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La FIFA quiere quitar influencia a los representantes, pero en Uruguay no será tan fácil
Desde el 1º de octubre un nuevo reglamento establece limitar los honorarios y los años de contrato
Desde el 1° de octubre la FIFA ejecuta un nuevo reglamento sobre los agentes.
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Gerónimo Spina llegó al club argentino Estudiantes de La Plata en 2017 y escaló desde la novena a la quinta división hasta transformarse en uno de los juveniles con mayor proyección de la institución. Alto y zurdo, se destacaba como zaguero y al cumplir 18 años estaba listo para subir al plantel principal. Pero en julio sus agentes les comunicaron a los directivos que Spina había decidido firmar por el Atlético de Madrid de España, acogiéndose a la patria potestad, por lo que Estudiantes no iba a recibir dinero por su transferencia más allá del mecanismo de solidaridad, que desde 2001 estipula que los clubes formadores reciban una mínima indemnización económica cuando un jugador se marcha durante la vigencia de su contrato.
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“Se lo está arrebatando sin permiso alguno. Las promesas inciertas e inescrupulosas de quienes ejercen la representación de juveniles es una amenaza constante que padecen los clubes formadores”, criticó Estudiantes en un comunicado de prensa. Pidió al resto de los clubes argentinos que trabajen “exclusivamente con agentes licenciados” para “evitar la intromisión de no agentes y sus empleados”.
La situación que vivió Estudiantes es común en Argentina, en Uruguay, en Latinoamérica y en otras partes del mundo. También los cuestionamientos de directivos a representantes y el reclamo por mayores regulaciones en el mercado de transferencias. La FIFA ha intentado mediar en el problema solicitándoles a las asociaciones nacionales que promuevan uniones de representantes de futbolistas en cada uno de sus países, para controlar quiénes están autorizados a realizar negociaciones y cómo deben llevarlas a cabo.
En Uruguay ese paso se dio en mayo con el lanzamiento de la Asociación Uruguaya de Agentes de Fútbol (AUAF), que procura “enaltecer los principios profesionales y éticos que deben regir” en los representantes, “trabajando en colaboración con los futbolistas y los clubes”, en un país que el año pasado vendió futbolistas por casi US$ 72 millones. Durante el lanzamiento estuvo el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Ignacio Alonso. “Sin dudas esta organización va a contribuir al desarrollo de esos objetivos”, destacó.
Ya formada, la AUAF tiene ahora un segundo paso que parece bastante más complicado: desde el 1º de octubre entró en vigor a escala mundial una nueva norma de la FIFA que establece que solo podrán ejercer como agentes de futbolistas quienes cuenten con una licencia otorgada tras la aprobación de un examen. La norma, denominada Reglamento sobre Agentes de Fútbol, determina además ciertas restricciones para los representantes: límites en sus honorarios, la duración de los contratos con los jugadores y la representación múltiple, entre otras. “De esta manera se pretende proteger la integridad del sistema de traspasos y alcanzar más transparencia en todas las cuestiones financieras”, explicó la FIFA en un comunicado de prensa emitido en enero.
Nelson Ferro, agente internacional de representación de futbolistas y entrenadores, es el presidente de la Asociación Uruguaya de Agentes de Fútbol. Ya integraba una asociación que cubre Latinoamérica y Centroamérica y decidió impulsar una en el ámbito nacional a partir de las exigencias de la FIFA. Lo acompañan Flavio Perchman y Daniel Herrera como vicepresidente y secretario. “Hoy nuestro principal objetivo es nuclear dentro de la asociación a todos los agentes e intermediarios que actúan en Uruguay a través de un llamado general”, dijo Ferro a Búsqueda. Actualmente son más de 100 los representantes que trabajan en el fútbol uruguayo, pero un porcentaje muy bajo forma parte de la AUAF. “Por ahora somos pocos. El representante pasa viajando, a mil, arriba de los aviones. No es fácil organizar”, agregó.
Más allá de la cantidad de miembros, la principal complicación es cumplir con los nuevos requisitos de la FIFA. Por ejemplo, muchos de los representantes uruguayos no tienen la licencia correspondiente para trabajar pero permanecen activos. “Lo primordial es sacar la informalidad del trabajo nuestro, que lamentablemente es mucha en todo el mundo. Hay agentes que no lograron salvar el examen de la FIFA que igual operan y están preparados para operar. Hay muchísimas cosas que restan por solucionar”, sostuvo Ferro.
Entre esas cosas están las diferencias que los agentes uruguayos tienen con algunas de las obligaciones del reglamento de la FIFA, como los contratos a dos años con los futbolistas y la acotación a sus honorarios. Ferro afirmó que “son puntos que irán discutiendo” y que se plantearán en diciembre al Football Agent Regulation Working Group, un órgano consultivo creado por la FIFA en febrero y compuesto por 18 representantes de distintos países.
Alonso, el presidente de la AUF, también asume que Uruguay tendrá un camino largo para adaptarse a las demandas de la FIFA, pero que esa es la única solución. “Los agentes que no estén en este nuevo regimen no van a poder participar en el TMS, el sistema online para las transferencias internacionales de jugadores. Es necesario que lo hagan porque si no, va a ser muy complicado que pueden entrar en la formalización que plantea la FIFA”, señaló.
Resolver problemas sistémicos
El Reglamento sobre Agentes de Fútbol comenzó a conversarse en la FIFA en 2017 mediante un proceso de consulta con sus federaciones miembro, las organizaciones de agentes, futbolistas, clubes y ligas. Entró en vigor en enero, pero fue impugnado por la Asociación de Agentes de Fútbol Profesional, una organización con sede en Suiza que alegó que la nueva norma violaba el derecho suizo, el derecho comunitario de la Unión Europea y otras leyes nacionales.
La queja se elevó ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), el mayor órgano internacional de resolución de disputas deportivas. En julio el TAS confirmó la legalidad, validez y proporcionalidad plenas del reglamento. También lo hicieron tribunales de Bélgica, España, Países Bajos, República Checa y Suiza, que rechazaron medidas cautelares contra la regulación tanto a escala nacional como internacional. Por el momento únicamente en Alemania un tribunal de distrito de la ciudad de Dortmund sentenció que la norma impone un comportamiento uniforme respecto a los honorarios máximos para los agentes, lo cual limita la capacidad de negociación y constituye una fijación de precios anticompetitiva.
Tras el fallo del TAS, la FIFA confirmó la puesta en marcha del reglamento desde el 1º de octubre en todo el mundo, salvo en Alemania. “La decisión ratifica la postura de la FIFA, quien considera que el reglamento es un paso clave en la reforma del sistema de traspasos, englobada en el objetivo estratégico de modernizar el marco regulatorio del fútbol y regir la actividad de los agentes de fútbol con relación al traspaso de jugadores. Constituye un marco regulatorio razonable y proporcionado que ayudará a resolver problemas sistémicos del actual sistema de traspasos. Esta decisión aportará seguridad jurídica a los grupos de interés del fútbol”, valoró la FIFA.
El reglamento enmarca como sus objetivos “elevar los valores éticos y profesionales mínimos de la actividad de los agentes de fútbol”, “garantizar honorarios justos y razonables aplicados de forma uniforme”, “limitar los conflictos de intereses para proteger a los clientes frente a conductas poco éticas”, “proteger a los jugadores que carecen de experiencia o información sobre el sistema de traspasos” e “impedir las prácticas abusivas, excesivas o especulativas”.
Para eso la FIFA vuelve a darle protagonismo al agente de fútbol, una figura que ya creó en el pasado y a la que define como toda persona física con licencia para prestar servicios de representación. La licencia se obtiene tras un examen de 60 minutos de duración que consta de 20 preguntas de respuesta múltiple (con una o varias respuestas correctas) y que se dicta en ciertos períodos del año.
Una vez aprobados para trabajar, esos agentes recibirán honorarios abonados por el club destino de la transferencia, que no podrán superar los honorarios acordados en el contrato de representación suscrito entre el agente y el futbolista. “El agente de fútbol no tendrá derecho a percibir honorarios pendientes de cobro derivados de un contrato laboral negociado si la persona es transferida a otra entidad de destino antes de que venza el contrato laboral negociado; o el contrato laboral negociado es rescindido prematuramente por la persona sin una causa justificada y el agente de fútbol sigue representando a la persona en el momento de dicha rescisión”, añade el documento.
En cuanto a los contratos de representación, no podrán superar los dos años, plazo que solo podrá prorrogarse por medio de un nuevo contrato. Por último, autoriza a un agente a prestar servicios de representación a un futbolista y a una entidad de destino en la misma transacción “siempre que haya un consentimiento explícito previo, consignado por escrito, de ambos clientes”.