En contraste con la estampa del vehículo japonés, el “edificio” del municipio de Noblía parece una miniatura. Está instalado en un local pequeño, dividido en cuatro ambientes en los que funciona la oficina recaudadora, la de empadronamiento y dos despachos, tan diminutos como ordenados. Los funcionarios están orgullosos de la burocracia local: una computadora, unos sellos de goma, una engrapadora, unas planillas, 23 empleados municipales y 37 contratados por el sistema de ONG. Y, claro, las recientemente adquiridas chapas del pueblo.
No todo es recaudación. Trabajan en el ordenamiento del tránsito, el arreglo de calles, con niveladora y camión propios, y en la atención a los usuarios del merendero y el comedor, entre otras funciones.
El comedor y el merendero complementan al jardín de infantes y la escuela, ambos de construcción reciente. Son lugares muy valorados, sobre todo porque el arroz, la ganadería y la producción de maní no cubren todas las necesidades de los residentes, quienes, como el resto del departamento, tienen muchas carencias y se ayudan con las compras de los productos más baratos del Brasil.
El alcalde Freire, un funcionario que durante el primer gobierno de Botana sumó experiencia en la oficina de Obras en Melo para pagar su culpa de haber adherido al ex intendente Manuel Barreiro, está contento de trabajar para sus vecinos, organizar la fiesta del arroz y los famosos raid (incluso el de los “chambones”) pero se queja de tener al adversario en su propia familia: el concejal del Frente Amplio (FA) es cuñado suyo y eso no impide que a menudo discutan y no logren acuerdo dentro del gobierno colegiado que dispuso la ley de municipios.
Como en casi todo Cerro Largo, los blancos ganaron en Noblía con amplio margen, casi tres a uno sobre el FA, a pesar del resultado favorable de las elecciones nacionales que llevó a muchos a la peregrina ilusión de ganar en el bastión de Aparicio Saravia y Saveriano Perez (ver recuadro).
¿Alcaldía u oficina de empleo?
Milton Ruben Almeida es el alcalde del municipio de Aceguá. La maquinaria política de Botana en la frontera cumplió con la tradición departamental: algunos blancos de Melo (a la que algunos llaman “Melondo” por algunas semejanzas con el pueblo Macondo creado por el escritor colombiano Gabriel García Márquez) dicen que la primera tarea que tuvo la oficina municipal de Aceguá fue apisonar el camino de los quileros para que los motoqueros, que se juegan la vida transportando gas, refrescos y otros productos hacia Melo, puedan hacer un rodeo al pueblo fronterizo y así “no faltarles el respeto a las autoridades” de Aduana y Policía que cada tanto vigilan la frontera con sus subfusiles MP5, pero que cierran los ojos ante los bagayeros.
El que sí ha puesto el grito en el cielo por el manejo de los municipios es el sindicato de la construcción.
El nuevo secretario general del Sunca en Cerro Largo, Ernesto Castro, dijo a Búsqueda que la Intendencia utiliza las alcaldías como una nueva modalidad de clientelismo que sustituyó la clásica tarjeta de los políticos. Empresas importantes como Stiller, Technin, Teyma y Citesa, señaló Castro, han tenido que aceptar “listas” de correligionarios de Botana para que no se interfiera en las obras de molinos de viento, saneamiento, cableado de fibra óptica y otros.
Un ejemplo reciente es la convocatoria de trabajadoras para las obras de saneamiento en Aceguá. Quienes buscan empleo por unos dos años, que es lo que durará la obra, en lugar de tratar directamente con la empresa Sacem, dejan su currículum en la Alcaldía a la espera de ser llamados.
El propio Botana admitió que envió un decreto a la Junta Departamental para que el 80% de los que se contrate en las obras sean vecinos del lugar y se quejó de que muchos obreros del Sunca son de otros departamentos.
El trato con las empresas está en general a cargo del secretario ejecutivo de la Intendencia, Arthur Souza. Las denuncias del Sunca no han logrado vencer la lógica impuesta por Botana, que además de contar con una gran superioridad electoral tiene influencia en la mayoría de los medios (Canal 12, radio Acuarela y el multimedio El Profesional), que mantienen una postura oficialista.
“Hay una dictadura departamental en el plano laboral”, resumió Castro.
“Culto a la informalidad”.
El FA local ha presentado cinco denuncias en la Junta pero sin mayor éxito. Uno de los vicepresidentes del Frente, Ademar Silvera, dijo que además del sistema anómalo de contratación de personal para las obras y el empleo de materiales traídos de contrabando, se denunció que la compra de maquinaria usada en Estados Unidos en acuerdo con la empresa Ramón Álvarez fue irregular, así como la contratación de ONG, el uso de recursos para viviendas en la luminaria del estadio y la compra de maquinaria en un remate en Colonia, por el cual se habría pagado más de la cuenta.
El ex diputado frentista y productor agropecuario Gustavo Guarino, quien junto a Botana y otros fue redactor de la ley de municipios, opina que la norma es buena para el empoderamiento de los ciudadanos, aunque en el corto plazo, como en Cerro Largo, aleje las chances electorales del FA.
Tanto Guarino como Botana tuvieron que dar una difícil lucha en sus propios partidos para que el tercer escalón se abriera paso. En el caso de los blancos, sobre todo el herrerismo, la resistencia tuvo el argumento de que era agrandar más el aparato estatal. El gobierno departamental, explicó el dirigente socialista arachán Yerú Pardiñas, se caracteriza por “un culto a la informalidad” que se expresa en la falta de controles de uso de cascos en las motos, espirometrías y cinturón de seguridad y en el manejo de los contratos de trabajo.
“A la manera de Cerro Largo está cobrando vidas”, dijo el dirigente socialista al periódico “El Profesional” en alusión al eslogan de campaña para la reelección de 2015, que también es el nombre de un programa de radio.
La metodología de Botana ha dado buenos frutos. El FA no solo no pudo ganar en ninguna localidad del departamento sino tampoco en Melo, donde fue mayoría en 2010.
El éxito como alcaldesa llevó a la titular de Fraile Muerto, Graciela Echenique, a lanzar su candidatura para ser la sustituta del intendente en 2020, porque este está impedido por la Constitución para presentarse por tercera vez consecutiva.
Según el alcalde de Río Branco, Cristian Morel, que logró ganar para el sector el histórico reducto herrerista acaudillado por los hermanos Rodríguez, el nuevo jefe comunal será Pablo Duarte, actual secretario general.
Botana no quiere tomar partido por ninguno, al menos de manera oficial.
Consultado por Búsqueda, sobre el manejo de las listas para obtener empleo, se defendió de las críticas asegurando que él no interviene en el proceso de selección de personal. Para instalarse en el territorio arachán, dice, la única regla que exige que se respete a “ultranza” es la de contratar a muchachos de la localidad.
En relación con el dirigente del Sunca y sus denuncias, respondió que la mayoría “ni siquiera” son de Cerro Largo. Y como no son oriundos del departamento, agregó, “no saben nada” y “le están robando la única posibilidad que otro muchacho tiene en toda su vida de trabajar en una obra y de recibir unos pesitos mejores”.
Tema paisajístico.
Cuando las empresas no respetan la única regla inquebrantable, Botana reacciona.
“Recurro a cosas”, dice sin dar demasiados detalles pero ilustrando con un ejemplo de lo que sucedió el año pasado en Arbolito: “Me habían traído todos obreros de otro lado. Pero la obra esa justo la tuvimos que parar porque rompía el paisaje...”, explicó, dando paso a un silencio, y continuando, después, con el resto del relato: “Yo no sé cómo fue que arreglaron ahí porque después, la misma gente que veía fea esa obra, empezó a decir que no quedaba tan mal”.
Y así es que Botana gobierna “a la manera de Cerro Largo“ y responde a los frenteamplistas y los dirigentes que lo cuestionan con una advertencia electoral: “Quieren que les dé otra paliza”.
Información Nacional
2017-06-08T00:00:00
2017-06-08T00:00:00