–Tras cuatro meses sin ajustes, esta semana el gobierno resolvió subir los combustibles, y lo hizo por debajo de la referencia que calcula la Unidad Reguladora de Energía y Agua (Ursea). ¿Cómo lo evalúa?
–En este momento, este aumento no es pertinente. No era necesario, porque si se mira el porcentaje que suben las gasolinas y que se subieron los impuestos en enero, podría perfectamente haber mantenido o incluso reducido los precios de los combustibles. En enero se ajustó el Imesi (en torno a 8%) sin subir el precio de los combustibles... Y dado que los salarios ajustaron por debajo de la inflación, que hay un porcentaje de gente en seguro de paro, de desempleados, y que estamos saliendo de una situación crítica, la suba de combustibles no está bien, afecta a la población, a la gente que trabaja, que produce, que exporta. Había forma, dado que como bien expresaron las autoridades se redujo el déficit fiscal, de haber mantenido y no subido en enero los impuestos, lo que habría servido para mantener los precios de los combustibles ahora, o incluso reducirlos.
Hace tiempo venimos reivindicando que se forme una mesa de diálogo en donde estén todos los actores y el Poder Ejecutivo, donde se establezca cuál es la carga contributiva adecuada y justa y los márgenes, qué instrumentos financieros hay para amortiguar las subas y bajas del precio del petróleo.
Hoy por hoy el que está poniendo todo el esfuerzo arriba de la mesa, con un sacrificio muy grande, es Ancap. Y en el precio final de los combustibles Ancap participa en poco más de $ 30, de los más de $ 70 que vale la nafta. El resto de la cadena, que es la que se lleva el resto del precio, los impuestos, todo lo demás, debería hacer un esfuerzo adicional. Hubo una promesa hacia la población de bajar los impuestos a los combustibles para que sean más baratos, es hora de cumplirla.
El Estado recaudando aumentó su participación en el precio del combustible.
–Pero esa mesa de diálogo no existe…
–Cada vez que planteo el tema… depende del resto de las autoridades y compañeros que integran el Directorio, que también están preocupados por la suba, y depende de cómo ve las cosas el Poder Ejecutivo.
–Para el ministro de Industria, Omar Paganini, el aumento fue “mínimo” y la mitad de lo que marcaba la referencia de la Ursea. A su vez, el subsecretario, Walter Verri, aludió a que este aumento liquida el argumento sobre las razones políticas para mantener los precios antes del referéndum de marzo al que aludía la oposición. ¿Usted qué dice?
–Ahí me meto en un terreno que no debo como director del ente, porque sería dar una posición política.
La política de mantener los precios también mostró muchas cosas. Que la transparencia que tanto se decía no era tal, porque el petróleo viene subiendo hace tiempo: estuvo a US$ 90 mucho tiempo atrás y la nafta no valía la cantidad de dólares que vale ahora. No es un hecho nuevo que Uruguay esté viendo el petróleo a US$ 90, lo que es un hecho nuevo es cómo se calcula y las reglas que se pone.
La regla que se pone, que se dice que es transparente, que refleja realidades de otros mercados que no son los uruguayos, transporta al Uruguay problemas y va a tener desfasaje. Hoy el precio del gasoil ha subido por encima de las naftas, internacionalmente, y la razón es que en el hemisferio norte, donde se fijan los precios de referencia, están pasando por un invierno crudo y hay una demanda muy alta del gasoil. Eso es independiente de lo que vale el precio del crudo. Ahora, nosotros tenemos una refinería y es la que permitió tener los ahorros suficientes para que el gobierno pueda mantener los precios. Esa refinería lo que está mostrando hoy, y lo ha mostrado desde hace unos meses para acá, es que el discurso de decir que vale más la pena importar que refinar se dio vuelta, porque si no el combustible tendría que tener otro precio que no es el que estamos pagando.
Y eso es el valor que está dando la refinería a Uruguay: permite tener un combustible seguro, de calidad, con seguridad de suministro, y además aporta valor.
–El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, defiende esta política de fijación de precios y dice que es “exitosa”. ¿Desde adentro de Ancap, no lo ve así?
–A mi criterio, lo que veo de Ancap es que cuando manda el informe preceptivo de precios lo manda en función de las mismas reglas o parámetros que hace la Ursea, o sea, cuánto sale importar un litro de gasoil de acuerdo a los costos o proyecciones que tiene, y eso supuestamente da una ganancia muy pero muy chiquita. Pero al final del día, del mes, del trimestre, ves que Ancap tiene una ganancia por la venta de combustible razonable para una empresa pública que es propiedad de todos los uruguayos y que el beneficio es volcado a todos los uruguayos. Esa ganancia es razonable con un precio que se ha mantenido por cuatro meses a pesar de que el crudo ha subido. Quiere decir que conocer exactamente lo que cuesta producir es la clave. Y lo que hace Ancap en su informe preceptivo es hablar de cuánto sale importar un kilo de supergás, o un m3 de nafta o de gasoil, y le va poniendo los impuestos que pagaría de entrada, los fletes, los muelles, los alijes, todo lo que corresponde a una importación, pero lo de refinar no está, cuánto cuesta pasar una unidad por el cracking catalítico y sacar tantos litros de gasoil, de supergás o gasolina, eso no, se mide de otra manera, más global, mirado desde el punto de vista de importar, con algún ajuste, pero no es el costo puro de refinar. Eso es lo que se lee de los informes que llegan sistemáticamente mes a mes.
La Ursea no mira que tiene una refinería, no le agrega un margen de ganancia razonable por ejemplo para el importador, y hay costos financieros que no están debidamente reflejados, ni la seguridad de suministro.
–¿Cómo afecta a las finanzas de Ancap el esfuerzo unilateral al que alude? Porque Stipanicic destaca la “obsesión” por la eficiencia y las buenas utilidades que logró el ente en 2021...
–Si mirás en la interna de Ancap, el esfuerzo y la renuncia a muchas cosas que hay dentro a la larga puede traer un deterioro de lo que tiene hoy. Si yo invierto muy poco, me voy gastando lo que tengo. Cuando hablo del esfuerzo es que se te comprimen los precios que tiene Ancap, pero todo el resto sigue igual y la tasa impositiva sube. Es lógico que Ancap, como cualquier empresa del Estado, tiene que hacer un uso racional de los bienes que la ciudadanía le confió para producir, está en la tapa del libro, debe ser así. Ahora, si apretamos demasiado las cosas cambian... Hoy sobrevivimos, mañana no sé. Es como si yo quiero ahorrar y no le hago el cambio del aceite al auto; los primeros kilómetros o el primer cambio que ahorré no pasa nada, pero de ahí para adelante voy a tener –probablemente– una falla más grande. Las plantas se desgastan, se deterioran. En el caso de la mano de obra, en algún momento voy a tener trabajos que son postergados porque no tengo gente para hacerlos o están hechos con otros parámetros de calidad. Es como cuando uno en la casa no tiene plata, se le rompe algo y lo emparcha para tirar un poco más. Esto es lo mismo, a nivel más grande. La falta de gente en Ancap en algunas áreas es importante, eso es parte de una política llevada adelante por el gobierno.
–¿Advierte que sería contraproducente para Ancap el ahorro y la búsqueda de eficiencia que impulsa esta administración?
–A largo plazo sí. Uno tiene que mirar el largo plazo. Petróleo va a haber por bastantes más años, hay que preparar a Ancap para el escenario que se viene y en el que no está dicha la última palabra si es la descarbonización. Hoy hablamos del hidrógeno, otros hablan de los biocombustibles, de muchas cosas, hay tendencias, para las que Ancap debería prepararse e ir aprovechando las instalaciones que tiene y el know how y la gente para reconvertirse hacia esos escenarios que se vienen.
–Pero con el proyecto de H2U (con el que Ancap y una misión oficial visitó Europa buscando inversores para producir hidrógeno verde) está pensando en eso… Y también busca producir y exportar biocombustibles para la transición energética.
—Pero el hidrógeno tiene muchos usos más además de combustibles, eso no está arriba de la mesa. La biorrefinería está todo bien. Pero hoy es un titular, una línea de investigación que no he tenido oportunidad de ver dentro de Ancap.
Hay que destinar fondos a la investigación y desarrollo, el mayor valor para Ancap es estar en el nacimiento de la tecnología.
Falta poner dinero en esas cosas, porque hoy mirás el proyecto H2U y está todo bien, pero que venga otro, y el conocimiento… Y es para exportar… ¿Y el Uruguay qué hace? Se pueden hacer muchas cosas, podríamos entrar en la producción del amoníaco, en los temas de los fertilizantes sin carbono. Hay que empezar a estudiar, probarlo, analizarlo, medirlo, para estar preparados.
Con los agrocombustibles pasa lo mismo, hay un montón de derivados que se pueden sacar, química fina mediante.
Hay know how en Uruguay, deberíamos aprovechar nuestra gente.
- Recuadro de la entrevista
En el cemento hay un tema de “visión política”