—Es algo que, para que funcione, necesita sí o sí el okey del regulador porque hasta ese momento la llave está baja. Son muchas ideas buenas que están esperando salir —dijo Rodolfo Grela, gerente general de Regum Capital.
El Banco Central considera que la regulación causará una “resistencia menor” de los actores tradicionales
—Es algo que, para que funcione, necesita sí o sí el okey del regulador porque hasta ese momento la llave está baja. Son muchas ideas buenas que están esperando salir —dijo Rodolfo Grela, gerente general de Regum Capital.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—Aprovechamos a mandarle un abrazo al Banco Central (BCU) —respondió el fundador de Crowder, Guillermo Rodríguez, la primera plataforma de financiamiento colectivo que busca estar regulada en Uruguay.
Este joven empresario se distanció de quienes “romantizan” al emprendedurismo y, en el evento Fintech South Hub del jueves 14 en el Antel Arena, prefirió ser “sincero”: no es algo para todo el mundo. Y una dificultad adicional que tienen en Uruguay es el tiempo que lleva ser regulado, una tarea que recae en la figura del BCU.
“Hemos tenido una excelente relación y hemos encontrado una muy buena receptividad del regulador. Pero no es fácil construir algo en lo que estás un año diciendo: ‘Ya sale, ya sale’. Es un sacrificio que tiene un grado de dificultad mayor a lo que normalmente viven otros founders. Hay que tener mucha garra charrúa, como nos caracteriza”, dijo Rodríguez en uno de los paneles de ese evento.
Crowder surgió como una respuesta a que “un cúmulo importantísimo de inversores pequeños” en Uruguay no encuentran financiamiento. La plataforma permitiría a empresas fondearse a través de una oferta pública de valores “supersimplificada”, y eso, para un usuario final, implicaría poder invertir en acciones, obligaciones negociables, notas convertibles u otros títulos a partir de US$ 50.
“Vamos a democratizar el mercado de capitales, que es algo que no se ha logrado. Para nosotros es un propósito muy importante”, dijo Rodríguez. La plataforma no ofrecería solo emisiones de startups sino también de empresas tradicionales, del agro y de inmobiliarias, para contar con un portafolio diversificado. También tendría un mercado secundario.
Grela complementó definiendo como “nula” la actividad de la Bolsa de Valores de Montevideo (BVM), donde se siguen transando los títulos históricos de renta fija y, dijo, podría incorporar una “alternativa” en renta variable. “Vamos a reflotar el mercado de valores”, aseguró.
“¿Cómo es emprender cuando vienen los portazos uno atrás del otro?”, le preguntó Grela a su compañera de trabajo en Regum Laura Zagía, jefa de Análisis de Mesa de esa fintech. La ejecutiva comentó que en otros países donde la empresa tiene oficina —como Chile, Perú y México— el trato con sus reguladores fue “más amigable”. En Uruguay, la empresa forma parte de las mesas de innovación del BCU, que trabajan en torno a una “posible” —comentó— ley fintech.
Regum fue sancionada por el BCU en 2016, instándola a cesar de forma inmediata “la actividad de captación y custodia de fondos” y la “intermediación en valores”.
Grela, que también es el secretario general de la Cámara Fintech, dijo que las tecnologías existen “a pesar de Uruguay” y la “traba natural” que el país le pone al que “quiere destacarse o hacer algo distinto”. Y finalizó con una comparación: “En las ferias de entretenimiento había una maquinita con un montón de gusanitos que sacaban la cabeza. El objetivo era pegarle a la cabeza del gusanito cuando aparecía. Uno perdía cuando había muchos gusanitos sacando la cabeza y ya no le podías pegar a todos al mismo tiempo. En Uruguay, ya salieron muchos gusanitos, por suerte. Entonces aquello que pegaba ahora colabora y trata de entender los modelos de negocio”.
A diferencia de otros países como Chile, el BCU no apostó por una ley integral que tuviera toda la temática fintech y se concentró —al menos hasta ahora— en la regulación de los activos virtuales. “El trabajo arrancó tratando de ver frente a qué estábamos y qué impacto podría tener este activo y el manejo que hacía en la competencia” que tiene el organismo, explicó su superintendenta de Servicios Financieros, Patricia Tudisco, en otro de los paneles de la jornada. El proyecto de ley del BCU ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y ahora se discute en la Comisión de Hacienda del Senado, pero el trámite parlamentario fue interrumpido por el análisis de la Rendición de Cuentas, explicó la jerarca.
“La regulación, por más que por lo general se nos ve como una carga porque implica costos, hoy por hoy está siendo una necesidad”, dijo Tudisco. Si se aprueba, la norma permitirá diferenciar los buenos de los malos jugadores y abrirá la puerta a que entren nuevos actores, lo que generará que las entidades financieras tradicionales tengan “menos resistencia” para intercambiar, sostuvo.
Por fuera de los criptoactivos, Tudisco opinó que el fenómeno fintech le hará bien al sistema tradicional. “Estaba en una situación de comodidad y esto los obliga a subir e ir un poco más allá en el uso para su propio negocio de las tecnologías (…). Los bancos y otras empresas financieras convencionales empiezan a preocuparse y ocuparse”, aseguró.
La superintendenta del BCU planteó como interrogante cuál será la reacción de las entidades tradicionales respecto a las fintech y mencionó como una posibilidad que las terminen comprando. “Parece ser que el negocio pueda estar cambiando y este pueda ser uno en el que se quieran meter”, señaló.
Por su parte, el vicepresidente del BCU, Washington Ribeiro, consideró un “error” intentar “encasillar” los negocios en la regulación existente. “Eso no necesariamente se logra con lo que el banco aspira, equivocadamente creo yo, que el empresario se adecúe a la regulación”, dijo el jerarca.
Ribeiro proyectó que Uruguay seguirá la tendencia internacional de generar “marcos regulatorios mucho más abiertos”, que permitan que los emprendedores escalen a medida que el negocio madura.
Los reguladores son “muy conservadores”, definió el vicepresidente. En el caso uruguayo, la cicatriz quedó marcada con la crisis del 2002, que provocó que se mire “hasta de canto” cualquier proyecto nuevo. “Hasta hace muy poco tiempo los bancos centrales veían a las fintech como un satélite del sistema financiero. Hoy creo que entendimos que son parte”, sostuvo.
El CEO de la plataforma de criptoactivos Ripio, Sebastián Serrano, cree que el futuro del mercado de capitales “es la Internet” y la tecnología blockchain será una “pieza fundamental”. “Nos pasa que muchas empresas de la región no pueden acceder a los mercados de capitales para financiarse y desarrollarse. Creo que hay una oportunidad en la inserción de esta tecnología”, afirmó en otro de los paneles.
Al comentar este evento en su perfil de LinkedIn, el CEO de la fiduciaria Cryptotrust, Martín Larzabal, apoyó este planteo. El ejecutivo, que durante 15 años fue gerente de Inversiones de República AFAP, recordó que en la década de 1970 había unas 70 empresas que cotizaban en la bolsa local y que hoy se pasó a “dos acciones con un turnover prácticamente inexistente”. Reclamó: “Se han escrito ríos de tinta sobre los factores que frenan el desarrollo de nuestro mercado de capitales. Se terminó la etapa de diagnóstico y es necesario actuar”.
La ley de emprendedurismo incentivó la actividad fintech y creó un instrumento para “facilitar su financiación”, como las plataformas de financiamiento colectivo, planteó Larzabal. “Le ha llegado la hora a Crowder de demostrar que se puede generar un marketplace en Uruguay para pymes de diversos sectores donde los pequeños inversores puedan armar una cartera diversificada de deuda y acciones locales”, escribió.
Al cerrar el evento, Grela, el secretario de la Cámara Fintech, dijo que la “pelea” del sector con la banca tradicional “no existe más” y que el tecnológico es el “sistema financiero del mañana y de hoy”. “Nuestros hijos no van a ir a un Abitab a pagar una cuenta”, puso como ejemplo, y pasó un mensaje: “O se unen o pierden”.