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“Cuando sos joven no pensás en esas cosas”, dice Christian Cary a los 47 años. Habla del Christian Cary de 22 años que se pasaba todo el día tocando la guitarra y cambiando pañales (había sido padre muy joven, a los 19 años). El guitarrista, cantante y director de la escuela de música De Tres (junto con Mari Labrada) habla de sí mismo cuando con el bajista Fernando Paco Pintos y el baterista Rubén Ottonello fundaron La Triple Nelson. La banda surgida en el Buceo celebra sus 25 años con un concierto en La Trastienda el viernes 20 a las 20 horas (entradas en Abitab a $ 900 y $ 1.200), con Cary y Pintos, y Rafael Ugo en batería. Será también una oportunidad para que su público de la vieja guardia se reencuentre consigo mismo 25 años atrás. Será un show recopilatorio: la lista incluirá temas de sus ocho discos de estudio, desde Buceo (el disco que publicaron en el año 2001) hasta Después del último día (2022). “Vamos a dedicarnos a disfrutar tocando nuestras canciones, casi sin invitados”, dijo Cary a Búsqueda en un alto en los ensayos.
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La charla comenzó por la génesis del trío: “Empezamos como tantas bandas de gurises, haciendo covers. Tocábamos mucho blues, comenzamos a mezclar las versiones con temas propios hasta que tuvimos la suficiente cantidad de piezas como para grabar. Conseguimos un estudio, ensayamos durante 15 días y grabamos durante 24 horas. Dos jornadas de 12 horas. Éramos muy inconscientes de lo que estábamos haciendo. Nunca íbamos a pensar que esas canciones seguirían sonando 25 años después ni teníamos la más mínima sospecha de que la banda duraría tanto tiempo y grabaría tantos discos. No pensás en esas cosas cuando sos joven. Buceo es un disco muy blusero, que tiene varias canciones de una banda que tenía antes llamada Punto Rojo y que fueron adaptadas al formato trío. Hicimos dos canciones originales, que fueron Billete y Sin tu ángel, que luego serían muy importantes en el siguiente disco, Seguir mejor, porque el productor de ese disco nos pidió que las volviéramos a grabar. Fue muy intenso”.
Seguir mejor, publicado en 2004 por el sello argentino Barca, fue la consagración del grupo. “Es el disco que nos hizo conocidos. Como siempre, la música y el arte florecen con las crisis y veníamos de la tremenda crisis de 2002, que generó aquel auge del rock. Siempre lo entendimos como el primer gran mojón en nuestro camino. Lo grabamos en el mítico estudio ION de Buenos Aires, lo que nos abrió la cabeza a que había un mundo enorme de posibilidades para nosotros. Después nos fue muy bien en el Pilsen Rock de 2005 en el que lo presentamos”.
El power trío, con su instrumentación bajo-batería-guitarra eléctrica, es un formato muy inspirador. Cary comenta que además de la conocida influencia de la banda argentina Divididos (“tocamos sus canciones durante mucho tiempo cuando éramos la banda de los jueves en El Bacilón”), La Triple Nelson se inspiró en otros exponentes de ese formato como The Jimi Hendrix Experience, Cream y The Police. “Como éramos tres, elegimos ese formato. Era lo que nos quedaba más cómodo tocar. Durante 15 años tocamos y grabamos a trío sin más instrumentos que esos tres, lo que nos hizo aprender mucho, tanto a ensamblarnos en el escenario como a la hora de entrar al estudio. Hay que llenar espacios que en otras propuestas los llenan otros instrumentos. Entonces tocar en trío te condiciona mucho la manera de interpretar. Por supuesto que el sonido de Divididos nos marcó mucho, no tanto la lírica”.
La Triple Nelson ha recorrido un arco muy amplio en su propuesta, en cuanto a géneros. Tras un comienzo enfocado en el blues y en el rock fueron abriéndose a la canción, a la balada (Para abrazarte, Verde), a la música sinfónica (grabaron un concierto con la Filarmónica de Montevideo). Hicieron versiones de Y hoy te vi, de Eduardo Mateo (cruzada con Stairway to Heaven, de Led Zeppelin), y La casa de al lado, de Fernando Cabrera. Como es lógico, a medida que fueron creciendo fueron incorporando otros intereses además del rock. “Es muy sencillo. Cuando arrancó La Triple yo escuchaba mucho blues, Paco (Pintos, el primer bajista) escuchaba mucho Red Hot Chili Peppers y Rubén Ottonello (el primer baterista) escuchaba jazz. Las influencias que teníamos eran bien diferentes y empezaron a salir canciones raras, con toques jazzísticos en la batería, protagonismo en el bajo y buen desarrollo en los solos de guitarra, más allá de que yo no toco jazz”. Una noche, cuando estaban empezando a componer las canciones de Seguir mejor, Cary y Pintos vieron a la banda argentina Catupecu Machu en su primer show en Uruguay, en Plaza Mateo. “Nos voló la cabeza”, sentencia Cary. “Fue una bomba de energía en vivo que me disparó riffs y melodías en la cabeza y me hizo componer de otra manera. De esa noche salieron Seguir mejor, Afuera y varias más”.
Cary recuerda que Verde es la canción que les hizo “romper la brecha” entre el rock pesado y la sonoridad “más suave” de una balada. “Estábamos terminando de grabar el disco Caos natural (el cuarto) y nos faltaba un tema. Yo lo había hecho dando clases, con una letra de una alumna mía de guitarra a la cual le estaba enseñando cómo hacer una canción. Me gustó tanto que aproveché esa oportunidad para presentarla en la banda, con el miedo de que me la rechazaran por ser una balada, y terminó siendo una de nuestras canciones más populares”.
Otro de esos “mojones” que marcaron la historia de La Triple es La casa de al lado, también perteneciente a Caos natural. “Pasó algo rarísimo, que nadie esperaba. Ni nosotros, ni Cabrera ni el público. Una canción que no es nuestra, que no es fácil, que no tiene estribillo, que no es pop, que tiene una letra muy larga, se volvió un himno de la banda. Es imposible no tocarla en vivo. La gente la reclama y la canta a garganta pelada”.
Para Cary tocar rock hoy, cuando el espíritu del rock se ha trasladado a otros géneros como el hip hop o la “música urbana”, lejos de ser un gesto nostálgico, es “un acto de transgresión”: “Los pocos que quedamos tocando rock hoy somos los más transgresores (ríe). Ya no está de moda, pero a mí cada vez me gusta más tocar rock y darle volumen a la guitarra y que suene fuerte, escuchar el bajo y que me mueva el piso y que la batería haga temblar todo. Creo que es un gran momento para tocar rock porque justamente está fuera de las agendas. Tocar rock ha vuelto a ser lo que fue en el comienzo. El rock ha vuelto a sus raíces: ir contra la corriente”.
