A fines de febrero la Plaza de Toros Real de San Carlos anunció el regreso del tenor español Plácido Domingo a Uruguay, el sábado 20 de abril. El cantante ofrecerá una gala de zarzuela dirigida por el estadounidense Eugene Kohn y estará acompañado por la mezzosoprano española Nancy Fabiola Herrera y la soprano argentina Virginia Tola. Las entradas están en venta en RedTickets. Apenas se divulgó la información por parte de la productora privada que gerencia desde fines de 2023 el nuevo escenario de espectáculos de Colonia del Sacramento, propiedad de la Intendencia de Colonia, la cantante de ópera uruguaya Luz del Alba Rubio envió un comunicado público por correo electrónico (Búsqueda fue uno de los destinatarios) titulado Caso Plácido Domingo. ExhortaciónSolidaridad (sic).
Rubio detalla el proceso ocurrido en 2019 y 2020 en Estados Unidos, por el cual Domingo fue acusado de abusos de poder y acosos sexuales, primero, en el ámbito periodístico, en un informe de Associated Press (AP), y luego, en el ámbito gremial. Rubio fue una de las 119 personas que trabajaban en el sector lírico de Estados Unidos y que brindaron su testimonio a AP. La investigación fue la base para el proceso disciplinario que inició contra Domingo la American Guild of Musical Artists (Asociación Americana de Artistas Musicales, conocida por la sigla AGMA), un poderoso sindicato que nuclea a trabajadores de ópera y ballet, con presencia en todo el país.
El proceso de la AGMA tuvo lugar en Washington, donde Domingo dirigía la Ópera Nacional. En paralelo, la ópera de Los Ángeles, que también era dirigida por el célebre tenor, inició otra investigación. Ambos procesos insumieron unos seis meses y determinaron la culpabilidad de Domingo por “actos inapropiados y abusos de poder”. El informe de la AGMA concluyó que hubo “desde flirteo hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera del ámbito de trabajo”. A comienzos de 2020 la ópera de Los Ángeles lo despidió y la AGMA anunció su renuncia y se conoció una donación de Domingo de US$ 500.000. En un comunicado Domingo se retractó y dijo que todo había sido para él un gran aprendizaje. También rechazó las acusaciones de Rubio.
Un episodio reciente del periodístico de TV español Salvados cuenta esta historia, con el testimonio, entre otras cantantes, de Rubio. Mientras se gestaba el proceso de la AGMA, en marzo de 2020, Rubio cantó el himno nacional, junto con el Coro del Sodre, en la toma de mando del presidente Lacalle Pou, un episodio envuelto en una sonada polémica por la tonalidad de la pieza musical compuesta por José Debali.
En la carta sobre Domingo, la soprano lírica con 30 años de trayectoria expresó su sorpresa por la realización del concierto en Colonia y se pone a las órdenes para ampliar sus conceptos: “Solamente anhelo que esta persona no grata en otros países no continúe siendo un ejemplo de la música, ya que su conducta viola los principios morales que debe tener un artista representante de una sociedad y que debería ser ejemplo de ética”.
A continuación, la entrevista que desde Italia, donde vive, Luz del Alba Rubio concedió a Búsqueda.
—¿Qué sentiste cuando te enteraste de que Plácido Domingo viene a cantar en abril a Uruguay?
—Quiero creer que la opinión pública uruguaya desconoce la situación y exhorto a las instituciones de mi país a que protejan a una ciudadana que representa culturalmente al país en el mundo desde hace más de 30 años. Quiero creer que es por desinformación que no hay ningún impedimento o manifestación en contra de la realización del concierto. Hace 14 años que tengo una fundación en Uruguay (Punta Classic) que ha ayudado a muchísimos jóvenes, y digo estas verdades y me aguanto tantos improperios e injusticias también como maestra, para el bien de ellos. Quiero creer que la sociedad de la que vengo tiene altos estándares de ética. Porque no es nada beneficioso decir algunas verdades. La gente en general idealiza a ciertos personajes y no quiere escuchar cuando esa idealización no se corresponde con los hechos.
—¿En qué países ocurrieron los hechos que denunciaste?
—En Estados Unidos e Italia. Nos conocimos en un concierto en Roma, en 1999, y después lo más fuerte fue en Estados Unidos, cuando fui a cantar, en Washington y en Los Ángeles. Los sucesos fueron en 2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2016 y 2019. Esa última vez, en el Metropolitan de Nueva York, fue adelante de todo el mundo.
—¿Por qué te parece importante volver a contar estos hechos?
—No quiero boicotear ninguna producción. Quiero contarle al público que piensa asistir al concierto quién es Plácido Domingo. Estamos hablando de una persona acusada de acoso sexual y abuso de poder, lo que fue comprobado. Me llama la atención que se reciba a una persona de esta calaña, tan cobarde que fue capaz de manipular a la opinión pública para intentar salvar su reputación. Una reputación que todos conocemos que es una bosta. Además, se va a presentar en un espacio público. Soy una persona que trabaja por Uruguay y he trabajado gratuitamente cada vez que mi país me lo ha pedido. Solo quiero que todos sepan quién es esta persona y después se verá qué decide cada uno, según su ética y sus estándares morales. Creo que tiene que haber códigos que protejan a quien fue víctima de esta persona que viene ahora a cantar en mi propia casa como si nada hubiera pasado.
—Fuiste una de las denunciantes en la investigación periodística que motivó el proceso de la AGMA y de la ópera de Los Ángeles. ¿Cómo fue tu participación?
—Fuimos 119 las testigos de la investigación. De ellas solo tres dimos la cara, es decir, dimos a conocer nuestra identidad. Como tengo nacionalidad estadounidense fui protegida por las leyes de Estados Unidos, y como estaba afiliada a la AGMA tuve la protección del gremio. Las otras dos son Patricia Wulf y Angela Turner Wilson (ambas estadounidenses). El resto atestiguó en forma anónima. Yo di mi testimonio sobre los acosos sexuales y abusos de poder que por muchos años padecí. Luego Plácido Domingo realizó un acuerdo con el sindicato por el cual a cambio de 500.000 dólares ellos lo dejaron escribir una carta de renuncia y lo dejaron manejar la comunicación pública del caso. Fue muy blando el sindicato, porque negociaron directamente con él, que era el culpable. Como resultado de este proceso, a él lo expulsaron del sindicato y entonces no pudo trabajar más no solo como artista sino como director de teatros, cargos que él desempeñaba en Washington y Los Ángeles. Tanto yo como las otras víctimas somos sobrevivientes de esta situación porque hemos sido lo suficientemente fuertes como para salir adelante, pero hemos sido siempre condenadas. Hagamos lo que hagamos, mucha gente no quiere ver que esta persona es un monstruo y un cobarde.
—¿Por qué razón el caso no llegó a la Justicia penal de Estados Unidos?
—Las denuncias fueron realizadas al cuerpo que nos competía, nuestra asociación de trabajadores. No eran cargos penales porque habían prescripto. Pero que no esté en una prisión no quiere decir que no haya cometido los delitos. Se corroboró que los cometió. La condena tuvo como consecuencia la imposibilidad de trabajar en territorio americano, lo que significó para él pérdidas por millones de dólares. Después de este caso cambió la ley laboral en Estados Unidos y ahora, en cada lugar de actuación, hay alguien del sindicato que está cuidando que no sucedan estas cosas. No buscábamos dinero de él ni ponerlo en la cárcel. Hicimos algo más grande: buscábamos la condena del sindicato y que no pudiese trabajar más en Estados Unidos. Queríamos que esto se supiese, todo el mundo pudo conocer los hechos y se comprobó que era real lo que decíamos. Lo obtuvimos todo.
—¿Algún colectivo de la sociedad civil en Uruguay se ha comunicado contigo en este tiempo?
—Nadie. Quiero creer que es porque no se sabe bien lo que pasó. Por eso, ahora que vuelve a Uruguay luego de que se le hayan cerrado las puertas en el norte, necesito que la gente sepa y entienda esto.
—¿Cómo te afectó en tu carrera y en tu vida personal haber hecho esa denuncia?
—Estamos hablando de un hombre con mucho poder. Después de tantos años de decirle que no y de aguantar tanto sufrimiento, cuando se llegó a un momento de casi violencia física, le dije: “Maestro, yo no voy a volver a actuar con usted”. Es muy difícil para un hombre entender cuando una mujer tiene un jefe que tiene la potestad de contratarte de nuevo o no y que te pide para ir a la cama, y que vos no querés ir y sabés que al decirle que no el tipo se enoja. Eso es abuso de poder. Pasa en todos los ambientes. Y si esto le pasa a un hombre, le da una trompada y listo. La mujer haga lo que haga lleva siempre las de perder. Si lo denunciás, te acusan de que buscás dinero; si no lo denunciás es porque sabés que no tenés la verdad. Cuando le dije al hombre, directamente, “no voy a acostarme con usted porque usted es un héroe para mí”; yo elegí mi carrera porque lo vi en una película cuando tenía 15 años y yo no me acuesto con mis héroes, él me puso contra la pared y me quiso obligar. Esto lo probé con testigos en la investigación. No fue solo mi palabra. Entonces, después de eso él me quitó de su círculo. No trabajé nunca más en los teatros de Los Ángeles y de Washington, me sacó los agentes artísticos que él me había puesto. Y se olvidaron. Me cancelaron de su círculo.
—¿Y cuánto te costó reinsertarte en el mundo del canto?
—Yo fui y soy muy buena cantante, estoy orgullosa de mi carrera. Por eso yo ganaba lo que ganaba y me hacían los contratos que me hacían para cantar en sus teatros. Pero con él el mérito no es suficiente. Entonces, aunque él me haya quitado de su círculo dorado, yo seguí trabajando y seguí cantando perfectamente hasta cuando quise, en otros circuitos, en otros teatros. Trabajé sin parar durante 11 años, y en 2016 decidí cortar con tantos viajes, especialmente a China. Ya tenía a mi hijo y paré, me dediqué a ser mamá, me dediqué a la fundación Punta Classic, que fundé en 2010 y sigue funcionando.
—¿Cómo es tu vida actual en Italia?
—Después de pasar la pandemia en Uruguay, en 2023 me vine a vivir a Carrara con mi hijo, que tiene 12 años. Sigo con mi carrera, en forma independiente. He cantado aquí en la municipalidad en febrero, ahora estoy preparando unos conciertos que daré próximamente en Roma. Soy una libero professionista, como se dice aquí. Quiero darle el mejor futuro posible a mi hijo, quiero darle un mundo mejor. Darle la posibilidad de volver a una sociedad, la de Uruguay, de la que se sienta orgulloso. La sociedad que protegió a su madre.
