Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Estábamos en un estado de indefensión”. A esa conclusión llegó el presidente Tabaré Vázquez en 2006, cuando se vivía el peor momento de la crisis con Argentina a raíz de la instalación de una pastera sobre el río Uruguay.
En un famoso episodio —en octubre de 2011, durante una charla con alumnos del colegio católico Monte VI— Vázquez admitió que, igual que hizo Luis Batlle en la década de 1950, había pedido ayuda a Estados Unidos ante un eventual conflicto bélico con el vecino país.
“Yo me reuní con los tres comandantes en jefe. (...) Y me dijeron: ‘podemos hacer una lucha de guerrilla’. El comandante en jefe de la Fuerza Aérea me dijo: ‘tenemos cinco aviones y combustible para 24 horas; si salen nuestros cinco aviones no vuelve ninguno’”, relató.
Una década después, Vázquez, electo otra vez presidente, puede estar feliz de que las relaciones con Argentina han mejorado muchísimo con la llegada de un nuevo gobierno encabezado por Mauricio Macri.
En cuanto a una eventual respuesta militar, el panorama es más o menos similar, aunque la moral de las fuerzas, por diversos factores, entre ellos el nivel salarial, profesional y de retiro, está mucho más baja.
Durante los 14 minutos que duró su discurso ante el presidente Vázquez, el ministro de Defensa Jorge Menéndez y escasos representantes del oficialismo y la oposición por el 104º aniversario de la Aviación Militar, el comandante de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) Alberto Zanelli presentó, el viernes 17 en la base Boiso Lanza, una serie de demandas al poder civil que lo pusieron al borde de una sanción.
“No acostumbro comentar los discursos de los comandantes”, respondió el ministro Menéndez ante los periodistas que lo consultaron luego de la ceremonia.
Es que Zanelli, con la anuencia del ministro, planteó al presidente un panorama muy difícil: los recursos materiales son “escasos y obsoletos” y sumado a la incertidumbre acerca de las reglas de juego del sistema previsional militar “han generado un sentimiento negativo que permea las jerarquías y aumenta el esfuerzo necesario para motivar a quienes deben operar y tripular los diferentes sistemas con que cumplimos nuestra misión”.
Descartada una guerra en el mediano plazo, las dos misiones aéreas más importantes son el rescate en el mar y el cuidado de las fronteras, en especial en relación con el narcotráfico y el terrorismo.
Pero aun para cumplir con estas dos misiones más modestas desde el punto de vista militar, Zanelli expresó que tiene serias dificultades. Se lamentó de que “las remuneraciones actuales terminan por definir la voluntad de renuncia anticipada de los aerotécnicos y el retiro voluntario de los pilotos”, que en 2016 hizo caer en 9% el cuadro de oficiales.
Zanelli dijo que la FAU trabaja “multiplicándonse y exigiendo un poco más a las plataformas, dentro de los límites de la seguridad de vuelo, para suplantar las máquinas que no están, los pilotos que se fueron, los técnicos que han sido baja de la fuerza”.
En junio de 2015, la FAU debió enfrentar una investigación judicial luego de que el diputado blanco Jaime Trobo denunciara un faltante de unas 20.000 balas en la base de Santa Bernardina (Durazno) y la ausencia de medidas de seguridad en el polvorín.
Luego de recordar a los cuatro jóvenes pilotos fallecidos en los accidentes del año pasado, en los que con pocos días de diferencia cayeron dos de las añosas plataformas —un caza Cessna A-37 y un helicóptero Bell UH 1H—, el comandante recurrió al filósofo masón argentino José Ingenieros para expresar su demanda de recursos: “El digno merece”.
Como para respaldar con hechos esas palabras, comenzó un desfile terrestre y aéreo encabezado por una reliquia que décadas atrás formó a muchos de los pilotos veteranos, un North American T-6D “Texan”.
Las plataformas que pasaron después no eran mucho más modernas; dos grandes cargueros C-130 de 1959, Aviocar españoles, Bandeirantes de 1975 y helicópteros al borde de la vida útil. Las dos más adecuadas en la vigilancia del espacio aéreo son el avión de entrenamiento avanzado suizo Pilatus PC-7U, rebautizado AT-92 por la FAU, en referencia a su función de ataque y entrenamiento y al año que llegaron a Uruguay y dos Cessna A-37, veteranos de la guerra de Vietnam, explicaron a Búsqueda fuentes de la FAU.
El mismo día que cayó uno de los A-37 cerca de Durazno, otros dos aviones del mismo escuadrón de cazas escoltaron a un avión de la compañía Alas-U hasta Carrasco ante la eventualidad de que hubiera una bomba a bordo.
Los episodios independientes ocurrieron el 12 de agosto pasado. Antes de embarcar en Buenos Aires, uno de los pasajeros de Alas U denunció ante la policía aeronáutica argentina que “detectó en otro pasajero una actitud sospechosa”. Luego se confirmó que se trataba solamente de un judío religioso que estaba rezando con un atuendo poco común.
La investigación demostró en principio que los dos incidentes del mismo día no estuvieron conectados.
Además de las dos plataformas perdidas, la FAU debió dar de baja a la flota de aviones argentinos Pucará, que durante 36 años sirvieron a la fuerza.
“Llegar al final de su vida útil sin haber sido empleadas con odio (...) es la mayor expresión de efectividad alcanzable por una plataforma militar de combate”, dijo el comandante acerca de estos aviones que, en el caso de su país de origen, tomaron parte de la guerra de las Malvinas en 1982.
Aunque el ministro no descartó una solución para que sigan en orden de vuelo, Zanelli estimó que “no existirían soluciones costo efectivas que permitan continuar su operación”.
Fuentes vinculadas a la aeronáutica dijeron a Búsqueda que Zanelli no estaba exagerando cuando dijo que cuenta con recursos materiales escasos y obsoletos.
No obstante, con estos viejos equipos, la FAU completó en 2016 unas 13.000 horas de vuelo y tuvo un promedio de 42% de la flota operativa con la cual se realizaron, entre otras, 46 evacuaciones médicas de enfermos y heridos, cuatro de ellas con riesgo de vida y una de ellas recibiendo impactos de bala en Congo, bajo bandera de la ONU
Desde hace años, los intentos para achicar la brecha tecnológica de la FAU con las demás fuerzas del continente (ver recuadro) han fracasado.
Luego de la compra de radares españoles durante el primer gobierno del Frente Amplio, los planes de renovación no han pasado del papel.
En 2011, el Estado Mayor de la Defensa (Esmade) elaboró un documento para racionalizar el uso de los recursos en las tres fuerzas. El proyecto, que contó con el respaldo del ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro, preveía vender varios terrenos subutilizados, concentrar la formación de oficiales en una sola escuela y crear un fideicomiso para obtener unos 550 millones de dólares para actualizar los medios.
Fernández Huidobro, pese a su ascendencia sobre el entonces presidente José Mujica, perdió la batalla con el Ministerio de Economía, según integrantes del anterior gobierno.
Como la FAU no solo debe volar sino mantener los aeropuertos, el comandante hizo también referencia a “los esfuerzos económicos en infraestructura y equipamientos de la Dirección Nacional de Infraestructura Aeronáutica (Dinacia) que percibe solamente el 10% de los alrededor de 40 millones de dólares anuales que se recauda en las terminales aéreas”. Aunque el Ministerio de Transporte, como en la mayor parte del mundo, pasó a supervisar el transporte aéreo, la mayor parte de lo recaudado va a Rentas Generales.
Al hablar ante sus subordinados y el mando superior, Zanelli recordó que el viento de frente facilita ciertas operaciones a los pilotos. Antes de que terminara de pasar el último avión del desfile, el presidente Vázquez saludó y se fue.