• Cotizaciones
    martes 10 de junio de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Los varios mundos de un hospital obsoleto pero insustituible

    La gigantesca mole de cemento aparece entre la niebla. Tan gris como esta mañana gris, el edificio del Hospital de Clínicas se recorta majestuoso y como una señal registrada del paisaje urbano que habita el entorno del Parque Batlle desde hace más de 60 años. Es un viernes de setiembre y en el piso 17 hay una entrega de medallas a funcionarios destacados de un hospital universitario que tiene —entre docentes, médicos, residentes, estudiantes, enfermeros y servicio de limpieza y vigilancia— a más de 3.400 personas trabajando todos los días.

    Uno puede optar por subir esos 17 pisos por los modernos y veloces ascensores, legado del gobierno de Venezuela del comandante Hugo Chávez, que en el 2005 donó US$ 20 millones para la refacción del centro de salud. O puede subir por las escaleras y perderse en otro de los mundos posibles del Clínicas: el de la decadencia, el tiempo detenido, la mugre, las paredes descascaradas y grafiteadas. “Viva Chávez”, se lee garabateado con crayón violeta en cada uno de los entrepisos del hospital.

    Después de andar por algunos de sus mil recovecos, de observar cómo puede convivir lo moderno y lo obsoleto, lo pujante y lo abandonado, un servicio de gastroenterología con pisos relucientes y equipos de última generación o una sala de internación donde los pacientes comparten baños sin inodoros, finalmente un cartel indica el lugar donde se van a entregar las medallas. El salón está repleto de túnicas blancas. Una médica expone su informe. Es una de las funcionarias destacadas que hoy recibirá su premio. La médica habla sobre ellos mismos, sobre el trabajo que hacen en el hospital, sobre el desgaste. El 32% de los docentes encuestados para su estudio consideró dejar su cargo. Entre los factores desmotivantes describe la sobrecarga horaria, las ineficiencias, las malas condiciones del hospital. En la primera fila de ese salón de túnicas blancas escucha atentamente la directora general del Hospital de Clínicas, Graciela Ubach. Es Ubach la que va a cerrar ese pequeño evento protocolar de esta mañana gris de viernes.

    “El Hospital ya me costó una vida y esta va a ser la segunda”, expresó la directora, haciendo referencia a su primera gestión en el Clínicas, a inicios de la década de 2000 y hasta 2010. “Hay mucha gente que dice que soy como un gato, que tengo no sé cuántas vidas. Ya algunas las voy dejando acá, en el esfuerzo, pero me encanta”. En su “vida anterior”, en la primera gestión, se discutió bastante sobre cuál iba a ser el rol del hospital y cómo se iba a posicionar en el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Se discutió, pero no se concretó. “Ahora estamos en un contexto totalmente diferente”, apuntó. “Tenemos diez años de la reforma de la salud, diez años donde se avanzaron una cantidad de cuestiones, sin embargo quedan otras por resolver”.

    El Hospital de Clínicas nunca llegó a insertarse formalmente en la estructura del SNIS, quedó a un costado, como un gigante herido y soportando los mismos problemas de funcionamiento y presupuesto que arrastra desde hace décadas entre decenas de propuestas de refundación que se estudian cada tanto. El ex subsecretario de Salud, Miguel Fernández Galeano, autoridad sanitaria durante la reforma, deslizó hace unos pocos días en su cuenta de Twitter una autocrítica sobre aquel proceso. Fernández Galeano tuiteó a propósito de una cirugía innovadora e inédita que se va a llevar adelante en el hospital (ver nota aparte). “El Hospital Universitario recuperando un papel que nunca debió perder. Incorporación y desarrollo de la innovación para democratizar el aprendizaje y servir al pueblo. Asumir autocríticamente el error de no haber definido su papel en el SNIS”, escribió.

    Ubach siguió diciendo que en este tiempo “se forjaron instrumentos” que después se “dejaron desafilar”, como la Red Integral de Efectores Públicos de Salud (Rieps) que “posibilitaba un enfoque preventivo e integral de cómo formalizar los convenios de complementación y qué papel le iba a tocar a este hospital universitario”. Ubach habló de ubicar al Clínicas en su contexto. “Somos hospital de referencia en varias áreas, tenemos que buscar el espacio. Contribuimos a la mejora, a la profundización de la reforma. Servimos a todo el país. Para eso demandamos presupuesto acorde”, dijo. Y quizás como en un acto reflejo linkeó sus palabras con una manifestación en la que participó en el año 1968 y que volvió a su cabeza. Era una en la que, justamente, pedían mejoras en el presupuesto de la Universidad de la República y del hospital. “Siempre estamos reclamando”, dijo. Uno recorre los pasillos del hospital y parecen haber señales de que todavía estuviéramos en la década del 60. El mobiliario, las señalizaciones, la estructura. Como que el tiempo no avanzara. Tampoco en el discurso y los reclamos.

    El rechazo a lo privado y los millones de Venezuela. 

    Uno de los últimos intentos por refundar el Hospital de Clínicas llegó a través del mecanismo de Participación Público Privada (PPP). La propuesta fue defendida con calor por el rector de la Universidad, Roberto Markarian, pero rechazada por la Asamblea General del Claustro, con 16 votos en 20. También fue una idea resistida por Ubach. “Vamos compañeros/ hay que poner un poco más de huevo/ estamos en la calle nuevamente/ el hospital del pueblo no se vende/ se defiende”, corearon manifestantes en una noche de julio en la explanada de la Universidad, mientras adentro se cerraba una discusión que llevó más de un año de análisis, con tires y aflojes.

    Un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas realizado a mitad de año concluyó que el proyecto se hacía inviable por la falta de cohesión de las autoridades y los reparos ideológicos a la participación privada.

    La propuesta de financiación de las obras, impulsada por el Ministerio de Economía, encerraba una partida de US$ 120 millones para volver funcional el hospital, un dinero que se sigue necesitando y del que aún se buscan alternativas para conseguir. “La Universidad pidió 120 millones para la recuperación, la refuncionalización del hospital, que no es tanto en la planta física, sino para que se usen como elemento que influya para estimular a los funcionarios, con la forma de comunicación interna, procesos administrativos, de gestión”, dijo Ubach, en un mensaje de aliento a su tropa. Es que más allá de lo estructural, hay que atender lo que pasa en el día a día en ese edificio que tiene tantos habitantes como un pueblo del interior. Ubach se refirió a algo que se expuso antes, en el informe de la médica, con datos sobre los trabajadores del Clínicas. Los propios docentes perciben que le dedican al hospital universitario el 50% de su actividad laboral. “Me sorprendió muchísimo. Me gustaría indagar más en eso, en el tema del ausente-presente. Gente que viene, que está, pero se dedica a otras cosas. Tenemos la necesidad de mirarnos, valorarnos”, dijo.

    Habló sobre una serie de reuniones, de “desencadenar un proceso serio” para ver cuáles son las “prioridades” del hospital. “Pero con una perspectiva de cinco años. No podemos planificar año a año, tenemos que tener una perspectiva un poco más lejana. Yo sé que esto significará tironeos. Todos quieren desarrollarse. En el mientras tanto, qué es lo que hay que seguir manteniendo. Ponernos de acuerdo y una vez que nos ponemos todos de acuerdo: todos a una”. Dijo que eso mismo pasó cuando se ejecutaron los US$ 20 millones que llegaron de Venezuela y que sirvieron para la última gran lavada de cara del edificio. Se remodeló la fachada con unos vidrios espejados, se modernizaron los ascensores, se reformó el área de emergencia y se creó un centro de cardiología. Ubach subrayó que “no hubo un solo reclamo judicial” sobre la plata ejecutada. “No hubo una sola pregunta por parte de las empresas. Se realizó cristalinamente. Y ahora mucha gente que estaba averiguando qué había pasado con los dineros de Venezuela, quiso ver cómo se gastó, y se les mostró todo”, dijo, aludiendo a un pedido de informes realizado en 2016 por el diputado nacionalista Jaime Trobo. “No hubo una sola judicialización de uno solo de esos procedimientos. La fortaleza es la cristanilidad. Capacidad de ejecución, de concreción”, insistió la jerarca.

    Mientras se resuelve la manera en que se podrán obtener esos cientos de millones de dólares que hacen falta para la “refuncionalización”, ya se cuenta con una partida de unos US$ 3 millones —tras una modificación en la Rendición de Cuentas en el subsidio a la cerveza— que será usada para distintos proyectos. Según dijo a Búsqueda el integrante de la Comisión Directiva, Alfredo Alemán, la “gran obra” que van a acometer ahora es la reconversión del lavadero, con nuevas máquinas y un acondicionamiento de los vestuarios y duchas de los funcionarios que permita poner fin a las “condiciones deplorables” en las que se trabaja desde hace años en ese sector. También se aprobaron obras para remodelar las salas de internación del piso 7 y se busca generar un policlínico polivalente en un ala del primer piso y salas de block quirúrgico para cirugías ambulatorias en la otra ala.

    Alemán dijo que en los últimos dos años, con partidas anuales de $ 55 millones, se logró llegar con algo de oxígeno a fin de año. La constante, por muchos períodos, fue la de llegar hasta octubre antes de pedir una partida extrapresupuestaria para comprar insumos básicos para atender la demanda. Ubach insistió en que hay proyectos y desafíos en el horizonte: un Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) cardiológico en sociedad con el Hospital de Tacuarembó, un centro para el tratamiento de la epilepsia refractaria, volver a resolver el transplante renopancreático. “Los tenemos que concretar”, dijo. “Si me retraso, empújenme. Y si me quedo sin aliento, apóyenme. Y si digo ‘no puedo más’,¡péguenme!. Pero a este hospital lo tenemos que sacar adelante entre todos”, expresó, algo emocionada, en el cierre de esa mañana gris de entrega de medallas.

    La obsolescencia y los parches. 

    Un informe de una consultoría realizada a pedido del gobierno a fines de 2015 reveló algunos problemas que todavía siguen evidentes. “La obsolescencia del edificio, el mal estado de los equipos, la falta de innovación tecnológica, historia clínica electrónica, prescripción electrónica, gestión de insumos y control de almacén electrónica, y la deficiente provisión de servicios no sanitarios, tales como el mantenimiento de la infraestructura y las instalaciones, la limpieza y la lavandería, son causantes de la mayor parte de las quejas e insatisfacción de la ciudadanía y de la desmotivación del personal”, dice sobre el Hospital de Clínicas el informe.

    Y se agrega que el centro de salud “se ha adaptado mediante parcheo y crecimientos tumorales sin plan director” y que provoca un clima laboral que “puede llevar al agotamiento” de su personal. Pero de todas formas, en otro capítulo explica que la variedad de prestaciones de salud que brinda y la cantidad de consultas que recibe hacen del Clínicas “una institución insustituible en el Uruguay”, con más de 120 consultas diarias y con la atención de casos de alta complejidad y gravedad que lo ubican como centro de referencia para varias patologías. Son las cuestiones que mantienen en pie a un gigante que todos los años amenaza con caer.