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La matriz de “protección social” fue fortalecida en los últimos años, pero todavía es insuficiente para revertir la exclusión
“Es claro que una sociedad socioeconómica y territorialmente fragmentada daña a los excluidos, pero también condena a los integrados al miedo y al encierro”, advierte jerarca del Mides
imagen de La matriz de “protección social” fue fortalecida en los últimos años, pero todavía es insuficiente para revertir la exclusión
La reducción de la pobreza y la indigencia en los últimos 12 años es uno de los principales motivos de orgullo de los dirigentes del Frente Amplio. Sin embargo, la tarea está lejos de terminar. Persisten “algunas de las condiciones que reproducen la exclusión” y si bien la matriz de protección social fue “fortalecida”, hoy es “insuficiente” como proveedora de bienestar social, sostuvo Mayra Aldama, jerarca del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
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El Mides presentó el viernes 30 un libro en el que los especialistas que forman parte de los equipos de trabajo de la División de Atención Integral a las Familias del Mides evaluaron algunos de los programas que implementan.
En el documento, los técnicos señalaron algunas “tensiones” y “desafíos” que generan los programas de atención a las personas en situación de extrema pobreza.
En la introducción del libro, Aldama, directora de Protección Integral en Situaciones de Vulneración, afirmó que pese a disminuir la pobreza (del 36,9% a 9,7%) y la indigencia (de 3,9% a 0,3%) en 10 años, “persisten algunas de las condiciones que reproducen la exclusión e impiden el acceso al bienestar para un importante número de familias”.
“La brecha generacional del bienestar permanece, la pobreza infantil aún duplica a la de la población general, el 50% de los niños nace en el primer quintil de ingresos y la segregación residencial no parece revertirse”, escribió la directora del Mides.
Agregó que si bien se fortaleció la matriz de protección social, esta es “insuficiente como proveedora de bienestar social y en algunos aspectos refractaria a la inclusión de los problemas más graves que se condensan en los sectores que permanecen excluidos”.
Aldama señaló que si la vivienda, la integración y empleo son precarios, también lo serán la inclusión educativa y el “proyecto vital”. “Los sujetos tienen una autopercepción de su déficit que en ocasiones resulta paralizante”, afirmó.
Destacó que las estrategias de “redistribución y asistencia” para atender la emergencia social, reducir la pobreza y la indigencia fueron adecuadas. “Sin embargo, la experiencia transitada nos demuestra que no se revierten con rapidez ni sencillez algunos de los problemas que una sociedad y sus habitantes acumulan en la fractura social y en la privación consolidada”.
Para Aldama, estos “problemas” y “desafíos” plantean dos caminos: o se profundizan las estrategias para un “mayor abatimiento de la desigualdad a corto y mediano plazo” para luego generar las condiciones que permitan la integración social, o se administra ese “déficit corriendo el riesgo de que una crisis económica lo profundice”.
“Es claro que una sociedad socioeconómica y territorialmente fragmentada daña a los excluidos, pero también condena a los integrados al miedo y al encierro”, sostuvo.
Tensiones.
Uno de los informes fue escrito por la socióloga Valeria Gradin, integrante del equipo de coordinación de la Estrategia Nacional para el Fortalecimiento de Capacidades Familiares, programa Cercanías.
Este programa apunta a realizar un seguimiento durante un año y medio de familias en situación de extrema pobreza, para así mejorar la atención y respuesta estatal a este tipo de población.
En su trabajo, Gradin escribió que “son claros los déficits de la matriz de protección social para estos sectores de la población y no se está apostando a la generación de mecanismos por fuera de los sistemas universales; por tanto se requiere necesariamente que estos se reconfiguren”.
Destacó que el programa Cercanías trabajó con el Ministerio de Vivienda para mejorar la calidad de vida de las familias. Explicó que los aprendizajes de esa experiencia permiten ver caminos posibles para ampliar su escala y llegar a más familias.
Además, planteó que los programas de empleo protegido deben ser aplicados por más tiempo y que se mejore la protección social para quienes quedan por fuera del mercado o demanden atención especializada por discapacidad o por situaciones de violencia.
Gradin identificó una “tensión” entre los objetivos y los resultados del programa. Planteó “valorar” los avances logrados, porque la “contracara de la complacencia” es la “frustración, la paralización”. “Como ‘no se logra todo lo esperado’, pareciera que ‘no se logra nada’, que no vale la pena acercarse a estas familias o peor, se infiere que se produce iatrogenia (efecto nocivo de un acto médico en un paciente), lo cual termina siendo funcional a lógica del estilo ‘es mejor no asistir para no dañar’”.
La psicóloga Virginia Aostalli, del Servicio de Abordaje Familiar del Mides, presentó en su informe las problemáticas de algunas familias. “La complejidad de dichas problemáticas, hace que en la mayoría de los casos no sea posible ofrecer soluciones adecuadas a las familias dado que requieren políticas integrales y de largo plazo por parte del Estado y la carencia en ese sentido es generalizada”, escribió. Entre los problemas encontrados en estas familias aparecen el desempleo, emergencia habitacional, deserción educativa, enfermedades, violencia.
Además, es “frecuente encontrar en las familias atendidas un alto porcentaje de personas que padecen depresión crónica, bajo nivel intelectual, esquizofrenia, consumo problemático de sustancias, trastornos de personalidad, fobias, síndrome de Diógenes, niños con dificultades de aprendizaje”.
Asimismo, el “sentimiento de desconfianza” es lo que prevalece en este grupo de personas, afirmó Aostalli.
“Es necesario además, mejorar las condiciones materiales concretas de vida para interrumpir el circuito de retroalimentación entre pobreza y enfermedad mental y alcanzar luego en el largo plazo cambios y transformaciones en torno a la subjetividad de las nuevas generaciones que permitan construir una sociedad con mayor justicia social”, concluyó.