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    La última crisis

    Si bien cortó la corrida, los problemas para el Banco República (BROU) no terminaron con la ley de “fortalecimiento del sistema bancario” aprobada por el Parlamento a mediados de 2002, que reprogramó el vencimiento de los plazos fijos en moneda extranjera en esa institución y en el Banco Hipotecario (BHU).

    Según actas secretas del Directorio y otros documentos del BROU de ese período citadas en un libro conmemorativo de los 120 años de dicha institución oficial, presentado el martes 1º, el riesgo de quiebra estuvo latente al menos hasta los primeros meses de 2003.

    El 2002 había empezado con una corrida bancaria en Uruguay que alcanzó también al BROU. Un informe de su División Finanzas advertía que “con retiros de más de 500 millones de dólares desde mediados de febrero, en las próximas semanas” la entidad estaría “arribando al punto crítico (250 millones de dólares)”.

    En el libro —coordinado por el historiador Benjamín Nahum— se repasan las gestiones realizadas por las autoridades del BROU ante el Banco Central para tratar de obtener liquidez. Un acta secreta de julio de 2002 da cuenta de la decisión del Directorio de hacer gestiones ante el propio presidente de la República, Jorge Batlle. Mediante una carta, se le indicó al mandatario que el “agravamiento de la situación por la que atraviesa la institución (...) hace insostenible atender, a muy corto plazo, los requerimientos de retiros de fondos y asistencia crediticia”. Pocos días después de enviada esa misiva comenzó el feriado bancario durante el cual se aprobó la ley que reprogramó los depósitos en divisas y transfirió al BROU las cuentas del BHU.

    Los jerarcas del República entendían que la ley debió haber dado un tratamiento diferente a ambas entidades dado que, a su juicio, enfrentaban situaciones “completamente distintas, tanto en sus causas como en sus consecuencias”, según consta en un acta del 6 de agosto de 2002.

    En noviembre de 2002 el BHU le pasó al BROU depósitos por U$S 775 millones y se comprometió a pagar sus obligaciones por esa transferencia, con la garantía del Estado. Pero el Hipotecario incurrió en atrasos: un informe de la Gerencia de Riesgos del República recogido en un acta secreta del Directorio de marzo de 2003, advertía que el no pago en efectivo de lo adeudado implicaría “la quiebra inmediata, o una nueva reprogramación” de depósitos.

    El libro repasa la historia del BROU desde su fundación, en 1896, hasta 2010. Sobre los años más recientes señala que el banco “superó con éxito los últimos obstáculos generados en la crisis de 2002, incrementó su patrimonio, saneó su cartera de créditos, profesionalizó su gestión, incorporó tecnología y mejoró su eficiencia”.