. Porque algunos tuvieron esa idea pero el modelo italiano, que ha sido también en seguida el español y el francés, va a ser imitado por el resto.

    —¿Cree que esas recomendaciones valen para el gobierno de Lacalle Pou y para los uruguayos?

    —Tomar ejemplo de las medidas que han sido decididas en Europa y algunas de las que ya se están tomando aquí. En Uruguay se esperó por los primeros casos, pero después se empezaron a tomar medidas bastante rápidas, siendo conscientes de que no se puede hacer todo junto. En Italia, cuando se empezó hace 10 u 11 días ya se sabía dónde se hubiera llegado con algunas decisiones, pero no se puede hacer todo junto. Hay que seguir de manera progresiva para acostumbrar a la población. Quiero decir una cosa, sintiéndonos como nos sentimos un poco más adelantados, nos damos cuenta de que hay una salida de este túnel, aunque la vemos muy muy lejana. De aquí se sale, pero repito: hay que ganar tiempo. Se va a salir más fuertes, más unidos y más capaces después de enfrentar los desafíos globales; hoy ha sido un virus, mañana puede ser el medioambiente o las crisis financieras.

    —Además de las medidas de contención, el gobierno italiano anunció un paquete de ayuda económica para enfrentar la crisis.

    —En Italia y en el ámbito de la Unión Europea han sido anunciadas en las últimas horas varias medidas económicas. Italia ha decidido poner 25.000 millones de euros para apoyar las actividades económicas y para hacer que las empresas no cierren, para que puedan sobrevivir con su capital humano, para cuidar todo el potencial económico del país. Eso es muy importante, es algo que los países deben tener en consideración, porque, desafortunadamente, cuando salgamos de esto la situación económica va a ser muy semejante a lo que provoca una guerra en términos económicos y, en una medida muy limitada pero lamentable, también de vidas humanas.

    coronavirus

    —Disminuir los contagios es la primera medida para salir de una crisis que tendrá efectos duros.

    —Exacto.

    —¿Para países como Uruguay, que todavía no es desarrollado, el impacto puede ser peor que en el primer mundo?

    —Eso no lo puedo decir. Lo que puedo decir es que es un país que sobre todo exporta productos alimenticios, la cosa más importante es sostener lo más posible el comercio exterior de esos productos. El gobierno debería hacer lo más posible para que las exportaciones se vean lo menos afectadas. Hay que pensar cuáles son los fundamentos económicos de un país y apoyarlos para que puedan seguir trabajando, eso es muy importante porque si una actividad económica se para, muere, después hacerla nacer otra vez es muy difícil.