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No hay nada como echar mano a la liturgia para buscar descomprimir tensiones. Si algo tienen los blancos es que siempre hay alguna gesta épica a la que se le puede rendir tributo y aprovecharla a la vez para intentar zurcir desencuentros internos. Es como una dinámica que se repite cada tanto. El año que terminó encontró a las dos grandes alas del Partido Nacional enfrentadas, con chicanas varias entre sus dirigentes y diferentes posturas sobre cómo juzgar un mismo caso ético: la conducta del intendente de Soriano, Agustín Bascou, que se benefició personalmente al comprar combustible para la comuna en estaciones de servicio de su propiedad. Y el año que empezó los reunió a todos, bajo promesas de unidad y hermandad, en la misma tierra de Paysandú en la que el general Leandro Gómez aguantó hasta sucumbir los embates de la invasores brasileños en 1865.
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A la sombra de tamaña historia, los dos líderes blancos, Luis Lacalle Pou (Todos) y Jorge Larrañaga (Alianza Nacional), fueron los encargados de hablar —algo que no estaba previsto en el protocolo del homenaje— y los dos apelaron a la unidad blanca como figura en sus discursos.
Lacalle Pou fue preparando el terreno, hablando sobre el “desafío” que tienen los nacionalistas en las próximas elecciones para convocar a los que “sufrieron una desilusión” con el partido de gobierno. “El año que viene, en esta fecha, estamos en año electoral. Y les puedo asegurar que nos vamos a encontrar con gente que en la historia no estuvo del lado de Leandro Gómez. Que no lo siente. Pero va a empezar a ver que aquí hay una ilusión, un instrumento para las grandes realizaciones que tiene el país. Y eso nos tiene que hacer sentir un enorme peso arriba de los hombros”, dijo Lacalle Pou. Y sugirió que ese peso en los hombros se soportará si se transita “en compañía” de sus hermanos, “aun en los matices”. Después fue derecho al grano. “Acá sobrevuela mucha cosa, no me gusta andar diciendo gre gre para decir Gregorio”, anunció, y personificó su discurso en dos dirigentes: Larrañaga y el diputado aliancista Nicolás Olivera, que en los últimos días del 2017 cuestionó la conducción del Directorio blanco, a cargo del senador Luis Alberto Heber (Todos). “Son mis compañeros”, dijo el líder de Todos. “Tengo algún matiz, pero muchas más cosas que me unen. Tengo un enorme agradecimiento. ¿Cómo no lo voy a tener? No me olvido en el peor mes de la campaña, cuando muchos empezaban a disparar, a quién tuve espalda con espalda y hombro con hombro”, dijo sobre Larrañaga. El líder de Alianza sonreía y miraba al costado, mientras escuchaba comentarios al oído del senador Carlos Camy, uno de sus dirigentes más cercanos. “Juntos vamos a mejorar el instrumento”, prometió Lacalle Pou.
Larrañaga también fue por el sendero de la unidad en su discurso, pero lo hizo enviando algún dardo envenenado a propósito de recientes pases de dirigentes de un sector a otro. “Acá se ha hablado de unidad. ¿Cómo no voy a compartir ese concepto si vivimos tiempos duros, cuando en 1999 nuestro partido tuvo la peor performance?”, señaló al inicio. Dijo que todo eso “termina doliendo”. Y después matizó. “La unidad no es la libre expresión de las diferencias, de las contradicciones, del pensar distinto. Hasta podría ser una forma de alcanzar la unidad tener diversidad, pero la unidad para mí es otra cosa: la unidad es respeto”. Dijo que “si no hay respeto en una familia o en un grupo de amigos, tampoco hay unidad”. Y agregó: “Si en un partido no hay unidad, se debilita la noción de compañerismo y se fragiliza la noción de confianza, conformándose poco menos que un trapo que para poco sirve si es una alocada carrera para acumular sufragios cueste lo que cueste”. El líder de Alianza llamó a ser “responsables” para que los “sectores sean fuertes”.
Sin decirlo explícitamente, Larrañaga habló de algo que lo tiene molesto: el alejamiento de varios de sus dirigentes hacia el sector de Lacalle Pou. La gota que le desbordó el vaso fue la reciente partida del intendente de Artigas, Pablo Caram, a Todos. En ese momento, Larrañaga también pidió respeto. “No se crece desde la antropofagia interna, sino que se crece con la voluntad expresa de conformar sectores políticos fuertes, porque cada vez que el Partido Nacional tuvo sectores políticos fuertes hubo un partido grande”, declaró el 22 de diciembre al programa Pisando Fuerte, de Metrópolis FM. En el homenaje al general Gómez insistió en el concepto.
El tuit y el retuit.
Lo que quedó claro es que esta vez no hubo más que buenas intenciones desde lo discursivo. No se aprovechó la instancia para un mano a mano entre los líderes o siquiera una foto de esas con rostros sonrientes que luego se suben a las redes sociales y que siempre sirven para descomprimir. No. Se habló de unidad, pero sin un correlato práctico en los hechos. No hubo un encuentro aparte. Es más, desde el sector de Larrañaga señalaron a Búsqueda, con cierta molestia, que tras el homenaje en Paysandú, Daniel Arcieri, un exdirigente de Alianza y excandidato a la intendencia saducera por esa agrupación, subió a su cuenta de Twitter un par de fotos con los principales dirigentes de Todos y con el mensaje de que “más de diez agrupaciones respaldan a Lacalle Pou en Paysandú”. En Alianza no cayó bien que el líder de Todos haya retuiteado —compartido— esa publicación. Lo entienden como una nueva demostración de esa “antropofagia” de la que habló Larrañaga.
¿Un nuevo Directorio?
Más allá de los mensajes de unidad que quedaron flotando en Paysandú, todavía resuenan en la interna blanca los ecos de la última sesión del Directorio, cuando se trató una posible suspensión al intendente Bascou. La iniciativa, impulsada por el sector Todos, luego del contundente informe de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep), no obtuvo los votos necesarios. Y eso terminó evidenciando aún más las diferencias entre las agrupaciones en torno a este tema y también a escala general. Una fuente del Directorio dijo a Búsqueda que más que centrarse en el tema Bascou, lo que ocurrió en la última sesión fue una pulseada entre los líderes para medir las fuerzas de cada uno en la interna. “En Todos había una postura firme de suspender a Bascou para enviar una señal fuerte hacia afuera. No había interés en coordinar cualquier otra medida intermedia, no se quería conciliar otra salida, no estaban dispuestos”, dijo el informante.
Entre los distintos cruces que ocurrieron durante la sesión, el más resonante fue el del diputado Olivera con el presidente Heber. Olivera lo acusó de conducir al Directorio priorizando los intereses de su sector. Heber luego respondió que de todas formas se alejará del cargo en marzo. Según pudo saber Búsqueda, hay quienes entienden que se debe aprovechar esta ocasión para plantear un recambio total de sus integrantes.
Fuentes blancas dijeron que esto puede ser planteado en la próxima convención del partido. El principal argumento —más allá de las criticas a una “conducción sectorial”— es que muchos de los 15 miembros originales ya no están o concurren poco. El senador Guillermo Besozzi renunció, lo mismo hará el diputado Pablo Iturralde en unos meses, y también lo hará Heber. El Directorio también vio renunciar a la dirigente Magela García, que abandonó las filas blancas para sumarse al Partido de la Gente.