La informática es una herramienta sin “vida” y por eso hay que jerarquizar al docente, que le imprime “corazón” a la educación

entrevista de Juan Pablo Mosteiro 

Su recuerdo más vivo como docente es de cuando tomó su primera suplencia en el liceo Bauzá, recién egresada del Instituto de Profesores Artigas (IPA), en 1969. Llegaba unos minutos tarde a clase cuando el portero del liceo la detuvo y le dijo: “Señorita, ¿le parece correcto llegar a esta hora? ¡Y así vestida, sin uniforme...!”. Dora Graziano Marotta, que entonces ni tenía 20 años, explicó que era la nueva profesora de Geografía. Y el funcionario, avergonzado, se deshizo en disculpas.

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