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    La fotografía más antigua

    El Vermeer de Tim, documental sobre el famoso pintor holandés

    La primera fotografía podría haber surgido de una cámara oscura, una lente curva y un espejo montado en un palo. Pero en realidad no era una foto, sino una pintura. Por lo menos esto plantea el documental El Vermeer de Tim, que tiene como figura central a uno de los más grandes artistas del siglo XVII, el holandés Johannes Vermeer (1632-1675), pintor hiperrealista que manejaba con una peculiar maestría las superficies, la geometría, los colores y la luz.

    Los investigadores han señalado que en sus cuadros la realidad se muestra no tal como es, sino tal como se ve, por ejemplo, sin los matices de grises que marcan los contornos. Por eso al mirar un cuadro de Vermeer habitualmente se piensa: “Parece una fotografía”. Es que realmente parece que hubiera capturado con una lente el instante en el que La joven de la perla se da vuelta y lo mira, o en el que La lechera vuelca la jarra o en el que El astrónomo examina el globo terráqueo.

    El estilo de Vermeer despertó el interés de Tim Jenison, un inquieto inventor y diseñador norteamericano, fundador de la compañía NewTek, en la que elabora software y hardware para la industria audiovisual. Jenison es un hombre millonario con la curiosidad e inventiva de un niño, una conjunción que suele dar buenos resultados. Así ha creado todo tipo de máquinas y juguetes, hasta que le llegó el momento de dedicarse a Vermeer, uno de sus artistas admirados. Él quería descubrir qué tecnología usaba para pintar, porque estaba convencido de que se valía de algo más que de sus manos y sus pinceles.

    En busca del misterio tras el arte del holandés, Jenison comenzó a experimentar con “cámaras oscuras”, lentes y espejos, es decir, con los recursos que podría haber usado Vermeer dos siglos antes de que se creara la fotografía. Sin ser pintor, quería recrear una de sus pinturas, así, como por arte de magia. Y tal vez por eso todo el proceso se convirtió en un documental dirigido por Raymond Joseph Teller y producido por Penn Jillete, dos comediantes e ilusionistas norteamericanos.

    El Vermeer de Tim, que se puede ver por Netflix, termina siendo también un documental sobre Jenison, quien a partir de imágenes dadas vuelta y un espejo pegado a un palo comenzó a utilizar la técnica que él supone usaba Vermeer. Así estuvo cerca de cuatro años para reproducir La lección de música, uno de los cuadros más famosos y hermosos del holandés.

    Para Jenison, esa pintura tiene la textura más parecida a la de una fotografía, sobre todo por la pared blanca que aparece al fondo. “La forma en la que Vermeer pintó ese muro es consistente con una fotografía, no con la visión humana. (…) Si estuvieras parado en la habitación en la que pintaba Vermeer, verías esa pared de color blanco, semihueso, pero pareja. (…) Para tu ojo, la pared aparenta tener muchísimo menos contraste que el que tiene en la realidad. Y si no puedes verlo, no puedes pintarlo”, explica el inventor.

    Para probar su teoría, Jenison decide pararse en la habitación de La lección de música. Y “pararse”, en este caso, tiene un sentido literal porque construye la misma habitación con los muebles, ornamentos y dimensiones que tenía la que habría visto Vermeer. De nuevo hay que recordar que Jenison es un hombre con mucho dinero y grandes obsesiones. Aprendió holandés, contrató traductores de antiguos textos sobre óptica y viajó a Delft, la ciudad natal del pintor. Después se encontró en Inglaterra con el dibujante y pintor David Hockney, autor del libro El conocimiento secreto, en el que plantea que no solo Vermeer, sino varios artistas anteriores, utilizaron la técnica de la cámara oscura, lentes y espejos para crear sus obras. Por último, fue al Buckingham Palace para ver el cuadro original, que pertenece a la colección privada de la reina de Inglaterra.

    Pero lo más interesante vino a continuación. Jenison construyó el cuarto de La lección de música en una bodega de San Antonio, Texas. Hizo modelos en computadora, consiguió los muebles que aparecen en el cuadro o los confeccionó, construyó una cámara con las irregularidades que podrían haber tenido los lentes del siglo XVII. Después pintó el cuadro en siete meses. Y le quedó bastante parecido, claro que no es un Vermeer.

    En La lección de música la luz ilumina a una joven parada y de espaldas. Está practicando en el piano, mientras a su lado el maestro la escucha. El rostro de la joven se refleja en un espejo, y justamente un espejo puede haber sido el objeto que cambió la forma de concebir la pintura.

    Vermeer no tuvo una obra muy prolífica. Aunque algunos cuadros se le atribuyen, se conocen solo unos 35 de su autoría. No tuvo mucho éxito durante su vida y pasó penurias económicas. Recién a mediados del siglo XIX sus pinturas históricas, costumbristas y, sobre todo, las que tienen a mujeres como protagonistas, lo ubicaron como uno de los mayores pintores de los Países Bajos.

    Si usó espejos, lentes extraños o estrafalarias máquinas para lograr la belleza, es solo una curiosidad para investigadores. O para inquietos millonarios, que por suerte también hacen divertidos documentales.