A menos de un mes del inicio de la cosecha de soja, los agricultores y operadores del sector deben tener presente que ese grano, que en su mayor parte se exportará a China, deberá cumplir con las leyes fitosanitarias reglamentarias de importación y normas “relevantes” de ese país asiático, estar “libre de insectos vivos”, en particular “de plagas cuarentenarias de preocupación” para los chinos, “no estar mezclado ni contaminado con otros granos o materia extraña deliberada” y “estar exento de tierra”.
Así lo señala el protocolo sanitario firmado en Beijing el 18 de octubre de 2016 por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y la Administración para la Supervisión de la Calidad, Inspección y Cuarentena de China (Aqsiq, por su sigla en inglés).
El acuerdo establece que “si se llegara a encontrar cualquier plaga cuarentenaria, solamente se autorizará el ingreso del envío después de realizarse un tratamiento efectivo”. Y en caso de que esto no se concrete, el embarque “será devuelto o destruido y el costo será pagado por el exportador”.
El protocolo advierte que “si el problema es lo suficientemente serio, el exportador y elevador de Uruguay, e incluso toda la soja uruguaya, serán suspendidos inmediatamente hasta que se adopten las medidas correctivas”.
Para analizar ese documento y dar a conocer las medidas previstas por el Poder Ejecutivo en el cumplimiento de ese acuerdo, el MGAP convocó a fines de febrero a una reunión a productores y exportadores de soja.
Consultados por Campo sobre ese protocolo, algunos empresarios vinculados a la comercialización de granos reconocieron la importancia de avanzar en su cumplimiento pero consideraron “preocupante” la “falta de tolerancia en el contenido de plagas” y “la ausencia de garantías para los exportadores en destino”.
Otros opinaron que deberán realizarse “mayores controles” de la soja que ingresa a los puertos y que los riesgos no pasan porque los chinos no compren soja uruguaya, sino que están en concretar ventas y luego no poder cumplir con el protocolo.
Vigilancia
La Dirección de Servicios Agrícolas del MGAP deberá implementar actividades de “vigilancia” de acuerdo con las normas internacionales pertinentes e instrumentar “medidas de control para minimizar la ocurrencia de plagas”, establece ese documento.
Indica que para cada zafra de cosecha esa repartición ministerial presentará a Aqsiq un informe de la vigilancia de enfermedades en soja denominadas Fusarium virguliforme y Fusarim tucumaniae, que son dos hongos que provocan una especie de muerte súbita de ese cultivo.
Ese reporte deberá incluir la metodología y los resultados de la vigilancia, en las áreas de producción durante el año en curso, así como otra información que solicite la autoridad sanitaria china.
Servicios Agrícolas además asumió el compromiso de “supervisar a las empresas” que exporten ese grano a China y determinar que realicen actividades de limpieza, tales como tamizado, en el proceso de almacenamiento y transporte de soja, o antes de la carga, para reducir significativamente los restos vegetales, impurezas y semillas de malezas peligrosas.
Otros compromisos asumidos por esa dependencia del MGAP con los chinos es que realizará la cuarentena e inspección de la soja antes de la exportación a China. “Si se encuentran insectos vivos, el envío deberá ser fumigado antes de la exportación o en el transporte”, dispone el protocolo.
Indica que para los envíos que cumplan con los requisitos especificados en este protocolo, la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) expedirá un certificado sanitario que incluya la siguiente declaración adicional en inglés: “The consignment is in compliance with requirements described in the Protocol of Phytosanitary Requirements for the export of soybean from Uruguay to China and is free from the quarantine pests concerned by China”. Eso significa que el embarque se realiza de acuerdo con los requisitos descritos en el protocolo fitosanitario para exportar soja del mercado uruguayo al chino y está libre de plagas cuarentenarias.
La lista de una docena de plagas de preocupación para la autoridad sanitaria china figura en un anexo que acompaña al protocolo.
Determina además que cuando la soja uruguaya arribe a los puertos chinos, los organismos de control realizarán la inspección correspondiente. “Si se llegara a encontrar cualquier plaga cuarentenaria solamente se autorizará el ingreso del envío después de realizarse un tratamiento efectivo”, precisa.
“Si el problema es lo suficientemente serio, el exportador y elevador de Uruguay, e incluso toda la soja uruguaya, serán suspendidos inmediatamente hasta que se adopten las medidas correctivas”, establece.
Aclara que si se identificaran otras plagas cuarentenarias no categorizadas en el protocolo con China, el envío será tratado de acuerdo con las disposiciones relevantes de legislación china sobre entrada y salida de animales y plantas.
Operadores
Sobre el asunto en cuestión, el gerente general de la firma granelera Cargill, Eduardo Díaz, consideró que “en un principio resultará en un proceso más lento, (pero) es necesario mayor control en la soja que ingresa a los puertos y se debe estar preparado para limpiar la soja que llega a los acopios con presencia de sorgo de Alepo y demás malezas”.
El sorgo de Alepo es una maleza difundida en áreas agrícolas del litoral oeste y que compite con el cultivo de soja al interferir en el momento de la cosecha, enlenteciendo y contaminando la producción; incluso algunas plantaciones con infestaciones altas de esa gramínea ni siquiera se llegan a cosechar, según un reporte técnico del Instituto de Investigación Agropecuaria.
“Se debe poner mayor control en la contaminación de sorgo de Alepo” que hay en Uruguay, “sobretodo la existente en las banquinas de las rutas, lo cual es una fuente continua de multiplicación de esta maleza”, dijo Díaz.
Respecto a si las garantías de inocuidad pueden generar mejores condiciones de comercialización para las empresas exportadoras, ese ejecutivo señaló que “en el corto plazo es difícil de identificar, pero no cumplir con garantías de inocuidad nos puede dejar fuera de algunos mercados”.
“Los riesgos no están en que China no compre soja de origen uruguay; los riesgos están en realizar ventas y a posteriori, no poder cumplir con el protocolo”, enfatizó.
Mientras, el director de la empresa Agrosud, Fernando Villamil, consideró “preocupante” que el protocolo firmado “es muy exigente y no establece ninguna tolerancia para las plagas cuarentenarias consideradas en el mismo (dos hongos y diez malezas)”.
“Las penalizaciones que establece para la soja que arribe a los puertos chinos y contenga alguna plaga cuarentenaria, son muy duras y el protocolo no prevé ninguna garantía para el exportador sobre los controles que se realizarán en destino (China), lo que queda exclusivamente liberado al criterio de las autoridades sanitarias chinas”, planteó.
Dijo que eso “obliga a implementar una serie de controles previos a los embarques que serían más exigentes y rigurosos que los actuales”. Para eso “las líneas de acción propuestas por el MGAP van en la dirección correcta, pero eso solo atendería una parte del problema”, opinó Villamil.
Señaló que “en la medida en que hay un riesgo en destino, el mismo se traslada al origen en un menor precio o en menos interesados por el origen, lo que también deriva en un menor precio”.
Actualmente, “si una empresa dedicada al trading de granos quiere comprar soja en la región para vender a China tiene menos riesgos o más garantías si el origen es argentino o brasileño”, comparó.