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Título: A Moon Shaped Pool (ind.)
Autor: Radiohead
Muy pocos artistas logran concentrar la atención mediática en este siglo XXI multiplataformático y viral, un presente musical atomizado y compartimentado gracias a la globalización, todo está a un click de distancia, desde los Rolling Stones y U2, al grupito indie en el que toca la bata el hijo de tu compañero de oficina, que lanza cancioncitas desganadas a la web como si fueran pompas de jabón. Pero aún hay buenas ideas en esta aldea hiperconectada y megaubicua: un grupo con 25 años de trayectoria, que por marcar la tendencia estética nunca se ha dormido en sus propios laureles, y que en cada disco arriesga hasta el límite de los límites la posibilidad de fracasar estruendosamente, se borró de la web y de las redes sociales. El grito silencioso aturdió el 1º de mayo, y dos días después apareció el simple Burn The Witch y se anunció el noveno disco de Radiohead, primero a la venta solo en Internet, y en formato físico desde el 17 de junio. En pocos compases sabemos que lo que suena es la banda de Oxford. Inconfundiblemente Radiohead. Nuestro oído lo reconoce, entramos a un jardín sonoro novedoso y familiar a la vez. En Daydreaming, el segundo simple, y en gran parte del álbum, la voz de Thom Yorke se entremezcla como un violín más con las cuerdas y vientos de la London Contemporary Ochestra, que con arreglos del guitarrista Jonny Greenwood, es la invitada estelar de esta obra. Baladas serenas y melancólicas como Desert Island Disk marcan el pulso —con pocas excepciones aceleradas como Full Stop— de un disco pleno de capas y detalles ornamentales, pero con las canciones como escudos y banderas, a la vanguardia.

Título: Hopelessness (Secretly Canadian)
Autor: Anohni
Anohni es el nombre artístico de la cantante y pianista que hasta no hace mucho se hizo conocer como Antony Hegarty (Chichester, Reino Unido, 1971), alma máter de Antony and The Johnsons, un proyecto musical que engendró, además de un impresionante disco homónimo, álbumes bellos y enormes como I Am a Bird Now o The Crying Light. Ahora presenta su condición de persona transgénero y una nueva fase en su extraordinaria carrera musical, proyectada desde Nueva York, donde vive desde 1990. Frágil y corpulenta, radical y extraña como su voz, en los últimos años Anohni, a través de la colaboración con otros artistas —Björk, Hercules and Love Affair—, experimentó con la electrónica, tomando distancia de la épica barroca, grandilocuente que fascinó a Lou Reed y Laurie Anderson. Su nuevo disco fue hecho en colaboración con Ross Birchard (Hudson Mohawke) y Daniel Lopatin (conocido como Oneohtrix Point Never), titanes de la electrónica, que trabajaron en el disco leyendo atentamente los diarios. Hay una fuerte recarga de sintetizadores, las canciones mantienen ese halo doloroso que caracteriza la obra de Hegarty, que observa con perplejidad el mundo. En Drone Bomb Me se pone en la piel de una niña afgana que clama por morir luego de que su familia fue arrasada por un bombardeo; en 4 Degrees compone un panfleto ecológico para la pista de baile que hubiese querido escribir Bono; en Obama utiliza al presidente del mundo como sinécdoque de lo que no se cumple. Y mientras en Watch Me se pasa de sarcástica, en Marrow sentencia: “Todos somos estadounidenses ahora”.

Título: Mi corazón bombón (Los años luz)
Autor: Mariana Lucía
Cuarto disco de esta uruguayo-brasileña, dueña de una de las voces más distintivas de la escena local, y que escribe y canta en castellano y portugués. Amalgama estilos brasileños y uruguayos y entreteje texturas que pueden hilvanar una guitarra eléctrica, un berimbao y su voz fresca y cálida a la vez, que evoca el timbre aterciopelado de Marisa Monte y Adriana Calcanhotto. La producción artística de Daniel Drexler imprime una clara intención pop, sin agregados digitales ni programaciones. La acompaña una señora banda: Diego Drexler (bajo), Martín Buscaglia (guitarra), Nicolás Constantini (batería) y Leonardo Rodríguez (percusión). En temas como el que da nombre al disco, Usando diferentes pies y L14, destila romanticismo y no menos ironía sobre la mujer en la sociedad y en la intimidad. La presentación es el viernes 27 en la Zitarrosa.

Título: Swingman (Perro Andaluz)
Autor: La Manush
Hace rato que es historia aquello de que en Montevideo no pasa nada. Las nuevas generaciones de músicos han desobedecido el mandato del rocanrol o la murga como único destino, y hoy es común toparse con veinteañeros haciendo tango, jazz, blues, salsa, balcánica, klezmer o música de cámara. He aquí un quinteto amante de ese tuco conocido como jazz manouche o gypsy, la cruza de géneros europeos, americanos, árabes, judíos y gitanos que acuñó el mítico Django Reinhardt y que ha mantenido vigencia y frescura durante los últimos… 80 años. Paolo Grosso (guitarra y voz), Federico Brann (guitarra), Germán Álvarez (contrabajo), Sebastián Estigarribia (viola) y Julia Bregstein (voz) rinden culto al inconfundible swing acelerado, con la mano derecha firme y pareja sobre la guitarra de cuerdas de acero. “Ojalá pasara Django por mi puerta”, canta Grosso, invocando al genio francés, y repite el deseo con Benny (Goodman), Dizzy (Gillespie) y Louie (Armstrong). A los temas originales de Grosso, ortodoxos desde el aspecto instrumental y rítmico —y con un fino toque de humor y la frescura necesaria que aporta el género—, se suman bellezas de Duke Ellington (I Don’t Mean a Thing), Stephan Grappelli (Souvenir de Vilingen) y Tchavolo Schmitt (Tchavolo Swing). Una buena lata de energizante musical, a prueba de pesimistas.

Título: Saltar al tiempo deseado (Perro Andaluz)
Autor: Samantha Navarro
Nunca coincidieron tantas y tan buenas voces de mujer en la música uruguaya. Con su voz metálica y su fraseo sinuoso, Samantha expresa con nitidez emociones antagónicas, como en Borrachera y Contigo; entrega sus habituales retratos mundanos (Señorita y Brunilda y su mantel azul) y evoca a sus héroes en Palomas y plazas, del fallecido Gustavo Príncipe Pena y La vida recién empieza, de Fernando Cabrera, quien canta con voz relajada Sudoku, un delicioso son abolerado. Pitufo Lombardo aporta desde la producción aires de jazz acústico, con la complicidad de Martín Ibarburu (batería), Nicolás Ibarburu (guitarra), Gonzalo Gutiérrez y Checo Anselmi (bajo y contrabajo), Dany López (piano), Pablo Leites y Nicolás Antunes (percusión), y Eduardo Mauris, un gran guitarrista que hace brillar la hermosa viola caipira en 36.

Título: In Movement (ECM)
Autor: Jack DeJohnette
Un monstruo del jazz, el baterista Jack DeJohnette, se une a dos hijos de monstruos: Ravi Coltrane (saxos, hijo de John) y Matthew Garrison (bajo eléctrico, hijo de Jimmy). El resultado es un disco tan claro y melódico como enigmático. La técnica y el talento abundan, también la improvisación, la libertad y la delicadeza de ciertos detalles, y se agrega un elemento que no es nada común: la espiritualidad. Alabama y Blue in Green, maravillosamente interpretados, son dos muestras. Un poderoso trío que se las trae. Estos tipos están conectados en serio.

Título: Renacer (Tortuga)
Autor: Federico Navarro Trías
Junto a Nicolás Ibarburu, Juan Pablo Chapital y Pedro Alemany, es uno de los principales sesionistas de guitarra eléctrica del medio. Desde hace 15 años es el violero de Rubén Rada, ha tocado con Opa Trío, Sara Sabah, Urbano Moraes, León Gieco, Tabaré Cardozo y Claudio Taddei, entre otros y es el violero estable del ciclo de sesiones de rock, funk, jazz y blues Martes On Fire, que va en su quinta temporada. Su debut solista, fruto de cuatro años de trabajo, es un vigoroso registro de su virtuosismo en las seis cuerdas y sus dotes como cantante. Y es parte del nuevo sello musical Tortuga. En un plan netamente rockero, Navarro transita fronteras hacia el metal, el grunge, el blues y el funk, y con predominio instrumental por sobre la lírica. Lo acompaña una banda de gran calidad: Mape Bossio (ex La Triple Nelson) en batería, Nacho Mateu en bajo, Andrés Arnicho en teclados, más Francisco Fattoruso y Alejandro Navarro como invitado.

Título: Tango (Perro Andaluz)
Autor: Laura Canoura
“Lección que por fin aprendí, cómo cambian las cosas los años”. Los versos de Como dos extraños, destacados en el arte de tapa, remiten a esa máxima de que el tango espera agazapado, hasta que después de los 30 o los 40 te sorprendés disfrutando el fuelle de Troilo o el vozarrón de Edmundo Rivero. Canoura y el tango se conocen de toda la vida. De hecho, dedica este disco —de piano y voz— a la memoria de su padre, que la despertaba los domingos con voces tangueras en el tocadiscos. Su unión (personal y artística) con el pianista Andrés Bedó ha potenciado su condición de intérprete. Su fraseo estilizado y la formación jazzística y clásica del pianista dan la talla en himnos arrabaleros como El último café (Castillo y Stamponi), Gricel (Mores y Contursi), Fruta amarga (Manzi y Gutiérrez) y Nada (Sanguinetti y Dames). La compositora aparece en Alfombra roja, una milonga despechada que sabe como el fruto maduro de la venganza.