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El término, popularizado por el director Alfred Hitchcock, alude a un objeto o a un acontecimiento que se incorpora en la historia, aunque al final el espectador se dará cuenta de que no tenía importancia alguna. El economista Julio de Brun lo asimiló al instrumento de política monetaria aplicado por el Banco Central (BCU), organismo que presidió durante el último gobierno colorado.
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“La tasa de política monetaria que usa el BCU es lo que Alfred Hitchcock llamaba un MacGuffin, un elemento que uno utiliza en la trama para mover el argumento, llamar la atención, distraer, cuando en realidad las cosas están pasando por otro lado. Es como el dinero que roba la mujer en Psicosis, que después no se sabe más qué pasa con él, después la apuñalan y pasa cualquier otra cosa que no tiene nada que ver con eso. Eso es un elemento que se utiliza mucho en las películas para justificar un argumento y, después, eventualmente es irrelevante o se desecha”, explicó de Brun, un aficionado al cine.
Señaló que la tasa de política monetaria en Uruguay es la “tasa de un día” para los préstamos de pesos entre instituciones financieras. “En realidad es una tasa que en el mercado a veces opera y a veces no; en verdad, la mayor parte de los días no opera, pero justifica una reunión del Comité (de Política Monetaria), una noticia, la divulgación de un análisis del Banco Central de lo que está pasando con la situación. Y para la gente normalmente es fácil de entender que si suben la tasa es porque la política va a ser más restrictiva, y si bajan la tasa es porque la política monetaria va a ser más expansiva. El tema es que, como por sí sola la tasa a un día no mueve nada, el BCU tiene que acompañar ese anuncio con otras medidas en otras variables. Normalmente, eso lo hace con los resultados de las licitaciones de Letras de Regulación Monetaria. La curva de rendimientos de las Letras, eso sí es lo que toman como referencia las instituciones financieras para determinar el costo del crédito”, amplió el economista al disertar el miércoles 18 para clientes de Sura Inversiones.
De Brun, quien es además asesor de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, comentó que la reacción inmediata a la medida adoptada por el BCU fue que “subió aproximadamente también entre 50 o 60 puntos básicos la tasa de las Letras a 30 días; pero el resto de la curva se movió mucho menos”. Según él, lo que “debería ocurrir en los próximos meses si realmente el BCU está con un ánimo más contractivo es que toda la curva de las Letras se mueva hacia arriba”.
El incremento de la tasa de referencia resuelto por la autoridad monetaria debería tener, en teoría, el efecto de inducir un encarecimiento del costo del crédito en el sistema financiero. Los directores del oficialismo en el BCU —que votaron la medida— entienden que ahora, con la economía repuntando, la prioridad debe ser contener la inflación y encauzar las expectativas de los analistas y de los empresarios (Búsqueda Nº 2.136).
“A prueba”
La calificadora Moody’s aludió a la decisión bancocentralista en un comentario publicado el jueves 19 por el Ministerio de Economía.
Según su análisis, tras un aumento inicial de la inflación causado principalmente por la suba de la cotización del dólar a principios del 2020, el ritmo de incremento de los precios minoristas tendió a disminuir, al igual que las expectativas de los agentes respecto a esta variable. Sin embargo, “es posible que en los próximos meses se ponga a prueba la capacidad del BCU para generar una disminución constante” de las tasas de inflación.
Por un lado, los sindicatos pretenden “recuperar el terreno perdido” en materia de poder adquisitivo, mientras que la postura del gobierno es que la creación de empleo es más importante que los salarios”, aunque se compromete a que aumenten en términos reales durante el resto de su mandato. Y acota: “Observamos que la política salarial en el pasado resultó en un elemento de inercia inflacionaria”.
Por otro, la “presiones inflacionarias podrían reanudarse en el corto plazo debido a shocks exógenos o debido a decisiones de política económica fuera del control del BCU”.
Acota que, aunque la decisión de aumentar la tasa puede haber iniciado un ciclo de endurecimiento monetario, la política monetaria sigue respaldando la recuperación económica. El BCU calcula que la tasa real “neutral” es de alrededor de 2% —cerca de 9% en términos nominales—, por lo que el Copom necesitaría elevar la referencia por encima de ese nivel para pasar a una postura “verdaderamente contractiva”.
Para Moody’s, “construir un historial de credibilidad será importante para los responsables de la política monetaria”. Espera que el BCU muestre un “mayor compromiso con el control de la inflación que en el pasado, aunque cumplir con sus objetivos para 2021-2023 será un desafío”. La proyección de la calificadora es que baje a alrededor de 6,5% para fines de 2022 —desde su actual 7,3% en los 12 meses a julio—, ubicándose dentro del rango objetivo de 3%-7%.