Harta de leer y escuchar planteos “simplistas” y “tribuneros” sobre la educación, por parte de “personajes oportunistas con afán de protagonismo”, Celsa Puente decidió publicar en su blog personal, Retazos de un recorrido, un mensaje para advertir sobre “el proceso de amnesia que viven algunos actores públicos que tuvieron puestos de relevancia en otros tiempos y que son ahora adalides de lo que no hicieron”.
A juicio de la directora general del Consejo de Educación Secundaria (CES), quienes buscan sacar “rédito político, saciando su narcisismo” en temas como la elección de horas de los profesores, no hacen otra cosa que daño, dijo, y sobre todo a los 234.000 liceales del país.
En su publicación, titulada La elección de horas. Los clásicos se juegan en el Estadio, Puente defendió la distribución de cargos docentes por más de un año como una medida “beneficiosa” para todos, por razones educativas, operativas y económicas. “No es la solución a la compleja situación de la educación en este país. Y eso lo aclaro para erradicar simplismos que algunos oportunistas están expresando en el ámbito público”, escribió el 25 de agosto, seis días después de que la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) rechazara la propuesta y amenazara con un paro.
Consultada por Búsqueda, Puente recurrió al castigo de Sísifo para explicar la situación que año a año se da en Secundaria sobre la elección de las horas docentes. Según la mitología griega, Sísifo fue condenado a empujar una enorme piedra cuesta arriba por una ladera empinada, y siempre que estaba por llegar a la cima de la colina la piedra rodaba hacia abajo, y tenía que volver a cargarla desde el principio, una y otra vez.? “Algo de Sísifo hay en el desgaste anual que genera la elección de horas. Por eso lo vuelvo a poner en agenda cada año: no es por capricho, es por convicciones profesionales”, explicó.
Sigue un resumen de la entrevista de Puente con Búsqueda.
—En el blog se remonta a su experiencia docente al finalizar la dictadura para fijar su posición sobre el tema de la elección de horas. ¿Por qué?
—Relato mi biografía para mostrar a los uruguayos que para los docentes era imprescindible contar con una elección de horas limpias, efectivas, transparentes y duraderas. La desconfianza arranca de algunas décadas atrás en las que los profesores tuvimos que soportar ventajas exclusivas para cierto sector. La elección de horas por lo menos por dos años es un reclamo histórico de los profesores y va en beneficio de todos. Permite a los docentes planificar mejor su vida —sobre todo a los que son padres—, porque ya saben de antemano cuántas horas tendrán, dónde las cumplirán y conocerán mejor el entorno de su liceo. Aparte, genera una comunidad o cultura educativa estable en el liceo, porque no cambia el plantel docente todos los años y sus directores conocen mejor a sus profesores. Entonces, sinceramente, no me explico por qué esta medida, apoyada y deseada por muchos docentes, es boicoteada.
—Según la Fenapes, porque “no están dadas las condiciones” para aplicarla.
—Pero ¿las condiciones de qué? Si ya existe hasta un antecedente en el Consejo de Formación en Educación, que logró en el año 2014 sacar la elección por dos años, y los propios docentes solicitaron un año más. ¡Tres! Ahí hay un antecedente valioso, pero no se mira. Mi preocupación es cómo este tema caló —y uso este concepto adrede— en la opinión pública, cuando es un titular de prensa recurrente. “El clásico de todos los años”, como si la educación fuese asimilable a un partido de fútbol, en el que unos (los sindicatos) ganan y otros (las autoridades educativas) pierden. Porque acá perdemos todos, y sobre todo los estudiantes. La educación no es un botín de guerra, como se presenta. Eso es lo que me genera el hartazgo, y me lleva a decir: “yo de esto no quiero hablar más”.
—¿Usted niega que el sindicato “le volvió a doblar el brazo” a Secundaria y que usted “tiró la toalla” en este tema?
—Es que no es verdad. El Consejo mantiene la chance de desanudar este tema a través de una comisión de trabajo, y yo no tiré ninguna toalla. Una propone y propone, hasta que ta, tampoco le va la vida en esto, que en todo caso es un aporte para mejorar la gestión. Me niego a esta dinámica simplista y futbolera: no ganan unos y pierden otros. ¡El clásico se juega en el Estadio! No se puede tratar así un tema donde está en juego la vida laboral de los docentes y la organización de los centros educativos. No se puede medir en términos de un score deportivo, o como si fuera una medida de fuerza. Créame que la fuerza de lo que hay que implementar en educación media no está en la elección de horas, ni es que esta medida garantice de por sí mejores resultados educativos.
—¿Entonces?
—Yo planteo con énfasis los beneficios reales que tendría extender la elección de horas a dos años o más, pero desmitifico que sea la decisión mágica que nos va a salvar de todos los males del mundo. Es un dato más. Punto. La energía hay que ponerla en las innovaciones pedagógicas, en la readecuación del liceo como un lugar hospitalario donde los jóvenes deseen estar y no abandonen, en el cambio de rutinas y modelos rígidos, en la coordinación entre educadores y alumnos —como las duplas docentes—, en la libertad en el uso de los tiempos y los espacios educativos. Ahí es donde se juega el verdadero partido. La elección de horas, en ese sentido, no es el mayor de nuestros problemas.
—Usted critica a ciertos “actores públicos” que ocuparon “puestos de relevancia” y que hoy, en un “proceso de amnesia” sacan “rédito político, saciando su narcisismo”. ¿A quiénes se refiere?
—No voy a dar nombres. Pero acá no nos vamos a hacer los zonzos. Hubo otras administraciones, de todos los partidos, que no lograron resolver esto desde la dictadura. Y hay un montón de actores que siguen en la palestra pública y hoy levantan banderas que no defendieron en su época, cuando ni siquiera se abrieron al diálogo. Hay que apelar a la memoria, porque efectivamente hay un proceso de amnesia. Terminada la dictadura pudimos empezar a elegir horas, porque antes directamente no se elegía nada. Más de una vez me fui de este Consejo con lágrimas en los ojos por no encontrar una solución a situaciones de verdadera injusticia.
—¿Qué ha hecho usted para mejorar este procedimiento desde que capitanea Secundaria?
—Cuando yo ingreso, en el año 2014, me encuentro con que todo el procedimiento de elección de horas era un gran caos, casi inexplicable. Desde entonces se ha ido puliendo hasta alcanzar la mejor situación del último cuarto de siglo en cuanto a asegurar una elección de horas limpia, transparente y eficiente, que garantiza los derechos docentes. Empezamos los cursos en 2017 con una cobertura casi completa de las horas de clase en todo el país, con una oferta de unas 340.000 horas. Pero la operativa de este acto eleccionario es inmensa, y cara: ronda los cinco millones de pesos, unos 180.000 dólares. A veces la población, e incluso los profesores, ven solo el acto de elección, pero esa es la última y mínima parte de un proceso largo y tedioso, que empieza en abril de cada año para que en octubre los docentes elijan sus horas. En toda esta operativa hay un valor agregado de tiempo y dinero que se podría resolver con simpleza.
—¿Cómo se explica entonces tanta resistencia?
—Yo no lo logro entender, es la verdad. Me interrogo sobre qué aspecto no pude ver. Les pregunto a mis colegas y, como profesores de carrera completa, no comprendemos el porqué de esta actitud (sindical). Hasta propusimos una experiencia piloto en departamentos del interior —Durazno, Florida y Flores—para estudiar el diseño, mejorarlo y despejar desconfianzas. Pero no hubo caso. No quieren.
—¿Y qué le dicen los docentes?
—Una explicación, un poco casera o doméstica, es que vivimos tiempos de profundo individualismo, y que cuando al profesor se le plantea la permanencia en un centro educativo puede pensar que se va a llevar mal con el director, y entonces así el próximo año tiene la chance de cambiarse de liceo. Y al director, cuando se le plantea lo mismo, también piensa en cómo se va a sacar de encima a algún profesor que no le cae en gracia. Pero yo fui 13 años directora de un liceo, y problematizo todo eso. Aun cuando tuve profesores que no hubiera elegido su permanencia, creo que es más interesante contar con planteles diversos y estables para formar comunidad y afianzar un proyecto educativo sólido. Pero eso surge de mi experiencia, por mis recorridas y de conversaciones con los educadores. Es mi hipótesis, no comprobada. Ahora, cuando salgo del país nadie me cree que en Uruguay cada año los docentes opten por horas de dictado en el aula y todo vuelva a la bolsa.
Información Nacional
2017-09-07T00:00:00
2017-09-07T00:00:00