Luego de incorporar dos Hercules, la Fuerza Aérea busca renovar aviones de combate obsoletos para aplicar la “ley de derribo”

escriben Sergio Israel y Juan Pittaluga 
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El 16 de diciembre la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) usó por primera vez el nuevo protocolo de protección aérea que le permite neutralizar con munición una aeronave en infracción: el Centro de Operaciones Aéreas detectó en el radar un aparato cuyo transpondedor emitía información de altura y velocidad, pero no estaba asociado a ningún plan de vuelo. Se envió un avión de reconocimiento que identificó a una avioneta y le ordenó aterrizar en una pista privada de Tacuarembó, donde la situación quedó a cargo de la Jefatura de Policía local.

De haberlo necesitado la Fuerza Aérea pudo utilizar armamento, autorizado por el reciente decreto 327/020 que reglamentó la llamada “ley de derribo”: primero con ráfagas de advertencia y luego con un disparo directo para provocar daños que impidan la continuidad del vuelo. Pero, para asegurarse de cumplir sin inconvenientes con esta nueva reglamentación, la institución precisa de aeronaves de combate con mejor capacidad de fuego y maniobra, más modernas que los aviones actuales, calificados unánimemente como vetustos dentro de la FAU y el Ministerio de Defensa.

Para hacer una interceptación de vuelos irregulares, actualmente están disponibles el Cessna A-37 Dragonfly y el Pilatus PC-7U Turbo Trainer. Se prevé que ambos sean sustituidos como parte de un plan de renovación de la flota más amplio que como primer paso incluyó los dos Hercules comprados a España, explicaron a Búsqueda fuentes oficiales. Para eso a partir del año que viene se iniciará el proceso de adquisición de aeronaves de ataque, agregaron las fuentes. Se trata de los aviones que componen el sistema de vigilancia y control del país, que requieren de pilotos de guerra preparados para ejecutar misiones tácticas y capaces de desarrollar las técnicas más avanzadas de vuelo militar.

Búsqueda accedió a un resumen de un estudio preliminar elaborado por la Fuerza Aérea que incluye 13 criterios técnicos que estos nuevos aviones deben poseer para la “adecuada sustitución” de las aeronaves A-37: interceptor tipo Lift, motor a reacción, aeronave con aviónica moderna (sistema autónomo de navegación, GPS, grabación de misiones, radio altímetro), biplaza, radar a bordo, capacidad de cañón, asientos eyectables, velocidad superior a las aeronaves actuales que posee la FAU, capacidad de lanzamiento de armamento inteligente, posibilidad de decolar y aterrizar en pistas cortas, logística adecuada, simulador de vuelo y un sistema de entrenamiento de personal.

El término Lift (Lead in Fighter Training) refiere a aeronaves de entrenamiento jet, con aviónica avanzada y capacidad de gestión que emulan a los aviones de combate, proporcionando un entrenamiento y formación de las tripulaciones eficiente (en escenarios de combate) a bajos costos.

Algunos de los modelos que la FAU ha analizado de manera provisoria son el Yak-130, un avión de entrenamiento avanzado y de ataque ligero introducido en 2010 y fabricado por la empresa rusa Yakovlev; el L-15 Falcon, una aeronave supersónica de entrenamiento avanzado y caza ligero construido por la china Hongdu, en vuelo desde 2008; y el L-39NG, un aparato aún más moderno que no entró en servicio, pero tiene pedidos de República Checa y Senegal, y es desarrollado por la empresa checa Aero Vodochody.

El requerimiento de una nueva flota de combate ya fue analizado por el ministro de Defensa, Javier García, y el comandante en jefe de la FAU, Luis Heber de León. “Necesitamos hacer un recambio”, valoró De León entrevistado en marzo por Búsqueda (Nº 2.065), al argumentar que el A-37 “tiene sensores de otra época” y la Fuerza Aérea pretende “una aeronave con sensores adecuados a la amenaza actual” que representan principalmente el narcotráfico y el crimen organizado. “Una aeronave estándar con un radar suficiente ronda los US$ 7 u 8 millones. Y normalmente para cumplir esa función se necesitan dos aeronaves en vuelo, dos en tierra y dos de mantenimiento. Entonces, para hacer una operación segura y eficaz debería haber seis aeronaves. Ese es el objetivo”, dijo De León entonces.

Meses después en el Parlamento, durante una comparecencia por la discusión del Presupuesto, García aclaró que, pese a no incluir en la ley la adquisición de una nueva flota de combate, sí gestionará otras vías en atención a la importancia del tema. “Necesitamos aviones de combate para la protección de nuestro espacio aéreo soberano, más el combate al delito. ¿Tenemos el dinero para comprarlos ahora? No. ¿Vamos a buscar los mecanismos? Sí. Buscaremos otros caminos alternativos. Debemos seguir buscando mecanismos a efectos de seguir con la modernización, que nos va a hacer extremar la creatividad, el trabajo, el esfuerzo y la búsqueda de cooperación”.

Nuevos viejos trabajos de Hercules

En la mitología griega, el dios Hercules tuvo que hacer 12 trabajos, como matar y desollar a un león que aterrorizaba la Argólida y otras hazañas. En el Uruguay de la década de 1990, el extraordinario avión de carga estadounidense Hercules 130-B también comenzó a tener muchas tareas. Dos de ellas fueron: abastecer cada año de personal y logística a la base científica de la Antártida y estar a la orden para cumplir con un eventual rescate en medio del océano Atlántico.

Estas dos misiones asignadas tienen un valor estratégico: estar presente en la base es una cuestión de soberanía, mientras que cumplir con los acuerdos internacionales de búsqueda y rescate en el mar contribuye a la imagen de país serio.

Para estas tareas y muchas otras, como entrenar a los paracaidistas del Ejército, actuar en emergencias y trasladar equipos desplegados en misiones de paz en Asia y África, el avión construido en la década de 1950 demostró idoneidad con creces.

Sin embargo, después de casi 30 años de buen servicio al país, pero al final de su vida útil, en 2019, el entonces comandante en jefe de la FAU Hugo Marenco aconsejó al exministro de Defensa José Bayardi cambiar de la Lockheed Martin, que fabrica los Hercules, a la europea Airbus que ofrecía un sistema de leasing.

La razón más importante para explorar el sistema de alquiler con opción a compra, que nunca se usó en Uruguay a escala militar, era que este no generaba deuda corriente.

El último ministro frenteamplista tuvo sobre la mesa tres propuestas para renovar la pequeña flota de carga: un Alenia C-27J de la compañía italiana Leonardo, equipado con los mismos motores que la plataforma estadounidense, el Airbus C295 y otro Hercules.

Marenco, que estuvo un año al mando de la fuerza y venía de una carrera como piloto de caza, se inclinó por el Airbus, con el argumento de que se trataba de un avión de última generación. El precio final sería bastante más alto que lo que costaba la puesta a punto de los viejos C130-B, la capacidad de carga sería menor y solo habría una plataforma, aunque la empresa garantizaba el trabajo de mantenimiento por 450 horas al año al mismo precio que costaba hacer 300 horas con los aviones con que contaba la FAU. También apareció un intermediario que ofreció a la venta Hercules usados, aunque, según explicó Bayardi a Búsqueda, nunca llegó a concretar la propuesta, de modo que quedó la duda de si serían los españoles.

En una respuesta a un pedido de informes que presentaron los diputados frenteamplistas Gerardo Núñez y Enzo Malán, el Ministerio de Defensa explicó que se había optado por la oferta recibida este año del Ejército del Aire de España (dos aviones en orden de vuelo y repuestos a 22 millones de euros) después de analizar las diferentes opciones, todas más caras.

El avión de la compañía Leonardo, según Defensa, costaba 48 millones de dólares y se ofrecía en un arrendamiento por leasing de 7 millones de dólares por año durante ocho años, con derecho a 450 horas de vuelo anuales incluyendo el mantenimiento.

A su vez, el C-295M, de Airbus, era puesto en Carrasco por el mismo sistema y también con un contrato de 450 horas de vuelo al año, pero a un costo algo menor: seis millones de dólares. El precio de mercado aproximado de cada avión es de 28 millones de dólares, pero al cabo de ocho años solo se habría pagado el 40%.

Aunque este modelo de Airbus tiene un tercio de la capacidad de carga que el Hercules y además quedaba acotado a las 450 horas de vuelo, Bayardi estuvo de acuerdo, porque se convenció de que era una opción de renovación. El sucesor García, sin embargo, a partir de la información suministrada por el que sería nuevo comandante, el general De León, y el entonces embajador en España, Francisco Bustillo, solicitó detener la operación para luego hacer la opción por los aviones estadounidenses basados en Zaragoza.

Fuentes de Defensa explicaron a Búsqueda que la decisión de García fue bien recibida incluso por Cabildo Abierto, con quien mantiene una guerra sorda en el Palacio Castro. Un punto que jugó a favor de los Hercules es que el comandante en jefe De León es piloto de esa plataforma, de modo que pudo asesorar al ministro con mayor conocimiento de causa.

“Aviones jubilados”

La compra de los aviones a España despertó suspicacias en la oposición, sobre todo en medio de las restricciones económicas vigentes y la incertidumbre por la vacunación contra el Covid-19.

El comunista Núñez, que preside la Comisión de Defensa de la Cámara de Representantes, a pesar de las explicaciones escritas y verbales del ministro, insistió el lunes 28 en el programa Desayunos informales (Canal 12) en que se trata de “una mala oportunidad”, que la compra se realizó “sin garantías” y que son “aviones jubilados”.

“Es cierto que se le hicieron ajustes técnicos para extender las horas de vuelo, pero son aviones de casi 50 años y tienen un nivel de mantenimiento muy caro para las circunstancias actuales”, argumentó.

Acerca de las garantías, Núñez destacó que las propias asesorías jurídicas de la FAU y del ministerio advirtieron su ausencia. Opinó que “es un argumento muy pobre” decir, como afirmó el ministro, que esa compra sin garantías también se hizo en otros casos antes, como cuando en 2014 se compraron aviones a Portugal.

El trasfondo político de la compra de aviones está relacionado con la adquisición del avión presidencial multipropósito por el gobierno anterior.

Cuando el presidente Luis Lacalle Pou dijo en tono de broma que si fuera necesario se cargaría la mochila al hombro y saldría a negociar para conseguir una buena vacuna contra la Covid-19, algunos oficiales de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) pensaron que con la poca conectividad que tiene Uruguay, agravada por la crisis de la aviación comercial debido a la pandemia, sería bueno contar con el avión presidencial que se remató por 180.000 dólares, informaron a Búsqueda altas fuentes de la fuerza.

El valor real de los aviones, que no fueron garantizados por España, pero sí cuentan con las certificaciones correspondientes, es uno de los temas en debate que tiene un elevado componente técnico.

Por lo pronto, hoy miércoles 30, uno de los CK 130-H saldrá con destino a la isla Rey Jorge, en la Antártida. Lo hará en vuelo directo, para disminuir riesgos, llevará víveres y equipos y traerá de regreso a los científicos y militares que finalizaron su misión.

Información Nacional
2020-12-29T22:48:00