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    Las referencias a los negros en el idioma español (III)

    La anécdota es muy poco conocida, pero es aleccionante pues tiene directa relación con los sucesos que acaecieron en uno de los tantos “boliches” con motivo de una riña y denuncia de una agresión racista.

    Me fue referida en Nueva York el año pasado, al visitar el Madison Square Garden, edificio célebre por acontecimientos deportivos, especialmente los pugilísticos.

    Desde niño, allá por la década de los años 40, sentía una gran admiración por el boxeador norteamericano Joe Louis y en ocasión de aquella visita, por una feliz coincidencia, un vecino de la zona que me oyó me relató lo siguiente.

    Nos contaba que su padre concurrió al Yankee Stadium aquel 22 de junio de 1938, a presenciar la célebre revancha que el alemán Max Schemelling le concedió a Joe Louis, vencido tiempo atrás por aquel.

    Schemelling era alemán y blanco, Joe Louis era norteamericano y negro, con lo cual la pelea tenía otras connotaciones, ya que por aquel entonces la dictadura hitleriana exaltaba las virtudes de la “raza aria”.

    Ya en la primera vuelta, el famoso boxeador norteamericano puso fuera de combate al alemán, tirándolo a la lona y fue declarado vencedor sin apelaciones.

    Y aquí comienza una parte de la anécdota, porque una vez terminado el combate uno de esos adulones que nunca faltan se acercó a Joe Louis y le dice: “Hoy es un día glorioso para los de tu raza, ¿no Joe?”

    Y el afamado boxeador, mirándolo de arriba abajo casi con desprecio, le contesta con aquel tono sureño que le era característico: “Sí, es un día de gloria… para la raza humana, claro”.

    Pasaron los años de la guerra y con el tiempo ambos colgaron los guantes, pero mientras el alemán se dedicó a los negocios, en los cuales amasó una regular fortuna, Joe Louis por esos vaivenes de la vida cayó en la pobreza.

    Y finaliza este relato con la última vuelta de tuerca, porque ambos se hicieron entrañables amigos y el propio Schemelling le pagó los gastos de internación cuando su rival se enfermó y luego se hizo cargo de solventar los gastos del propio sepelio de Joe Louis.

    Esto es un ejemplo de entre muchos de cómo los seres humanos suelen saltearse los prejuicio, que algunos sectores sociales se obstinan en interponer machaconamente una y otra vez, tratando de dividirnos en la raza tal o cual.

    Lo dice el propio Joe Louis, quien habla de una sola raza, que es la raza humana, hecho además verificado por estudios científicos, los cuales además, categóricamente, se refieren a las etnias que es el término adecuado.

    En Wilkimedia, la enciclopedia libre, podemos leer lo siguiente: “Las razas no existen, ni biológicamente ni científicamente. Los hombres por su origen común pertenecen al mismo repertorio genético. Las variaciones que podemos constatar no son el resultado de genes diferentes. Si de razas se tratara, hay una sola raza: la humana (el destacado es nuestro). Pero la propia Unesco, por su parte, ha declarado que: B)La división de la especie humana en razas es en parte convencional y en parte arbitraria y no implica ninguna jerarquía en absoluto”.

    No se trata entonces de exacerbar los ánimos con la desgastada muletilla del “racismo”, de tan triste recuerdo como hemos visto y que tan doloroso ha sido para la humanidad ir superándolo.

    No es cuestión de color de piel porque junto a Barack Obama está John Kennedy, junto a Martin Luther King está el Mahatma Gandhi, junto a Juan Pablo II está Nelson Mandela, junto a Frank Sinatra está Nat King Cole, junto a Lionel Messi está el celebrado Edson Arantes do Nascimento (Pelé) y podríamos seguir y seguir.

    Como el Uruguay es un país de “modas” muy pasajeras por supuesto, hace un tiempo era habitual decir “gente de color”, para referirse a los negros y ahora es bien reciente que se acaba de acuñar el término “afro descendiente”.

    Solo basta imaginarse cómo hubieran reaccionado dos figuras muy queridas por todos como Obdulio Jacinto Varela (el negro jefe) o Rosa Luna (la negra más célebre del carnaval) si los hubieran denominado de esa forma.

    Pero esto de “afro descendiente” no tiene tampoco asidero en la realidad, pues yo, que estuve recorriendo los países del Magreb africano, puedo asegurar que hay millones que son árabes o bereberes y no tienen nada de negros.

    Queda la última “frutilla de la torta” pues con verdadero estupor nos enteramos que se solicita a la Real Academia que se borre de la misma el término “trabajó como un negro” por ser una expresión ofensiva. ¡Vaya iniciativa!

    Yo les pregunto a los patrocinantes: ¿acaso esa expresión no ha sido utilizada en incontables ocasiones como un elogio, para denominar a una persona muy laboriosa y meritoria en su trabajo?

    Y sigo preguntándoles: ¿Qué les parece la “Milonga en negro” escrita cuando dice al final de la misma “Y a eso de medianoche cosas de negros hicieron. La negra durmió en la cama y el negro durmió en el suelo”. ¿No les parece que con justicia podrían sentirse molestos por esto?

    También les pido una respuesta: ¿Acaso no podrían sentirse molestos con la expresión que dice: “Merienda de negros” porque según la Real Academia de la Lengua Española —a la cual ellos mismos apelan— se emplea en sentido figurado como sinónimo de confusión y desorden.

    Me parece que no han entendido nada los patrocinantes de esta idea, pues hay que ser muy crédulo para confiar en que se puede modificar una expresión popular y ampliamente divulgada con solo prohibirla.

    Esto me recuerda a la época del presidente Pacheco cuando él mismo, para contrarrestar la ofensiva sediciosa, había prohibido expresamente por un decreto que se mencionara la palabra Tupamaro y otras similares.

    Nadie le prestó la más mínima importancia y es más: fue un elemento para “echar más leña al fuego” y motivo —pude constatarlo muchas veces— de todo tipo de chistes, ironías en todas la ruedas de café.

    Ahora está pasando exactamente lo mismo y esperemos que los patrocinantes recapaciten sobre el particular y den marcha atrás en sus propuestas porque sería una buena señal, muy bien recibida por toda la sociedad.

    Decía el Martín Fierro certeramente: “Dios hizo al blanco y al negro bajo de una misma cruz. Mas también hizo la luz para distinguir los colores”.

    Agradeciendo al señor Director la publicación de la presente le saluda muy atentamente.

    Juan Perdomo Bejerez

    CI 1.716.988-5