Julio Calcagno, un todoterreno de la actuación y un mago de inexplicables conejos

escribe Javier Alfonso 

Quienes entraban a su casa del barrio Atahualpa, donde vivió durante las últimas décadas, eran recibidos por Marlon Brando y Mohammed Alí. Sus dos mayores ídolos estaban estampados en dos grandes posters en el zaguán. Aprendió a actuar mirando a su héroe en películas como Nido de ratas —para él, la mejor actuación en la historia del cine— y se crio en el barrio Sur vibrando con las peleas del mítico boxeador supercampeón de los pesos pesados. Brando y Alí se subieron con él al escenario durante sus más de 60 años de carrera. Se lo dijo a Búsqueda en un par de ocasiones, en ese living atiborrado de discos y cintas de VHS con sus películas favoritas. De hecho, lo primero que hizo al irse de la Comedia Nacional fue encarnar a un entrenador de boxeo en la obra Corazón de boxeador. Julio Calcagno, Polo para sus amigos, el gran actor uruguayo que actuó en casi un centenar de obras de teatro y varias películas, murió el lunes 22 a los 87 años. Había subido por última vez a un escenario en El Galpón, en el verano de 2020, en El padre, un protagónico a la altura de su enorme carrera. Tras la pandemia ya no volvió a actuar.

Esta nota es exclusiva para suscriptores de BÚSQUEDA y GALERÍA
Elegí tu plan y suscribite

Suscribite

¿Ya sos suscriptor? Iniciá sesión

Probá nuestro servicio, registrate y accedé a una nota gratuita por semana.